Adviento: tu primer regalo
A veces, la temporada navideña parece ir en cámara rápida. Entre cenas, compromisos y regalos por comprar, el 25 de diciembre llega y se va. ¿Cómo poner ese ritmo en pausa? ¿Cuál es el secreto para entrar en el portal de Belén? No vaya a ser que, con las prisas, te pierdas por el camino.
Adviento: tu regalo de Navidad
Esta Navidad, tenemos un reto para ti. Seguro piensas ya en tu lista de regalos y en la cena navideña; quizá te estás preparando mentalmente para sacar las cajas de adornos y poner el arbolito. Sabemos también que deseas prepararte bien para recibir al Niño Dios. Por eso, nos hemos adelantado. Esperamos que te guste.
«Agradar a Dios». La gratuidad y la libertad del amor, entre los bastidores de lo cotidiano
«Que yo vea con tus ojos, Cristo mío». Así rezaba san Josemaría y así querríamos rezar también nosotros, a la vuelta de casi cincuenta años. Sí, nos ilusiona mirar el mundo, nuestra vida, nuestras cosas, con los ojos de Jesús. Con esa mirada todo cobra su verdadero sentido. Este libro recoge algunas de las perspectivas que se abren con esa mirada.
Muy humanos, muy divinos (VIII): La batalla de nuestra formación
En este octavo artículo nos detenemos en algunas actitudes y consejos que nos disponen mejor para ser semilla fértil en nuestro lugar en el mundo.
Pedro al timón, Dios en la barca: unión con el Papa
El testimonio de san Josemaría y de los santos sobre el amor al Papa y la confianza en Dios
Muy humanos, muy divinos (VII): Nuestro trabajo, levadura de Dios
En este séptimo artículo descubriremos algunas virtudes del trabajo que se esconden en una imagen que usó Jesús: la de aquella mujer que hace pan para muchas personas. El desafío es transformar nuestras tareas diarias en amor para quienes nos rodean.
Muy humanos, muy divinos (VI): Hasta ponerlo por obra
Pararse a pensar, escoger el camino, pasar a la acción. Tres momentos esenciales que dan forma a la prudencia, la virtud necesaria para hacer el bien en el único lugar real: aquí y ahora.
Con corazón de Padre V: el carpintero y el Niño
José abre la puerta del taller. El olor a madera –fresco y reconfortante– le da la bienvenida. Al entrar, algunas virutas de aserrín crujen bajo sus pies: ese día pondría más atención al barrer. Bajo la ventana, colocada sobre la repisa, se encuentra una pequeña vasija con flores blancas. José sonríe: María nunca falla.
Muy humanos, muy divinos (V): Para poder ser amigos
Toda amistad genuina supone un esfuerzo tanto por entrar en la vida de los demás como por dejar que tengan espacio en nosotros; en este quinto artículo repasamos algunas virtudes que nos lo facilitan.
Con corazón de Padre IV: el Niño perdido
«¿Cómo? ¿No está contigo?» José adivina la respuesta en los ojos de María. Por un momento, se queda inmóvil, incapaz de asimilar lo que supone la angustia en la mirada de su esposa. Un hombre pasa junto a José y le ofrece una bolsita de higos. Pero el carpintero ni siquiera responde. Su hijo está perdido.









