Adviento: tu tercer regalo

Nos encontramos ya muy cerca del final del camino. El Niño Dios está por llegar. Durante estas semanas de preparación, hemos puesto los medios para recibirlo de la mejor manera. Y mientras caminamos hacia Belén, podemos tratar más a san José.

Quizá por estos días, cada vez tienes más pendientes: cenas, posadas, regalos, festivales… San José también tendría muchas cosas en la cabeza: ¿dónde se quedarían al llegar a Belén? ¿Encontrarían ayuda? ¿Dónde nacería el Niño?

Aprovecha esta tercera semana de Adviento para aprender de la actitud del carpintero de Nazaret ante las dificultades y preocupaciones. «Quiero que estés siempre contento, porque la alegría es parte integrante de tu camino. —Pide esa misma alegría sobrenatural para todos». [1] Alegría que se desprende de saberse hijo de Dios; alegría que se contagia y que anima a los demás a seguir andando, a pesar del cansancio.

Frío. Pobreza. Un burrito por compañía. No es difícil imaginar las preocupaciones que pasarían por el corazón de San José. Y, sin embargo, al contemplar al joven matrimonio nazareno en esos días antes de la primera Navidad, podemos aprender mucho de la virtud de la alegría. «Si salen las cosas bien, alegrémonos, bendiciendo a Dios que pone el incremento. —¿Salen mal? —Alegrémonos, bendiciendo a Dios que nos hace participar de su dulce Cruz».[2]

De la mano de la Sagrada Familia, tú también aprenderás el secreto de la verdadera alegría. Y mientras recorres el camino hacia Belén, te encontrarás con la sonrisa de María.


Algunas ideas para vivir el reto de esta semana:

  1. Sonríe, aun cuando no tengas tantas ganas. Piensa que tu esfuerzo facilitará la lucha de todos los demás, gracias a la comunión de los santos.
  2. Intenta reírte más de ti mismo; muchos de nuestros problemas se desprenden de que nos tomamos demasiado en serio.
  3. Piensa cómo puedes hacer pasar a los demás un buen rato… Y verás que eso te ayudará a estar alegre.
  4. Piensa: tu alegría es uno de los mejores regalos que le puedes hacer al Niño Dios esta Navidad.
  5. Imagina la sonrisa de san José y de María, y pídeles ayuda.

[1] San Josemaría Escrivá, Camino, punto 665

[2] ibid. Punto 658