Fue un gran placer para mí y para mi esposa Birgitta poder escuchar al prelado del Opus Dei durante su última visita a Suecia.
Como pastor protestante, trabajé muchos años para llevar el Evangelio a todo el país. Hace cuatro años mi mujer Birgitta y yo fuimos recibidos en la Iglesia católica, lo que supuso un cambio radical en nuestra vida, y una gran alegría y satisfacción.
Está despertando entre muchos la curiosidad por la fe cristiana
Ya antes, nuestro trabajo consistía en enseñar a los laicos a transmitir la fe. Cuando abrazamos el catolicismo, continuamos con esa tarea.
Así que pregunté a monseñor Ocáriz: “¿Cómo podemos concretar nuestra misión como cristianos, como laicos, para ser testigos vivos en el mundo? En un país secularizado y aparentemente indiferente a la religión, está despertando entre muchos la curiosidad por la fe cristiana y la Iglesia católica. ¿Cómo podemos aprovechar esta situación positiva en Suecia y dar un poderoso testimonio del Señor en nuestro trabajo diario?".
“¡Sé un ejemplo!”
El prelado escuchó con atención mi pregunta. Luego, respondió: “¡Sé un ejemplo! Ser un ejemplo en el lugar de trabajo, en el ambiente en el que cada uno se mueve, vale más que mil palabras. La gente ve nuestras vidas. Se dan cuenta de que somos cristianos y comparan nuestros principios con nuestras acciones y actitudes ante la vida. Si esa impresión es positiva, nos abren las puertas de su corazón”.
Mons. Ocáriz explicó que “vivir la propia llamada en la realidad cotidiana, empeñarse -con la ayuda de Dios- para ser un ejemplo, darnos cuenta de las necesidades de los demás… son oportunidades para ablandar los corazones y lograr que Cristo actúe en esas almas”.