El padrino de san Josemaría, en proceso de beatificación

Hace unos meses se abrió la causa de beatificación de Mariano Albás Blanc, sacerdote martirizado en 1936 en Barbastro y primo de Dolores Albás, madre de san Josemaría.

El padrino de san Josemaría, en proceso de beatificación

El pasado 6 de noviembre se abrió la Causa de Beatificación de 252 católicos asesinados durante la Guerra Civil española, entre quienes se encuentra Mariano Albás Blanc, padrino de bautismo de san Josemaría Escrivá, según publicaba la web del Santuario de Torreciudad.

Mariano Albás era primo de la madre del fundador del Opus Dei. Fue ordenado sacerdote en 1902, año en el que también se bautizó a san Josemaría. Desarrolló su actividad pastoral en Barbastro, pueblo de la familia, donde fue beneficiado de la catedral, capellán de las Siervas de María, oficial de la Curia, vicesecretario de Cámara y habilitado del Clero.

Este proceso para proclamar beato al padrino de san Josemaría se está llenado a cabo junto al de otros 251 fieles de Barbastro que murieron fusilados la madrugada del 15 de agosto de 1936 por motivo de su fe, motivo por el cual se les considera mártires. Entre ellos se encontraban 210 sacerdotes, tres hermanas clarisas y 39 laicos, cinco de ellos seminaristas. Así lo publica también el portal de la Iglesia en Aragón.

El acto de apertura de la Causa de Beatificación tuvo lugar el día en que Iglesia en España hace memoria de los mártires del siglo XX, que se estima que fueron 2.053, según datos de la Conferencia Episcopal. En esa memoria, día 6 de noviembre, la eucaristía fue presidida por el obispo de la diócesis, mons. Ángel Pérez Pueyo, y tras ella se dio comienzo a la apertura de la Causa. Además, concelebraron el rector y el vicerrector del santuario de Torreciudad, Ángel Lasheras y Pedro García de Jalón, acompañados de los monjes del monasterio de El Pueyo.

Mons. Ángel Pérez Pueyo nombró uno a uno a todos los mártires, y a petición suya se produjo un gran aplauso en la Catedral al finalizar la celebración, en la que se encontraban los familiares de los futuros beatos, además de representantes venidos de todas los los arciprestazgos de la diócesis de Barbastro-Monzón. 

En su homilía destacó que los mártires no eran personas fuera de lo común, sino que “han nacido en una familia como la nuestra, han crecido y madurado humana y cristianamente con nuestra gente. Han llegado a descubrir que la verdad más profunda, pese a las contrariedades que les pueda tocar vivir, es responder con autenticidad a una única pregunta: desde dónde quieres Señor que te ame, te sirva o te siga”. 

Además, comparó el martirio que sufrieron estas personas a la obediencia al Padre de Jesús en la cruz, y cómo “paradójicamente también se puede perder y, sin embargo, ganar”.