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Muy humanos, muy divinos (VIII): La batalla de nuestra formación

En este octavo artículo nos detenemos en algunas actitudes y consejos que nos disponen mejor para ser semilla fértil en nuestro lugar en el mundo.

Pedro al timón, Dios en la barca: unión con el Papa

El testimonio de san Josemaría y de los santos sobre el amor al Papa y la confianza en Dios

Muy humanos, muy divinos (VII): Nuestro trabajo, levadura de Dios

En este séptimo artículo descubriremos algunas virtudes del trabajo que se esconden en una imagen que usó Jesús: la de aquella mujer que hace pan para muchas personas. El desafío es transformar nuestras tareas diarias en amor para quienes nos rodean.

Muy humanos, muy divinos (VI): Hasta ponerlo por obra

Pararse a pensar, escoger el camino, pasar a la acción. Tres momentos esenciales que dan forma a la prudencia, la virtud necesaria para hacer el bien en el único lugar real: aquí y ahora.

Con corazón de Padre V: el carpintero y el Niño

José abre la puerta del taller. El olor a madera –fresco y reconfortante– le da la bienvenida. Al entrar, algunas virutas de aserrín crujen bajo sus pies: ese día pondría más atención al barrer. Bajo la ventana, colocada sobre la repisa, se encuentra una pequeña vasija con flores blancas. José sonríe: María nunca falla.

Muy humanos, muy divinos (V): Para poder ser amigos

Toda amistad genuina supone un esfuerzo tanto por entrar en la vida de los demás como por dejar que tengan espacio en nosotros; en este quinto artículo repasamos algunas virtudes que nos lo facilitan.

Con corazón de Padre IV: el Niño perdido

«¿Cómo? ¿No está contigo?» José adivina la respuesta en los ojos de María. Por un momento, se queda inmóvil, incapaz de asimilar lo que supone la angustia en la mirada de su esposa. Un hombre pasa junto a José y le ofrece una bolsita de higos. Pero el carpintero ni siquiera responde. Su hijo está perdido.

Muy humanos, muy divinos (IV): ​Nosotros, el hábitat de las virtudes

Nuestro anhelo de ser mejores se alimenta del clima en el que vivimos y, a la vez, fructifica en las relaciones con los demás.

Muy humanos, muy divinos (III): Buscar los sentimientos de Cristo

En este tercer artículo nos adentramos en el corazón de las virtudes: qué son, cómo orientan nuestra afectividad y por qué nos hacen más libres.

​Los demás son nuestros (II): la corrección fraterna

La corrección fraterna es un fruto de la cercanía con la otra persona y supone mirarla con la amplitud con que lo hace Dios.