Familia mexicana, busca san José

Rocío está casada con Fernando y tienen 4 hijos. Juntos han inculcado a sus hijos la devoción a san José. Su deseo de conseguir un san José para su casa los llevó a realizar esta bonita iniciativa.

Empezó a crecer en mí el deseo de conocer más a san José; el amor que le tengo se fue haciendo cada vez más grande. Queríamos tener un san José de busto en la casa para verlo, hablarle y hacerlo parte de nuestra familia. 

Un domingo en misa de la iglesia de San José del Buen Consejo, no dejaba de ver al san José que está arriba del altar. Al final, en los avisos, anunciaron que el 8 de diciembre del 2020 el Papa Francisco promulgaría el año de san José. 

Esto me causó una gran impresión, pues justamente durante esa misa me había sentido profundamente atraída hacia él, quería aprender de él cómo vivir la misa.
Foto de San José de la Iglesia de San José del Buen Consejo.

Fernando y yo buscamos en internet varios san José de bulto, pero no nos terminaban de gustar. Fer preguntó en el chat de su familia si sabían de algún san José más o menos de 30 cm, porque me lo quería regalar de sorpresa. Una tía le mandó foto de uno que tenía, otro primo le ofreció ir con él al centro para buscar uno. Claudia, una prima suya, le habló por teléfono desde un anticuario en Puebla y le dijo que acababa de encontrar “al san José”.

Resulta que, en el centro de Puebla, Claudia vio pasar a una señora con un san Miguel Arcángel y en ese momento se acordó que estábamos buscando un san José por lo que se dio a la tarea de preguntar en todas las tiendas. Hasta que, en una tienda, que no se podía pasar por la cantidad de antigüedades, le hizo la misma pregunta al señor que atendía y sorprendido le dijo que sí, que lo acompañara, así que fue detrás de él recorriendo la tienda.  El Señor bajó de la parte de arriba una figura de san José, igual a la que buscábamos. Le mandó foto a Fernando e inmediatamente dijo que sí la comprara. 

Cuando Claudia le dijo al señor que sí se lo llevaría, con suma tristeza en los ojos, le contó que era una pieza muy especial para él y que de hecho la tenía en su recámara, pero que para él era muy claro que venían justo por su san José. 
Foto de san José en el anticuario

Recuerdo ese 8 de diciembre del 2020, día de la Inmaculada Concepción, ese mismo día el Papa Francisco inauguró el año dedicado a san José y ese mismo día elegí libremente ser supernumeraria del Opus Dei y también ese día Fernando recogió a san José en casa de su tía, pues lo estaban restaurando.

Foto san José en la casa ya restaurado

Al día siguiente Fernando me dio de sorpresa a san José. El que me lo diera el 9 de diciembre me hizo pensar que san José sigue enseñándonos a ser humildes, pues habiendo llegado a nuestra casa el 8 de diciembre, no quiso opacar a la Virgen en el día de la Inmaculada Concepción y se hizo visible un día después.

Hicimos nuestra lista de intenciones, las escribimos y las pusimos en una hoja debajo de él. Elegimos la oración que rezamos para encomendar todo.

Oración.

Oh, San José, cuya protección es tan grande, tan fuerte y tan inmediata ante el trono de Dios, a ti confío todas mis intenciones y deseos.

Ayúdame, San José, con tu poderosa intercesión ante tu Hijo adoptivo, Jesucristo Nuestro Señor, a obtener todas las bendiciones espirituales y materiales que necesito, de modo que al confiarme aquí en la tierra a tu poder celestial, te tribute mi agradecimiento y homenaje.

Oh, San José, yo nunca me canso de contemplarte con Jesús adormecido en tus brazos, no me atrevo a acercarme cuando Él descansa junto a tu corazón, abrázalo en mi nombre, besa por mí su delicado rostro y pídele que me devuelva ese beso cuando exhale mi último suspiro.

¡San José, patrono de las almas que parten, ruega por mí!

Amén

Dos años después, Fernando me hizo notar que algunas intenciones difíciles que le habíamos encomendado a san José se habían solucionado o mejorado mucho.

Una de las intenciones que le encomendamos, fue el cambio de casa, pues con la familia creciendo, necesitábamos más espacio y teníamos mucha ilusión de un lugar donde recibir a nuestra familia y amigos, y en el departamento no cabíamos bien. Después de 3 años de buscar, encontramos la casa ideal y todo se acomodó para que nos mudáramos en vísperas de la fiesta de san José.

Platicando Fernando y yo, decidimos hacer algo para agradecer a nuestro intercesor los favores concedidos y su presencia en nuestro hogar. Una monja, amiga de la familia, nos aconsejó ofrecer una misa de acción de gracias y hacer una estampa de nuestro san José con la oración que le rezamos, para propagar su devoción. 

La misa la mandamos hacer el 19 de marzo, fuimos toda la familia  y al final repartimos las estampitas que hicimos. Estamos muy agradecidos con san José y seguros que teniéndolo cerca aprenderemos de él a tratar con amor y naturalidad a Jesús y a María. 

“Eso nos enseña la vida de san José: sencilla, normal y ordinaria, hecha de años de trabajo siempre igual, de días humanamente monótonos, que se suceden los unos a los otros. Lo he pensado muchas veces, al meditar sobre la figura de san José, y ésta es una de las razones que hace que sienta por él una devoción especial”.1


[1] San Josemaría, Es Cristo que pasa, n.44