“Redescubrí la posibilidad de tener una vida de trato con Dios”

‘La alegría de los hijos de Dios’ es el título del nuevo folleto editado por la Oficina de Información de la Prelatura del Opus Dei. En él se recogen una serie de testimonios de personas de diversos continentes que han iniciado o mejorado su vida cristiana gracias a las enseñanzas de san Josemaría. Ofrecemos la declaración de una de ellas.

James Burfitt con su familia.

James Burfitt, es de Sidney (Australia). Es profesor desde hace casi 20 años. Trabaja en la sección de cine de una revista dirigida a la familia.

Nací en una familia católica y aunque conocí el Opus Dei cuando era joven, nunca me había interesado demasiado. Ya había empezado a trabajar cuando, gracias a un hermano mío, hice un retiro espiritual. Empecé a frecuentar unas clases de formación cristiana y redescubrí la posibilidad de tener una vida de trato con Dios. Me di cuenta de que Dios me había dado mucho y que yo tenía que responder. Mi maestro fue san Josemaría. Al leer sus libros me parecía que estaban dirigidos a mí, y fui descubriendo que no podía permanecer pasivo. Empecé a desear amar a Dios apasionadamente y descubrí mi vocación al Opus Dei.

Actualmente soy, en primer lugar, esposo y padre de familia. Luego, soy profesor. Mi esposa y yo nos esforzamos por mantener nuestro matrimonio joven y por hacernos amigos de nuestros siete hijos. Esto sólo se logra gastando tiempo con ellos, hablando y, sobre todo, escuchándoles. Soy su entrenador de rugby y dedico mucho tiempo a enseñar a los mayores otros deportes. Me parece importante que no nos vean como personas que les contemplan mientras crecen y adquieren experiencias, sino como quien quiere adquirir esas experiencias a la vez que ellos.

En nuestra familia hemos pasado por muchos momentos duros: tanto mi esposa como yo tenemos un carácter testarudo que a veces hace difícil la vida matrimonial, los dos hemos perdido a nuestros padres y a otros parientes, hemos sufrido enfermedades serias y otras cosas de ese estilo. El espíritu de filiación divina nos ha ayudado a ver todo esto como una caricia de Dios y a entender el sentido positivo que tienen las dificultades.

La escasez de recursos, por ejemplo, es uno de los grandes regalos que podemos dar a nuestros hijos. Aunque están rodeados de materialismo y consumismo, en casa vivimos con un presupuesto muy ajustado. Nos gustaría que esto les ayude a descubrir a Jesucristo como amigo, y a darse cuenta de que lo que les dará la felicidad es hacer la voluntad de Dios.