Una parroquia de barrio, un barrio de la parroquia

El periodista José Francisco Serrano Oceja cuenta la historia de la parroquia de San Alberto Magno, situada en Vallecas, en la que “en los 60, en un barrio de chabolas, un cura montó un barracón para celebrar misa y construyó 1.189 pisos”.

El prelado del Opus Dei visitó la parroquia de San Alberto Magno en junio de 2017. Foto: Álvaro García Fuentes.

ABC Parroquia de San Alberto Magno: El Opus Dei en Vallecas (Descarga en PDF)

No sé si ustedes saben que en Vallecas, en lo que era el Cerro del Tío Pío o Pío Felipe, en un paraje sembrado de chabolas y casas bajas, de sencilla gente dedicada a la agricultura y al pastoreo, en ese Vallecas hoy lleno de carteles electorales de Unidas Podemos, hay una plaza dedicada a un sacerdote del Opus Dei. Pues sí.

D. José Luis Saura y la cooperativa de la colonia Jesús Divino Obrero

La plaza se llama José Luis Saura, y el sacerdote fue un cura de cuerpo y alma entera, que en los primeros sesenta montó un barracón para celebrar la santa misa y se empeñó en crear una cooperativa que construyera 1.189 viviendas, la colonia Jesús Divino Obrero.

Un sacerdote que antes que cura fue médico y que cuando llevaba la comunión a los enfermos también diagnosticaba enfermedades, entregaba medicamentos y, en más de una ocasión, convertía su destartalado coche en improvisada ambulancia.

Don José Luis Saura fue el párroco de San Alberto Magno, hoy en la calle de Benjamín Palencia, 9, frente al lateral del colegio Tajamar, una parroquia ideada por don Casimiro Morcillo. Reza una placa en la entrada de la Iglesia que el 25 de noviembre de 1979 el cardenal Tarancón, junto con el Vicario de Vallecas, obispo Alberto Iniesta, dedicaron la Iglesia y bendijeron el altar. Tengo que investigar cuántas calles y plazas en Vallecas están dedicadas a sacerdotes y religiosos. Por cierto, Vallecas para la Iglesia no es uno, son muchos.

Los tesoros de San Alberto Magno

Un templo de sencilla factura, materiales más bien tirando a pobres, hacen posible una amplia superficie de planta que pasa inadvertida desde el exterior. Y una teología, arquitectura, que tiene un centro, Cristo eucaristía. Ladrillo, acero repintado, gran presbiterio y sencilla y cuidada ornamentación que esconde algunos tesoros.

El primero, la reliquia de san Alberto Magno, enviada por los Dominicos de Colonia, por eso de la fe y la razón, el colegio Tajamar y la parroquia, la formación integral de los jóvenes, una de las prioridades de la parroquia.

Segundo, la reliquia de san Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei, que tiene mucho que ver con el hecho de que allí fuera don José Luis. Los sacerdotes de esta parroquia pertenecen a la Prelatura.

Y, por último, el más granado y precioso tesoro, la urna del venerable Isidoro Zorzano. Un joven ingeniero, que se incorporó al Opus Dei en 1930, de los primeros, fallecido en la flor de la vida, en proceso de beatificación y que atrae a peregrinos no solo de Vallecas o de Madrid, sino del mundo entero. Junto a la urna, una especie de cepillo en el que el pueblo deposita sus ruegos y favores, principalmente la búsqueda de trabajo. La devoción a Isidoro Zorzano está creciendo de manera exponencial, sobre todo entre los jóvenes.

Labor parroquial, asistencial y educativa

Tal y como cuenta el actual párroco de san Alberto Magno, el sacerdote Augusto Fernández de la Reguera, amable, atento, la dimensión social de la parroquia está muy presente en toda la vida comunitaria. Cáritas atiende a más de 70 familias con comida procedente del Banco de Alimentos y donaciones particulares. La crisis golpeó duro el barrio, que ya de por sí no se caracteriza por un nivel de ingresos alto.

De hecho, acaba de sumarse a la parroquia la zona que antes pertenecía a la extinta parroquia de Nuestra Señora del Fontarrón, con lo que se ha incrementado la necesidad de asistencia social. Ha aumentado la afluencia de inmigrantes, especialmente de Venezuela. La labor asistencial no se circunscribe solo a lo económico. La parroquia cuenta con un Aula de alfabetización que ofrece la oportunidad de aprender a leer y a escribir, no solo a los inmigrantes, sino también a personas mayores del barrio que no han tenido la oportunidad de estudiar o de manejarse con los ordenadores.

Uno de los aspectos más destacados, que sorprende, es el grupo de jóvenes con el que se tiene una Adoración al Santísimo los jueves, a las que asisten un centenar, con un pequeño coro, charlas de formación y un actividad extraordinaria que este año se ha dedicado a la virtud de la castidad y a la virginidad. Y me dicen que con éxito. Y el grupo de la Adoración Nocturna, el de Vida Ascendente, el equipo de fútbol, las catequesis, los coros… Sorprendente todo. El Opus Dei en Vallecas, tan real como poco imaginado.

José Francisco Serrano Oceja

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