Fueron caminos muy distintos los que llevaron a los protagonistas de estas historias a tomar una decisión que cambió sus vidas: confirmarse. Durante el año 2022, seis colaboradores de la Clínica Universidad de los Andes se prepararon para recibir este sacramento, creciendo no sólo en sus conocimientos sobre la fe y las enseñanzas de la Iglesia, sino también en amistad y confianza con quienes los acompañaron en esos meses. A través de la acogida que recibieron, y que por cierto agradecen, sintieron esa pertenencia a la gran familia cristiana, que es nuestra Iglesia.
Conoce las seis historias:

“La confirmación me permite convalidar mis creencias respecto a la presencia de Dios en mi vida”. María Jesús Slater, kinesióloga, sufrió dos accidentes automovilísticos que cambiaron su vida para siempre. Mientras se recuperaba, tomó la decisión de confirmarse para reafirmar sus creencias y solidificar su relación con Dios.

“Surgió un proceso de acercarme a Él y la fe me sostuvo”. “Cuando decidí abandonarme en Dios, vi su mano en mi vida y mi cruz se tornó más ligera”, dice Ayleen Henríquez, enfermera de la clínica de la Universidad de los Andes.

“Con Dios al lado ya no te sientes perdida”. Camila Osorio, coordinadora de admisión y cuentas de la Clínica de la Universidad de los Andes, dice que desde que tomó la decisión de confirmarse siente una tranquilidad que no la abandona.

“Confirmarme es una reafirmación de Dios en mi vida”. Los aprendizajes que Michelle Parejo, enfermera, recibió durante los meses de preparación para recibir el sacramento de la Confirmación los quiso traspasar a su familia, momentos en los que aprovecharon para rezar juntos.

“Con la Confirmación ratifico de la mejor forma los valores cristianos que me identifican”. Claudio Barraza, médico, veía señales para vivir más cerca de Dios. Pero le faltaba dar el paso para confirmar su fe y sus creencias. Hasta que se decidió con la ayuda y preparación de un colega de la clínica en la que trabaja.

“Había dejado de ir a la Iglesia y realmente me hacía falta, era una parte que necesitaba llenar”. Para Helianes Segovia, recepcionista de la Clínica de la Universidad de los Andes, la preparación para el sacramento de la Confirmación le ha dado la fuerza necesaria para enfrentar su enfermedad.
Trabajo, amistad y fe
Quienes narran sus historias cuentan que cuando llegaron a trabajar a la clínica, les llamó la atención el ambiente grato que había; la preocupación genuina por los funcionarios y su bienestar, más allá de su rendimiento; la dedicación y cariño que se destina en cada trabajo y las ganas de hacerlo mejor; la calidez y el trato humano con que se atiende a los pacientes, entre otros aspectos. Sobre todo, el sentirse muy necesarios y no como un número más.
Además, la posibilidad de poder preparar el sacramento en el mismo lugar de trabajo fue un aliciente para dar el paso. Quienes los acompañaron en este tiempo fueron cruciales, ayudándoles no sólo en su formación, sino también en lo personal, recibiendo consejos que resultaron claves en la etapa que estaban viviendo. Para muchos, estas personas fueron un ejemplo de dedicación y servicio, y un referente de vida por la coherencia entre sus creencias y forma de actuar.
Poco a poco, los confirmandos han ido viendo cambios en sus vidas. Todo empezó con un "¡Aquí estoy, Señor!”.
