Vivir para los demás 24 x 7

Recién ordenado sacerdote, el P. Tadeo López, regiomontano, habla de su familia y juventud, al tiempo que explica qué espera de sí mismo en esta nueva etapa de su entrega.

Háblanos un poco de tu familia y de tu lugar de origen

Nací en Monterrey en 1980. Soy del poniente, en concreto de Colinas, una colonia relativamente joven. Mi papá es ingeniero y mi mamá maestra. Tengo una hermana mayor, Margarita, que también es maestra. A lo mejor por eso siempre recuerdo la casa de mis papás llena de decorados y manualidades para niños. Todo el tiempo viví en Monterrey, hasta el 2008 que me vine a Roma a estudiar.

¿Qué aficiones tienes y qué te gusta hacer en tu tiempo libre?

Principalmente la música: me gusta mucho tocar en grupo y usar distintos instrumentos porque cada uno tiene su forma de expresión, aunque reproduzcan lo mismo. Después la literatura; me gustan mucho las historias, no solo para entretener, sino por la gran capacidad que tienen de transmitir ideas y experiencias.

¿Cómo conociste el Opus Dei?

Fue bastante providencial, como siempre. En mi familia no conocíamos el Opus Dei. Primero mi hermana mayor empezó a frecuentar un club juvenil en la prepa, por una amiga suya, pero nada más. Yo solo recuerdo que empecé a ver que mi hermana rezaba el rosario. Después, un amigo me invitó a un curso de formación en nuestro último año de prepa. La primera vez no fui, porque me dio flojera, pero, viendo que mis amigos contaban cosas interesantes, fui al siguiente. Aunque no "enganché" del todo a la primera, desde el inicio me di cuenta que era una cosa buena, pero sobre todo que era algo serio y bien hecho.

¿A qué te dedicabas antes del sacerdocio?

Siempre tuve inclinación por la ingeniería y la computación. Mi papá es ingeniero, y de niño me compraba cosas para armar y aprender electrónica, me gustaba mucho la revista "Mecánica Popular". Así que cuando entré a la universidad primero empecé a estudiar ingeniería en electrónica y comunicación. Pero, como siempre, uno propone y Dios dispone. Durante el primer año me metí, por casualidad, a trabajar algunas horas en el periódico de la universidad, entre otras cosas porque me gustaba eso de poder entrar gratis a todos los eventos. Y ahí me di cuenta que mi verdadera pasión era el periodismo. Al siguiente año me cambié de carrera, ante el asombro de mis papás y de mis amigos, y fue providencial, porque gracias a eso descubrí, unos años más tarde, también mi vocación al Opus Dei.

¿Qué papel jugaron tus padres en el descubrimiento de tu vocación?

Mis papás no son del Opus Dei, pero a ellos les debo una gran parte de mi vocación. Creo que de su ejemplo aprendí muchas virtudes, a lo mejor sin que se dieran cuenta, porque pienso que me educaron con bastante libertad, aunque nunca dejaron de decirme las cosas. Me acuerdo, por ejemplo, de cómo mi papá ayudaba a otras personas económicamente. Una vez le pregunté a mi mamá por qué papá hacía esto y me quedó muy grabada la idea de la respuesta: si Dios nos había dado la posibilidad de ayudar, había que ser generoso, sin juzgar a nadie. También me acuerdo de cómo mi papá, a pesar de tener un puesto más o menos importante en la empresa que trabajaba, nunca dejó de tratar a todos: a los vigilantes, a quienes llevaba tacos los domingos o sábados, a los obreros con los que seguía jugando beisbol, etc. Siempre apreciaban mucho a mi papá por eso. De mi mamá lo que más me acuerdo es su sencillez y humildad. Hasta la fecha, todos acuden siempre a ella en busca de consejo porque no deja de decirles la verdad, pero de modo muy delicado. Al final creo que lo que más aprendí de ellos fue a ser generoso, en este caso con Dios: al final, lo mejor es decirle que sí porque siempre sale uno ganando.

¿Qué cualidades debe tener un sacerdote ideal?

Pues las mismas que Jesucristo, que es el único sacerdote ideal. O sea, todas. Pero creo que se pueden destacar al menos tres muy ligadas al "oficio" propio. Una es el gran afán de servicio, porque vivimos para las almas 24x7, como dicen. Luego, mucha humildad, porque es Dios quien hace las cosas, a través de nosotros. Y por último, que ser muy piadoso porque nos dedicamos a rezar y a hacer de "puente" entre Dios y los hombres. Si no rezamos, pues mal asunto, aunque parezca que sería más "eficaz" hacer muchas cosas en lugar de eso. Al final, es Dios quien hace las cosas.

¿Qué esperas de ti como sacerdote?

Espero poder servir a los demás, y ser buen instrumento en las manos de Dios para servir a su Iglesia, por medio del Opus Dei que es el camino que Él ha querido para mí. Pero sé que solo no puedo, por eso, aprovecho y pido a los que vean estas líneas una oración para que Dios me dé la gracia de poder ser fiel a sus designios.