¿Quién fue Piedad de la Cierva?

Elsa González relata la vida de Piedad de la Cierva en "Fin de Semana", programa presentado por Cristina López Schlichting (COPE).

COPE Programa completo (los minutos dedicados a Piedad de la Cierva son del 10:08 al 20:10)


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Piedad de la Cierva es una gran desconocida en nuestro país y sin embargo, una científica destacada por sus aportaciones a la ciencia en España y en gran parte de Europa, porque fue una pionera en este mundo, prácticamente desconocido para la mujer y también en moverse con gran libertad por toda Europa.

El 1 de junio de 1913 nace en Murcia esta pionera en los estudios del átomo. En el eméritos radiactivos se relacionó como Madame Curie, una de las primeras mujeres españolas en acceder a la universidad. Se formó además en centros de estudios europeos importantes, donde apenas también había mujeres. Piedad nace en Murcia. Es hija de Juan de la Cierva y López, que es primo del inventor del autogiro. Su padre es un hombre muy exigente con sus estudios. Ella empieza a estudiar magisterio. Su padre se inclina por farmacia porque ya había también alguna otra mujer, pero un profesor de química le atrae enormemente hacia este conocimiento y se decide por Químicas.

En Murcia es la primera mujer que entra en esa facultad de Químicas. Estaba ella sola. En esos momentos fíjate en toda España, sólo el 6% de los alumnos eran mujeres. Estamos en 1930, a finales de los años 20 y principios de esa década. Se licencia con premio extraordinario 19 años y a los 22 años se doctora en Madrid, con un estudio sobre el plomo y el azufre.

Se interesa por ella el Instituto Rockefeller que la promociona como investigadora de gran talla intelectual, siempre a la vanguardia. Se interesa por la radiación artificial, su campo durante esos primeros años de juventud. Pero en España no encuentra maestros. Se traslada a Copenhague para estudiar con varios premios Nobel, todos ellos eran famosos por sus descubrimientos en energía atómica. Después se traslada a París. Allí conoce a Irene, hija de Marie y Pier Curie, a quien le acababan de conceder el Nobel de Química, a Irene, la hija de Madame Curie. Conocí también a su madre, que fallecía poco después. Estudia con Irene la actividad de la radiación. Se traslada a Berlín. Ella toma todo esto como un período de formación en el que está un tiempo, a veces un año. En Berlín trabaja con la científica de la fisión nuclear, Liz Weiner, que después tuvo que exiliarse a los Estados Unidos, perseguida por los nazis. Regresa a España para trabajar en el Instituto de Física Atómica, pero en ese momento estalla la Guerra Civil.

Piedad de la Cierva, al finalizar la guerra, redirige sus investigaciones hacia la óptica, que es un campo en el que en España puede trabajar porque en el otro apenas había campo. Y además, fíjate como estaba en Europa, iba a estallar la Segunda Guerra Mundial. Bueno, pues trabaja en la visión nocturna, prismáticos, pero muy avanzados, para uso militar. Dirige la producción de vidrio óptico a escala industrial.

Piedad de la Cierva todo lo convierte en pionero, porque ahora veremos que después hay unos encargos, a finales de los años 40, unos encargos industriales de este vidrio óptico para París. Porque en ese momento España se convierte en pionera precisamente por ella. Trabaja también con ladrillos refractarios para calderas de barcos y estudia -esto lo descubre ella- la cascarilla del arroz, que tiene una fusión diferente, que yo no te sabría explicar o lo haría muy mal. Gana el premio que lleva el nombre de su tío, Juan de la Cierva, que es muy prestigioso en materia de ciencia, y lo gana en dos ocasiones por todos estos avances sumamente prácticos para una España que quiere apuntar en materia industrial pero que está en mantillas.

El instituto de Vidrio de París elogia sus avances. Mientras tanto su trabajo en la Universidad no tiene buenos resultados. No por su valía, que está ampliamente demostrada, sino porque eligen a hombres para la cátedra. Su padre la anima muchísimo para que se presente y ya sabía que no iba a llegar, ya se lo habían prácticamente anunciado. Y finalmente hay dos cátedras a las que optan en Valencia, en Sevilla y una tercera, un poco más adelante en Murcia todas las obtienen hombres. Bueno, la de Murcia queda vacante y otra mujer que opta a ellos, María Teresa Salazar y ella, se quedan sin la cátedra. Indagaciones posteriores demostrarán que su capacidad y sus trabajos eran muy superiores también en materia docente y académica.

Piedad de la Cierva tuvo que desenvolverse en ese mundo profesional masculino. A los ochenta años escribe sus memorias y afirma que fue "testigo y protagonista de unos años excepcionales en los que las mujeres empezaban a pisar la universidad". Y sus recuerdos constituyen una fuente de primera mano de una etapa histórica de invisibilidad de la mujer en esa vida profesional. Merece la pena leer esas memorias. Y recuerda en materia personal la severidad de su padre que le exigía excelencia. Y ella, ya en ese punto personal, dice me dolía a pesar de la modernidad de mi padre, ver a mi madre que no tenía acceso a las decisiones financieras de la familia. Esto le hace sufrir mucho. Está muy unida a su madre. Le transmite la profundidad de su fe muy joven y solicita su ingreso como agregada al Opus Dei. Es la primera mujer que lo hace en todo. Es pionera. Piedad de la Cierva y cuenta cómo durante la dirección del CSIC, de Investigaciones Científicas, Julio Casares no admitía mujeres y tuvo que esconderse más de una vez debajo de la mesa para que no la viera, y mantenerse allí. Menos mal que pronto cambian la dirección y ya no tuvo problemas, aunque estuviera prácticamente sola.

Se negó a asistir a clase con una señora de compañía, como le exigía su padre, que aunque era muy moderno, ya vemos que sus cosas y se negó a volverse a presentar a la cátedra porque dijo que había sido una injusticia, pero ayudó a muchas mujeres a progresar académicamente dirigiendo sus tesis. Pero que en muchas ocasiones, como directora de tesis, tenía que aparecer un hombre también para que progresara esa tesis doctoral.

Elsa González

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