La fe a los 20 (10): Compartir la fe

¿Es posible hablar sobre cualquier tema con una amiga? ¿También sobre Dios? ¿Y si no cree? A Carla, que estudia Derecho en Argentina, le encanta cantar: en el vídeo nos habla sobre su afición y nos cuenta qué significa para ella la verdadera amistad.

Año de la Fe: Hoja con preguntas y textos para profundizar en el tema propuesto por el vídeo. La fe para mí significa mucho. Por más que suene sólo una palabra, es el centro de mi vida. Es un regalo de Dios y lo tenés que pedir, por eso es que trato de pedirlo todos los días.

Con una amiga hacés de todo,desde matarte de risa saliendo hasta llamarla a las tres de la mañana porque tenés un problema. Compartís todo, o sea, todo lo que soy. Y me aceptan también por lo que soy y como soy. Aprendo un montón de cada una de mis amigas, distintas cosas según cómo sean ellas. De alguna aprenderé a ser puntual, de otra a ser generosa...

Tener un amigo no es un conocido, ¡no!, tener un amigo es alguien con el que hablás, es alguien con quien compartís cosas íntimas. Es decirle lo que pensás, sin ninguna traba. No todas mis amigas están cerca de Dios. No todas mi amigas creen en Dios. Y cuando están tristes no sabés cómo decirles, cómo explicarles, porqué no hay que estar triste, en realidad.

Canto desde que soy muy chica. Me encanta cantar y lo que más me gusta de cantar es que saco lo que tengo adentro mío. Y que el resto me entienda, me encanta. Y algo similar pasa con mis amigas y con Dios. A Dios lo tengo tan adentro mío que lo primero que me sale es transmitirlo. Y cuando tengo la oportunidad le hablo de Dios a mis amigas. Obviamente siempre respetando su libertad porque tampoco es sofocarlas.

Transmitirle a mis amigas lo que es Dios siempre cuesta. Yo soy encima bastante tímida para esas cosas y entonces lo que hago es, primero, rezarlo con Dios. Después hacer pequeños sacrificios para pedirle a Dios por ellas, y después hablar con ellas.

Que una amiga tuya se acerque a Dios,es una alegría muy grande, ¡muy grande!

Tienes que convertirte en verdadero amigo de tus amigos: "ayudarles".

Primero, con el ejemplo de tu conducta. Y luego, con tu consejo y con el ascendiente que da la intimidad.

San Josemaría. Surco, n. 731