A continuación te proponemos preguntas y textos para reflexionar que te pueden ayudar a utilizar este video personalmente, en reuniones con tus amigos, en tu escuela o en tu parroquia.
Preguntas para el diálogo
— ¿Puedes describir la situación familiar antes del nacimiento de la primera hija?
— ¿Cuáles fueron los razonamientos detrás de la decisión de Sole de quedarse en casa en vez de seguir trabajando fuera del hogar? ¿Cuál fue la actitud de Juampi?
— ¿Cómo describen los protagonistas el día a día de una familia numerosa? ¿Qué valor ven los protagonistas en tener varios hijos?
— ¿A qué conclusión llega Juampi respecto a qué es lo más importante para cuidar bien a los hijos?
— ¿Qué es "lo que no podemos perdernos"?
Propuestas de acción
— Reflexionar sobre nuestro proyecto familiar.
1) ¿Qué consideramos valioso y qué superflu0?
2) ¿En qué invertimos el tiempo?
3) ¿Qué objetivos tenemos como padres para todos y cada uno de nuestros hijos?
— Planificar momentos para compartir en familia:
1) Poner intención de disfrutar "lo cotidiano" y descubrir modos sencillos y asequibles para divertirse juntos.
2) Buscar oportunidades paramultiplicar las ocasiones de festejar en familia: celebrar aniversarios, santos, pequeños y grandes logros…
— Dedicar tiempo para hablar con cada hijo.
Meditar con la Sagrada Escritura
— Así pues yo les digo: pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá; porque todo el que pide recibe; y el que busca encuentra; y al que llama se le abrirá… (Lucas 11, 5-8).
— Y fueron presurosos y encontrarona María y a José y al Niño reclinado en el pesebre… (Lucas 2, 1-20).
— Hijos: obedeced a vuestros padres en el Señor, porque esto es lo justo. Honra a tu padre y a tu madre. Este es el primer mandamiento con promesa: para que te vaya bien y vivas largo tiempo en la tierra. Padres: no irritéis a vuestros hijos; antes bien, educadles en la doctrina y enseñanzas del Señor (Efesios 6,1-4).
Meditar con el Papa Francisco
— El amor que no crece comienza a correr riesgos, y sólo podemos crecer respondiendo a la gracia divina con más actos de amor, con actos de cariño más frecuentes, más intensos, más generosos, más alegres (Amoris Laetitia, 134).
— El amor necesita tiempo disponible y gratuito, que coloque otras cosas en segundo lugar. Hace falta tiempo para dialogar, para abrazarse sin prisa, para compartir proyectos, para escucharse, para mirarse, para valorarse, para fortalecer la relación… Los agentes pastorales y los grupos matrimoniales deberían ayudar a los matrimonios jóvenes o frágiles a aprender a encontrar esos momentos, a detenerse el uno frente al otro, e incluso a compartir momentos de silencio que los obliguen a experimentar la presencia del cónyuge (Amoris Laetitia, 224).
— A los matrimonios jóvenes también hay que estimularlos a crear una rutina propia, que brinda una sana sensación de estabilidad y de seguridad, y que se construye con una serie de rituales cotidianos compartidos. Es bueno darse siempre un beso por la mañana, bendecirse todas las noches, esperar al otro y recibirlo cuando llega, tener alguna salida juntos, compartir tareas domésticas. Pero al mismo tiempo es bueno cortar la rutina con la fiesta, no perder la capacidad de celebrar en familia, de alegrarse y de festejar las experiencias lindas (Amoris Laetitia, 226).
— Los hijos son la alegría de la familia y de la sociedad. No son un problema de biología reproductiva, ni uno de los tantos modos de realizarse. Y mucho menos son una posesión de los padres… No. Los hijos son un don, son un regalo (Audiencia, 11 febrero 2015).
Meditar con san Josemaría
— No has visto en qué “pequeñeces” está el amor humano? Pues también en “pequeñeces” está el Amor Divino (Camino,824).
— Me conmueve que el Apóstol califique al matrimonio cristiano de ¨sacramentum magnun¨- sacramento grande. También de aquí deduzco que la labor de los padres de familia es importantísima.–Participáis del poder de Dios, y por eso el amor humano es santo, noble y bueno: una alegría del corazón, a la que el Señor – en su providencia amorosa- quiere que otros libremente renunciemos.– Cada hijo que os concede Dios es una gran bendición divina: ¡no tengáis miedo a los hijos! (Forja,691).
— Ten una devoción intensa a Nuestra Madre. Ella sabe corresponder finamente a los obsequios que le hagamos.Además, si rezas todos los días, con espíritu de fe y de amor, el Santo Rosario, la Señora se encargará de llevarte muy lejos por el camino de su Hijo (Surco, 846).
— Si tuviera que dar un consejo a los padres, les daría sobre todo éste: que vuestros hijos vean –lo ven todo desde niños, y lo juzgan: no os hagáis ilusiones- que procuráis vivir de acuerdo con vuestra fe, que Dios no está solo en vuestros labios, que está en vuestras obras; que os esforzáis por ser sinceros y leales, que os queréis y que los queréis de veras (Homilía “El Matrimonio, vocación cristiana” enEs Cristo que pasa,28).
Textos y enlaces para seguir reflexionando
— El bien de los hijos: la paternidad responsable (I)
— El bien de los hijos: la paternidad responsable (II)