Ciudad de los Niños: un compromiso que cambia vidas

Con el impulso de don Álvaro del Portillo, la Ciudad de los Niños ha contribuido a cambiar la vida de miles de personas de la zona metropolitana de Monterrey, incluyendo alumnos, padres de familia y personal administrativo. Presentamos un artículo y el primer video de una serie de dos.

En el siglo XX, el auge industrial en sectores como el acero, la cerveza, el cristal y el concreto llevó a la consolidación de grandes empresas que forjaron el carácter industrial que distingue a Nuevo León. El rápido crecimiento de la industria trajo consigo la migración del campo a la ciudad, lo cual incidió en el aumento de la población regiomontana. El incremento demográfico generó cinturones de miseria en la ciudad, siendo la población infantil y la juventud los sectores más afectados por este fenómeno social.

En este contexto, el P. Carlos Álvarez, oriundo de Rayones, Nuevo León, creó, en 1951, la Ciudad de los Niños, una institución de beneficencia para ayudar a los niños de la calle. Las necesidades de manutención de la institución aumentaban año con año, por lo que don Carlos organizó partidos de beisbol, festivales, telemaratones y el mariachi infantil, para recaudar fondos.

El mariachi del P. Carlos cantó para Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro en 1979.

En los primeros años de la Ciudad de los Niños se contaba con un comedor, una escuela, un pequeño estadio, una iglesia y una alberca. En sus inicios, el orfanato daba únicamente hospedaje a unos 50 niños que eran apoyados por religiosas del Sagrado Corazón. Tiempo después, la institución comenzó a recibir niñas que vivían en las comunidades cercanas para brindarles educación primaria por las mañanas.

La labor de la Ciudad de los Niños continuó bajo el liderazgo del P. Álvarez hasta 1984, cuando el consejo de directores del patronato de la institución nombró a Daniel Garza como nuevo director general. Dos años después el patronato decidió transformar a la institución en un centro de desarrollo social para dar formación humana, técnica y espiritual a más personas, es decir que empezó a buscarse el desarrollo completo de los niños y de sus padres. Con esta nueva estructura se busca, desde 1986, atacar al problema de la pobreza desde su raíz.

En 1987, el Opus Dei asumió la responsabilidad de participar en la formación moral, espiritual y doctrinal de las alumnas y alumnos de los centros educativos y de sus familias. La actividad pastoral contemplaba celebraciones litúrgicas, administración de sacramentos, grupos apostólicos, retiros espirituales, conferencias cuaresmales, etcétera. Don Álvaro animó a que se cuidara allí de modo especial el aspecto espiritual de todos y la formación de los padres de familia.

A partir de septiembre de 1987, la Ciudad de los Niños fue adquiriendo la modalidad de colegio, pero con el esquema de admitir no sólo a niños, sino a familias que no contaran con los medios económicos para brindarles una educación integral a sus hijos y que realmente tuvieran la disposición para atacar el problema de la desintegración y falta de atención a los jóvenes.

Los maestros serían pieza clave en esta transición, pues eran capacitados de manera constante para que pudieran ofrecer una elevada calidad educativa, así como atender las necesidades de los alumnos y los padres, a quienes ofrecerían los cursos de orientación y actualización.

De 1987 a 1988, el número de alumnos pasó de 500 a 880, y ya se ofrecía orientación a poco más de 500 familias de Guadalupe, cuatro de Monterrey y cinco de San Nicolás de los Garza, comenzando así a llevar su atención a toda la zona conurbada.

Angélica y Juan, padres de familia, se han beneficiado con los cursos que reciben en la Ciudad de los Niños.

La firmeza y perseverancia distinguieron a la Ciudad de los Niños durante la década de los noventa, en su afán por mantenerse como una institución sólida al servicio de su comunidad. El que la Ciudad de los Niños fuera considerada como centro de desarrollo social comenzaba a tener un impacto importante en la sociedad regiomontana, al sumarse la voluntad de muchas personas que forjaron el principio de un proyecto mucho más amplio en los años venideros.

En diciembre de 1998 se dieron los primeros pasos para la construcción de la Clínica Médica Popular, la cual abrió sus puertas a la comunidad de manera formal el 20 de julio de 2000. Con motivo de la conmemoración de los 100 años del nacimiento de san Josemaría Escrivá de Balaguer, el 9 de enero de 2002, las instalaciones fueron rebautizadas con el nombre de Unidad Médica Centenario. La atención se brinda principalmente en las áreas de ginecología y obstetricia, pediatría, odontología, medicina familiar y endocrinología.

Además de los colegios e instalaciones que se ubican en Guadalupe, a partir de 2008 inició el funcionamiento de la unidad Topo Chico, a través de la cual la Ciudad de los Niños extendía su labor formativa. Gran parte de la población que vive en la zona de Topo Chico se dedica a la recolección de basura, o bien al comercio informal.

Mons. Javier Echevarría visitó Ciudad de los Niños en julio de 2009; en la foto aparece acompañado por Eugenio Garza, presidente del consejo de directores, y Mons. Francisco Ugarte, vicario del Opus Dei en México.

Mons. Javier Echeverría, prelado del Opus Dei, visitó la Ciudad de los Niños en julio de 2009, durante su viaje pastoral por México. El prelado dirigió unas palabras llenas de cariño y de sentido sobrenatural, recordando el impulso de san Josemaría y de don Álvaro para emprender este tipo de labores apostólicas que hoy se cuentan por cientos alrededor del mundo.

En el libro de visitantes, el prelado escribió estas palabras: “Me encuentro en mi 'casa', y quiero transmitiros todo el afecto y el interés que por esta labor tuvo S. Josemaría, aunque no la conoció, y su sucesor, el queridísimo obispo, S.E. Mons. Álvaro del Portillo, os llevó siempre en su alma. Desde el Cielo, con más cercanía que en la tierra, los acompañan los dos e interceden ante la Santísima Trinidad por todos y cada uno de los que aquí trabajáis".

Fuente: Acevedo Monteleone, Fernando (Coord.), Ciudad de los niños: una historia que cambia destinos, México, Monteleone, 2011.