Robin Moty es norteamericana y vive en Vigo desde hace unos años. Junto a Lara y Ségolène es la emprendedora de una iniciativa para que los niños aprendan a adorar a Jesús en la Eucaristía.
En su ilusión por enseñar a sus hijos a vivir la fe de manera atractiva, Robin conoció el proyecto “Teaching families to live catholic all year” (Enseñar a las familias a vivir católicamente todo el año), de una influencer católica, Kendra Tierney.
Junto a Lara y Chapel, amigas y emprendedoras de la iniciativa para que los niños aprendan a adorar a Jesús en la Eucaristía, se animaron a poner en práctica uno de las actividades de Kendra Tierney: Saint costumes for kids (Disfraces de santos para niños), e invitaron a los niños a participar en la adoración disfrazados de su santo o santa favorita.
La influencer norteamericana relata en un libro y en vídeos cómo enseña a sus hijos la fe de una manera que sea verdadera, atractiva y que dure toda la vida. Y propone consejos sobre maneras de presentar en familia el calendario litúrgico todo el año, preparando por ejemplo la comida típica del país de cada santo. Por ejemplo, les habla de Santo Tomás de Aquino cocinando ese día espaguetis italianos; o el día de San Francisco de Asís, donando abrigos a quien más los necesita.
Maravillada Robin por todas las posibilidades que se le abrían, “se lo planteé a Ségolène y Lara y nos lanzamos a intentar hacerlo”. Los niños llegaron e hicieron su oración durante unos minutos, también con los adultos: sus familias, padres, abuelos y hermanos.
Familias que quieren educar cristianamente a sus hijos
“Ha sido muy bonito estar con gente de todas las parroquias. A veces estamos solo con gente del colegio de tus hijos y el compartir con otras familias que también están luchando para transmitir la fe de una manera apetecible a sus hijos es muy gratificante. Los niños se disfrazan, y para ello llevamos de sobra por si algún niño no trae el suyo y quiere elegir. Después hay una buena merienda que aporta cada una de las familias y compartimos, hay múltiples juegos con los que los niños lo pasan estupendamente”., cuenta una de ellas.
“Todo esto hace más fácil transmitir la fe a mis hijos de 4, 6 y 9 años, están a tope con los santos durante varios días. Solamente con este motivo ya estamos hablando de santos en casa y se acercan más a ellos”, cuenta Robin.
Lara comenta que los disfraces han sido muy variados: Santa Teresa de Liseaux, Santa Ines, Santa Juana de Arco, san Josemaría Escrivá, Santa Josefina Bakhita, San Francisco de Asís, San Martín, Santa Narcisa, Santiago Apóstol, santa Jacinta, un ángel, los pastorcitos de Fátima, varias princesas santas, Santa Zita de Borbón, Santa Clara de Asís, San Juan XXIII que tuvo una temporada en la que fue militar, santa Juana de Altamira…, y así hasta más de 50.
Explica también cómo prepararon una sala con globos, dibujos de santos, muchas chuches y varios talleres: en uno de ellos los niños podían hacer su propio rosario con variedades de bolsas de colores, pulseras o medallas con la Virgen Milagrosa o para colorear la estampa de algún santo. Nada que envidiar a la influencer...
Todos los Santos, una fiesta alegre
“Hemos querido - añade Ségolène- que nuestros hijos también tuvieran una fiesta en esta época, que se lo pasaran muy bien, pero no con el ambiente de muerte, sino con un ambiente de santidad. En los juegos teníamos un truco-trato, versión quiero ser santo, colorea tu estampa, taller de rosario y juegos: como el de las sillas musicales de Santa Cecilia, estación Perro de San Roque o la Estacion San Antonio. Las chuches también eran temáticas: lenguas del espíritu santo, ladrillos de la Iglesia, nubes de cielo…”.
Ségolène cuenta que ella celebró esta fiesta por primera vez en el año 2000, con el nombre de Hollywins —juego de palabras inglesas que significa «La santidad vence»—, para redescubrir la fiesta de Todos los Santos y contrarrestar así el efecto al actual culto pagano de la muerte, el Halloween, especialmente extendido en Estados Unidos.
“En San Juan Pablo II, de Navia (Vigo) es el segundo año que lo hacemos -dice Ségolène- y han asistido más de 50 niños y sus familias, han venido de parroquias distintas y de edades muy diferentes, desde bebés hasta adolescentes, estos últimos nos han ayudado a organizar los juegos y a atender los distintos puestos”.
“Para los niños -dice una de las madres- el ejemplo de los santos debe perdurar de generación en generación, son sus héroes en el tiempo, un modelo y un ejemplo a seguir, y no deberían sustituirse por los héroes de los cuentos, los cantantes o deportistas de fama, que en realidad son perecederos, y es que para los que aún peregrinamos en la tierra, la vida y el ejemplo de los santos es una ayuda para alcanzar el cielo, esa meta a la que todo cristiano estamos llamados”.