“Confirmarme es una reafirmación de Dios en mi vida”

Los aprendizajes que Michelle Parejo, enfermera, recibió durante los meses de preparación para recibir el sacramento de la Confirmación los quiso traspasar a su familia, momentos en los que aprovecharon de rezar juntos.

Michelle junto a su familia. Cuando le contó a su marido que se iba a confirmar, él inmediatamente le preguntó si podía ser su padrino, a lo que ella accedió.

Michelle Parejo, 40 años, enfermera y quien está a cargo de la oficina de agendamiento de pabellones de la Clínica de la Universidad de los Andes, es católica y está casada. Aunque había intentado prepararse para recibir el sacramento de la Confirmación, por distintas razones sus deseos habían quedado a medio camino. Hasta que llegó a trabajar a la clínica, hace un año, y se encontró con “un angelito”, cuenta Michelle. Se refiere a Gloria Sepúlveda con quien trabaja en el equipo de enfermería. “Me contaba de su vida como numeraria del Opus Dei y, de a poco, me iba enseñando cosas que son importantes. No del trabajo, sino actitudes para enfrentar situaciones que se me hacían difíciles. Siempre me daba un buen consejo”, cuenta. Lentamente, como dice, “empecé a enganchar”.

A la derecha, Michelle Parejo quien es enfermera, junto a Gloria Sepúlveda, compañera de trabajo. Ella le dice “su angelito” porque fue fundamental en su proceso de preparación para la Confirmación.

Un día, conversando de religión, le dijo a Gloria que no había hecho la confirmación y que sentía que era el sacramento que le faltaba. Gloria la ayudó a contactarse con la capellanía de la clínica y empezó entonces un tiempo de preparación junto a su amiga Ayleen Henríquez, que también es parte del mismo equipo de trabajo (ver historia).

Para Michelle “fue súper lindo hacer esto con Ayleen, pues nos motivábamos mutuamente, hacíamos resúmenes o leíamos antes de las clases, y si una no había leído el material, la otra le explicaba”, cuenta. La preparación para recibir el sacramento de la Confirmación la ayudó a conocer más sobre su fe porque, aunque tenía formación cristiana, asegura que con las clases aprendió mucho. “Nos preparó la Gabi (Gabriela Cuevas) y ella nos iba actualizando, porque hay cosas que las tengo como fijas en el disco duro. Ella es muy profesora, siempre tiene resúmenes y vamos poniendo la historia en contexto con la realidad. Ha sido muy entretenido”, cuenta.

Michelle y Ayleen Henríquez, confirmandas, junto a Gloria Sepúlveda: las tres compañeras de trabajo del equipo de enfermería y amigas.

Cuando Michelle le contó a su marido que se iba a confirmar, su reacción le sorprendió: “Me preguntó altiro si podía ser mi padrino de confirmación y yo, como lo vi tan ilusionado, accedí”, cuenta. Si bien al principio había pensado en su abuelita para que fuera su madrina, por ser quien la acercó a la religión, no pudo negarse. “Él tiene una relación muy cercana con su propio padrino, y supongo que quería tener eso mismo conmigo”, dice. Michelle ha querido ir traspasando a su familia los aprendizajes recibidos, momentos en que aprovechan de rezar juntos. Aquello ha sido muy bueno, sobre todo el último tiempo más cercano al día de su confirmación. “Hemos estado acontecidos como familia. Hace poco murió mi abuelito y también tengo un tío muy enfermo”, cuenta.

Michelle junto a su familia.

Para Michelle, los nuevos conocimientos adquiridos y este enriquecimiento espiritual le han dado un gran sentido: “Es una reafirmación de Dios en mi vida, una ocasión de confirmar mi fe”.

Para ella, hacer partícipe a su familia de este camino espiritual fue muy importante y destaca el hecho de que sus hijos estuvieron muy presentes, tanto en la preparación como el día en que se confirmó. “Eso me gustó mucho. Además, la ceremonia estuvo muy linda y emocionante”, cuenta.

Michelle el día de su confirmación, acompañada de su esposo, quien es su padrino.

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