
En Singular: el Opus Dei en historias personales
No hay dos personas iguales. Tampoco existen dos vidas idénticas. El Opus Dei es cada persona que encarna este carisma, repite con frecuencia el Prelado. “En Singular” es un mosaico variado de rostros de los cinco continentes que cuentan su vida a partir de su encuentro con la Obra.

«Volví a sentirme amada por Dios»
Un traslado familiar inesperado y una adolescencia compleja hicieron que Claudia cayese en el alcoholismo para huir de la soledad. No se sintió curada del todo hasta que volvió a encontrar a Dios en su vida.

Lidwine: Dios y la maternidad
Lidwine comparte cómo vive su vocación como supernumeraria en el día a día: en la maternidad, como esposa y en la certeza de estar en el lugar donde Dios la quiere. Los medios de formación del Opus Dei le ayudan a renovar su amistad con Dios y ver las cosas con los ojos de Dios.

«Intento capturar momentos en los que el hombre toca lo trascendente»
Entrevista a Jumpei, natural de Nagasaki y sobreviviente de tercera generación de la bomba atómica, quien nos habla de su más reciente película, “Nagasaki: En la sombra del destello”. En el marco del 80.º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial, la cinta se proyectará el 31 de octubre en la Biblioteca de la Filmoteca Vaticana.

Anye: 50 años haciendo hogar
Anye celebra 50 años como numeraria auxiliar del Opus Dei. Desde sus primeros años en Madrid hasta su vida actual en Valencia, su testimonio refleja el espíritu de familia que san Josemaría soñó para la Obra: una vida ordinaria llena de amor, servicio y presencia que ilumina a los demás.

Teia: «Conectar con la naturaleza es una necesidad para todos»
Entre campos, frutos, maquinaria pesada y agricultores transcurre la vida y el trabajo profesional de Teia, una agregada del Opus Dei que encuentra a Dios en medio de esta labor y que afronta el futuro de los trabajadores de la tierra con optimismo a pesar de los retos que encaran.

El acompañamiento en una maternidad joven
Ante la noticia inesperada de un embarazo, una joven pareja se enfrentó a preguntas difíciles y a la incertidumbre del futuro. Gracias al consejo de una amiga, conocieron la Fundación AFAC —iniciativa promovida por el beato Álvaro del Portillo— y encontraron un apoyo decisivo en el camino hacia en nacimiento de su hija.

«Yo hacía todo por cumplir, por quedar bien, me sentía obligada»
La lejanía del corazón no siempre tiene que ver con la distancia física. Rosa era una cristiana practicante y no es que tuviera la vida rota, ni que fuera una persona triste, ni que necesitara que Dios le quitara una piedra del zapato. Pero hacía todo lo referente a la religión por cumplir, por quedar bien y por si al Dios de las alturas le daba por castigarla...

El milagro estaba en sus manos
Manuel llevaba muchos años siendo un ateo convencido cuando una noticia amenazó con desequilibrar su racionalidad perfecta: La “milagrosa” curación de las manos de su padre abría las puertas para la canonización del fundador del Opus Dei. En ese momento comenzó su peor pesadilla: los mensajes de “habéis salido en el periódico”, “en las noticias”, los titulares de “el médico que le dio la santidad a Escrivá de Balaguer”… Y un billete a Roma que, por supuesto, se negó a aceptar.

«Dejé de rezar porque no se cumplía nada de lo que pedía»
La adolescencia es un momento crítico para la fe de una persona y, en el caso de María, fue el principio de un “hasta luego” que le duró hasta los 47 años. A esa edad todo le iba de maravilla. ¿Todo? Por dentro se sentía totalmente vacía, insatisfecha... Y un día, sin más motivo, le “apeteció” ir a Misa.

«Mi vida se iba por el desagüe y me agarré a aquel papel como a un clavo ardiendo»
A los 50 años, después de 28 trabajando como directivo de una gran empresa, José tuvo una fuerte crisis. ¿Profesional? ¿Personal? ¿Existencial? Tenía una buena familia, un buen trabajo, estaba reconocido y ganaba dinero. Pero él, que había estudiado la carrera de Bellas Artes con la ilusión de ser pintor, se sintió de repente con media vida ya pasada y sin apenas haber comenzado a vivirla. Entonces, tomó una decisión radical que cambiaría su existencia.

«Tengo todos los pecados. Menos matar. Ponme uno de cada»
Cuando su padre le decía: “Tú estás buscando algo, te digo que acabarás yendo a Misa todos los días”, África se reía. “Sí, hombre, ¡no voy nunca y ahora voy a ir todos los días!”. A veces intentaba acercarse a la Iglesia, pero le parecía imposible: no entendía las palabras del sacerdote, todo le parecía repetitivo… y además tampoco lo necesitaba. Estaba totalmente en off.

«Me refugié en las drogas sin saber que iba a refugiarme en el infierno»
La vida de Ángel es la más dura de todos los hijos de Ítaca. Nació en el madrileño barrio del Puente de Vallecas, en el que ha vivido siempre. Un lugar humilde donde las drogas camparon a sus anchas en los años 80, llevándose por delante las ilusiones de cientos de familias. Entre otras, la suya. Ni la fe que le transmitieron sus padres, ni el trabajo, ni su matrimonio fueron suficientes para superar la tentación. Al final, la muerte de su madre acabó por empujarle directamente hacia el abismo.
- Trabajos ordinarios y cómo santificarlos (VI): asistente escolar
- Trabajos ordinarios y cómo santificarlos (V): Satélites
- Trabajo ordinario y cómo santificarlo (IV): Biblioteca de arte
- Trabajo ordinario y cómo santificarlo (III): Cortinas
- Trabajo ordinario y cómo santificarlo (II): Sombreros
- Trabajo ordinario y cómo santificarlo (I): Vendedor de quesos

Reportajes multimedia en la página web del Opus Dei
‘Luchadores: en la pista y en la vida‘ es un reportaje sobre el espíritu deportivo en la vida cristiana, ‘Puentes’ unos podcast con historias de constructores de puentes entre todas las personas. ‘Invited’: tienes un sitio reservado, reflexiona sobre la vocación; En “Jobs” descubres la motivación en tu profesión con San Josemaría; En “Regreso a Ítaca” seis personas cuentan cómo volvieron a la Iglesia católica después de muchos años; “Reset” relata historias muy personales sobre la Confesión.

La pizarra vacía
Tres días antes del lanzamiento de Reset fallecía en Madrid Carlos García-Hoz. Tenía 45 años, mujer y una hija aún pequeña. Era director de una agencia de publicidad. Un tipo creativo, carismático, entrañable, deportista, muy querido por amigos y compañeros. Alguien ahí Arriba consideró que ya se había reiniciado suficientes veces y que su sistema operativo estaba preparado para dar el salto a una nueva dimensión.

Paradero desconocido
Las turbulencias propias de la edad dejaron a Saieda –una chica de raíces egipcias– en paradero desconocido. Tenía 18 años, deseos de encontrarse a sí misma y de quitarse el exceso de equipaje para poder volar más alto y rápido, pero no sabía cómo.

Una historia de 'Betadines' y de casas patas arriba
¿Cómo se ve la Confesión desde el otro lado?, ¿qué piensan los curas de los penitentes?, ¿los sacerdotes también pecan?, ¿se confiesan de sus faltas? Las preguntas que siempre quisiste hacer tienen respuesta en Reset.

Poner a punto el motor
Pepe se coloca el casco, arranca la moto y se dirige, como todos los días, a su trabajo de informático en una entidad bancaria. Circula por la vía de servicio y de pronto una cruz llama su atención...

«Reset: historias de perdón»
¿Cómo cambia la vida la confesión? ¿Se puede recomenzar?

Una amiga en la enfermedad
En el décimo aniversario del fallecimiento de Lilly, supernumeraria del Opus Dei, una de sus amigas cuenta cómo influyó esa amistad en su vida.

«Donde nadie se queda solo»
Soy dentista, y por prescripción médica empecé a practicar ciclismo. Practicando ese deporte, encontré un espacio donde conozco a mucha gente: nos cuidamos, entrenamos y vamos cumpliendo metas. Es como en la vida: a veces una está cansada, todo se le hace cuesta arriba... y necesita de los demás.

«¿Rendirse? Jamás. Dios saca siempre algo bueno»
Antonio trabajaba vendiendo ropa, pero el negocio quebró. Probó con la venta de autos de colección y tampoco le fue bien. Se lanzó con la agricultura, pero una plaga les hizo perder una cosecha. En 2017 el Huracán María arrasó con todo. A los diez días no tenía absolutamente nada: ni agua, ni luz, ni alimento para sus hijos. Aprendió de san Josemaría a confiar en Dios y seguir hacia adelante.

«Soy feliz porque yo me lo pagué»
Carlos y Marita le han dado a sus hijos todo lo que necesitan, aunque no necesariamente todo lo que piden. Con pedagogía paterna y materna han hecho que estos sean los protagonistas de su propia felicidad enseñándoles a cubrir sus gastos, a ser ahorradores, a no dejarse llevar por las marcas en boga, etc. Ir contracorriente ha rendido frutos: sus hijos valoran las cosas que usan y más aún la familia que tienen.

Marian: Salir de la propia burbuja
Marian vivía en una “burbuja”. Tenía todo lo que necesitaba: familia, colegio, amigos. Al tener que hacer servicio comunitario como requisito en su colegio, empezó a darse cuenta de las necesidades que pasan muchas personas. La idea de san Josemaría de que “de 100 almas nos interesan las 100”, la anima a seguir trabajando para servir a los demás.

Aprender a perdonar de la mano de Dios
Patricia recibió el impacto de una bala que iba dirigida a otra persona. Unas horas más tarde, agotados todos los medios de la medicina y después de recibir los últimos sacramentos, falleció. En este relato de fe, dolor y perdón este matrimonio enseña que el mal nunca tiene la última palabra: “El Señor me había dado la fuerza para perdonarlo”.

Lilian Kirsten: profesora, madre de familia y conversa al catolicismo.
Lilian, profesora de Matemáticas, se convirtió a los 47 después de descubrir que era hija de Dios. Cambió la rebeldía del Che Guevara por la de San Josemaría, el Fundador del Opus Dei.

«Dios me ha abrazado y me ha dicho: estás aquí, ¿no?»
Ángela tiene 28 años y su encuentro con la fe se produjo en dos fases: desde que decidió bautizarse a los 14 años; y tras conocer el cristianismo al cambiar de colegio, hasta que comprendió que seguir a Cristo conllevaba cambios sustanciales en su vida.

«Entiendo a los agnósticos porque lo era»
Ángel Jiménez Lacave, jefe del servicio de oncología del Hospital Central de Asturias (HUCA), entrevistado por El Comercio (Gijón)

Si Dios me perdona a mí, ¿por qué no voy a perdonar yo?
Jesús era un 'creyente de rutina'. Por un error médico perdió la vista. Con la ayuda de su mujer y de san Josemaría superó el rencor y la amargura y recuperó la fe y la alegría.

«Debajo del camión me encontré con Dios»
Celia es malagueña, tiene 20 años y estudia en la Universidad de Navarra. El pasado 15 de diciembre, iba por el campus camino de la biblioteca para dar un repaso antes de su último examen y volver a casa por Navidad. Eran las 8:32 de la mañana cuando un camión que dio marcha atrás la atropelló. Estuvo a punto de morir. El accidente ha marcado su vida, pero no como una desgracia, sino como un renacer. Lo explica ella misma en este artículo.

Francisco se tatúa la santidad en el alma
De adolescente gamer a estudiante apasionado. Francisco entró en la universidad y su vida dio un vuelco hacia los libros, la filosofía y la mujer de su vida. Al dejar el puesto de alumno y emprender su carrera como catedrático, Dios se metió en su camino.




















































