Ratzinger: los santos no son «héroes», sino amigos de Dios

Artículo sobre la presentación del libro de Giuseppe Romano "Opus Dei —Il messaggio, le opere, le persone" (editorial "San Paolo"), que tuvo lugar en Roma el 14 de marzo. En el acto participaron el cardenal Joseph Ratzinger, mons. Javier Echevarría y Elio Guerriero, vicedirector de "San Paolo libri".

Cardenal Joseph Ratzinger.

Roma. El mensaje que nos ha dejado el beato Josemaría Escrivá de Balaguer es “de grandísima importancia”. Un mensaje contra corriente, válido para los hombres de hoy y de mañana, “porque invita a la confianza y a la amistad con Dios”.

Ningún texto escrito: sólo «palabras que salen del corazón» dedicó el cardenal Joseph Ratzinger ayer por la tarde en Roma al fundador del Opus Dei. Su intervención, en el Aula magna del Augustinianum, tuvo lugar con ocasión del acto de presentación de Opus Dei —Il messaggio, le opere, le persone, un libro que, a pocos meses de la canonización de Escrivá —que tendrá lugar el próximo 6 de octubre—, explica, tal como indica el subtítulo, el camino y los fines de la Obra, más allá de las dimes y diretes y de las "leyendas" que han brotado en torno a ella.

En presencia del autor, Giuseppe Romano, y del vicedirector editorial de San Paolo libri, Elio Guerriero, Ratzinger comenzó expresando su “veneración por el santo y por su obra”. El purpurado señaló, subrayando el significado profundo del nombre elegido para la institución por él fundada, que Escrivá de Balaguer ha superado de alguna manera lo que “se puede llamar la gran tentación de nuestro tiempo”: la creencia de “que después del big-bang Dios se ha «retirado» y ya no se interesa por nuestras cosas de cada día”. Escrivá de Balaguer, por el contrario, nos invita a descubrir “que Dios obra siempre” y que “nosotros simplemente hemos de ponernos a su disposición”. “Éste —afirmó el cardenal— es un mensaje de grandísima importancia para los hombres de hoy”.

En consecuencia, continuó el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, se comprende también el valor de la santidad y de la vocación universal a la santidad, continuamente recordada por el fundador del Opus Dei. “Cuando se pone de relieve la virtud heroica de una persona —explicó el purpurado, puntualizando, de paso, lo «inadecuado» de la expresión—, no se pretende dar a entender que esa persona haya hecho una especie de «gimnasia de la santidad», sino que en su vida se ha revelado la presencia de Dios”, ya que “ser santo no significa ser mejor que los demás; ser santo —insistió Ratzinger— no es otra cosa que ponerse a disposición de Dios y hablar con él como con un amigo”. Y es justamente esta la gran lección que nos da el santo español: “Josemaría Escrivá de Balaguer —ha dicho el cardenal— nos dice que todos podemos llegar a santos, y nos lo muestra con su experiencia de haber dejado actuar a Dios a través de sí mismo, de haber sido su amigo, de no haber dejado nunca su mano, convencido de que Dios es el verdadero amigo de todos”.

Antes de la intervención del purpurado, introduciendo el acto —que fue moderado por el periodista Aldo Maria Valli—, Elio Guerriero definió a Escrivá de Balaguer como “un extraordinario personaje de la Iglesia contemporánea”, y subrayó en particular la importancia de su valoración del trabajo como medio de evangelización y de santificación personal.

Salvatore Mazza // Avvenire