"Jesús, aquí está Juan el lechero"
Siendo San Josemaría un sacerdote joven, conoció a un lechero que todas las mañanas entraba en su iglesia unos pocos segundos y decía: “Jesús, aquí está Juan el lechero”. Al santo, aquella oración le pareció sencilla y hermosa.
Meter a Dios en las cosas terrenas
Ser santos en la vida ordinaria: una meta atractiva para todo cristiano. ¿Cómo alcanzarla? Queriendo al cónyuge, cuidando a los hijos, trabajando con profesionalidad… “Y Dios nos ayudará”, dice san Josemaría.
Comprender a los hijos
Los hijos a veces causan preocupación. San Josemaría, con dos anécdotas de su familia, explica que a veces bastará con comprender y confiar en los hijos (02’38’’).
Los cooperadores del Opus Dei
Los cooperadores son personas que ayudan al Opus Dei de diferentes maneras: con su oración, con su dinero, con su trabajo, con su tiempo… San Josemaría les animaba también a exigir a otras personas, a dar la cara por Cristo.
Leer el Evangelio
San Josemaría cuenta en este video cómo hacía oración con el Evangelio: siendo un personaje más entre los discípulos de Jesús.
Hablar a Dios con el corazón
Para hablar con Dios, aconsejaba san Josemaría a un amigo, “no escojas las palabras. Como cuando hablas con tu mujer y con tus hijos, o con las personas que quieres... Deja que tu corazón marche”.
El mejor modo de servir
Jesucristo nos animó a ayudar a los demás procurando que sólo Dios fuese testigo de ese servicio. Es un mensaje que repite san Josemaría en este video.
El cardenal Rouco abre la causa de canonización de un matrimonio del Opus Dei
El Cardenal Arzobispo de Madrid presidió anoche la sesión de apertura de la causa de canonización del matrimonio formado por los siervos de Dios Paquita Domínguez Susín y Tomás Alvira Alvira.
El amor bendito del matrimonio
‘Bendigo el matrimonio con mis dos manos de sacerdote’, decía san Josemaría. A los cónyuges recomendaba reñir poco y terminar siempre con el perdón y un abrazo.
La cultura de tratar a Dios
En Sevilla (España), san Josemaría mantuvo un diálogo con un hombre del campo. “Somos dos hermanos en el trabajo”, le dijo el santo. Su cultura –no aprendida en los libros- le permitía tratar muy bien a Dios.









