«El amor de Dios nos acompaña, nos precede y nos sigue siempre»

El prelado del Opus Dei ha querido, durante su visita a Barcelona, estar un rato en el Colegio Mayor Bonaigua con las estudiantes que sufrieron el accidente en Costa de Marfil, sus familias y Javier, el hermano de Teresa Cardona que la recogió en el país africano. Después de dos semanas en las que su historia ha abierto informativos de televisión y periódicos en toda España, esta vez han sido ellos los que han contado a don Fernando cómo lo vivieron y cómo están ahora.

Javier, hermano mayor de Teresa, con Mons. Ocáriz, prelado del Opus Dei.

Para algunas, era la primera vez que volvían a verse después del funeral de Teresa y no solo se han encontrado ellas. También un grupo de padres, los suyos, que durante dos semanas han compartido un grupo de WhatsApp creado, en un principio, para recibir las alegres crónicas de un viaje de voluntariado.

Contaba una de ellas, Rosi, cómo le impactó el momento de la recepción de la noticia: “Nos llamaron de Bonaigua para decir que había habido un accidente pero que todas las estudiantes estaban fuera de peligro. Cuando pregunté por las monitoras me dijeron que Teresa estaba mal y que había que esperar para recibir más noticias. A partir de ese momento nadie dijo nada en el chat durante varias horas, cosa bastante extraordinaria en una situación así y un grupo lleno de padres, pero todos entendimos que eran momentos de mucha confusión y que lo mejor era esperar a tener información fiable”.

“Habéis sufrido y hemos sufrido todos con vosotros. Yo también he sufrido por Teresa y por todas, por las familias…”

“Está bien ponerle cara a los del whats, contaba Guillermo, después de lo que hemos pasado juntos, los mensajes impresionantes que hemos recibido y lo que hemos aprendido unos de otros. Ahora solo queda que esta llamita que nos ha encendido Teresa no se apague”.

El encuentro de hoy contaba además con un asistente que ha seguido de cerca el accidente. Fernando Ocáriz se encuentra este fin de semana en Barcelona, con motivo del 60º aniversario del IESE y no quería dejar pasar la oportunidad de estar con ellos y llevarles el cariño y las palabras de aliento de todo el Opus Dei: “Habéis sufrido y hemos sufrido todos con vosotros. Yo también he sufrido por Teresa y por todas, por las familias… Uno se plantea por qué pasan estas cosas. Humanamente no se entiende, pero hay que tener fe en que el amor de Dios nos acompaña, nos precede y nos sigue siempre. La perdida de Teresa es grande pero, desde la fe, sabemos que ella ha concluido el camino y ha llegado a la meta. Aunque eso no nos quita el sufrimiento y la pena, sí que puede eliminar de verdad la sensación de tristeza profunda”.

“Nos hemos sentido llevadas por la oración de nuestras familias, amigos, de todo el Opus Dei… No sé de donde saco la paz y serenidad, pero noto que es una fuerza que no es mía”, le contó Cris al prelado

Con mucha naturalidad, Edurne ha comenzado contándole a don Fernando cómo era Teresa de apasionada y vitalista. “Padre, estos días hemos comentado que Teresa no se podía morir de otra forma: en la otra parte del mundo, con pésames de la Casa Real, de Quim Torra, del Santo Padre… ¡Hasta ha salido en el Hola!, ella que era tan fan del Hola, bromeaba. Al recordarla, da gusto ver que lo hacía todo a la medida de su corazón”.

Otra cosa en la que todas estaban de acuerdo era en lo acogidas que se habían sentido en todo momento a partir de la tragedia. Mariona es una de las estudiantes que iba en el autobús que salió ileso y contaba como “desde pequeña, he oído muchas veces que el Opus Dei es una familia, pero ahora lo he experimentado. Después del accidente, llevaron a todas las del otro autobús al hospital y a nosotras al centro de la Obra más cercano. Allí nos recibieron como en casa. A lo largo de esos días tuvieron muchos detalles con nosotras. Como una madre no hay nada pero, aún estando lejos de ella, en aquel sitio me sentí amada, querida, no me sentí sola en ningún momento”.

“En el hospital estaban sorprendidos: estas 30 españolas que se supone que no tienen amigos aquí y de repente no paran de venir a verlas”

“En el hospital estaban sorprendidos: estas 30 españolas que se supone que no tienen amigos aquí y de repente no paran de venir a verlas”, explicaba otra. También al volver a Bonaigua se han encontrado una casa llena de flores para el velatorio que han llegado desde los rincones más insólitos, incluso de Venezuela.

Nuria, que estaba sentada al lado de Teresa en el autobús, ha concluido que “estos días han supuesto una profunda conversión interior para todas, como un volver a nacer. Todos los días se me viene a la cabeza la imagen, no del accidente, sino del post. No sé porqué, pero cuando pasó, lo primero que se me vino a la cabeza fue: si mi padre estuviera aquí no me dejaría ni un minuto sola. Y así ha sido”; o Cris, que contaba como “nos hemos sentido llevadas por la oración de nuestras familias, amigos, de todo el Opus Dei… No sé de donde saco la paz y serenidad, pero noto que es una fuerza que no es mía”.

Don Fernando les ha animado mucho a aplicarse ya siempre esa sensación de no estar sola: “Si vivís así la vida corriente, cada día confiando en Dios, que es Padre, la rutina dejará de ser monótona. La fe puede ser mas fuerte a los 18 años que a los 60, 70 u 80… y ayudarnos a pasar cualquier embate, porque es un don de Dios que viene por la unión con Jesucristo”.

Pero quizá, digerir este trago no sea tan “fácil” como ahora parece. Por eso, Mª Jesús, madre de una de las estudiantes que iba en el vehículo del siniestro, ha pedido a Monseñor Ocáriz oraciones para estas chicas, “porque lo siguen necesitando después de lo que han vivido”. De hecho, mañana las que quieran podrán asistir a un curso impartido por psicólogos de la Generalitat, especializados en situaciones de este tipo, y casi todas estarán allí.

Que tinguem sort (Que tengas suerte), la canción de Lluís Llach ha sido entonada por todos los asistentes, para cerrar el encuentro con sus versos

Como colofón al encuentro, las participantes en el campo de trabajo han regalado a don Fernando una sudadera y una libreta con el logo de Anitié Kossobe, el nombre de su proyecto, que significa “muchas gracias” en el dialecto de la zona donde iban a realizarlo.

Las mejores historias siempre van acompañadas de una buena banda sonora y ésta no podía ser menos. Que tinguem sort (Que tengas suerte), la canción de Lluís Llach ha sido entonada por todos los asistentes, para cerrar el encuentro con sus versos, “Si em dius adéu, vull que el dia sigui net i clar, que cap ocell trenqui l'harmonia del seu cant”. (Si me dices adiós, quiero que el día sea limpio y claro, que ningún pájaro rompa la armonía de su canto).