En recuerdo de Jordi Cervós, primer rector de UIC Barcelona

Con motivo del fallecimiento del primer rector de UIC Barcelona, Jordi Cervós y Navarro, varios medios de comunicación han publicado artículos en su memoria. Hacemos un breve resumen de ellos y ofrecemos los enlaces a los artículos disponibles.

Jordi Cervós Navarro
Jordi Cervós Navarro

El pasado domingo 14 de noviembre, UIC Barcelona informaba del fallecimiento del doctor Jordi Cervós y Navarro (1930-2021), primer rector de la Universidad Internacional de Catalunya (UIC Barcelona).

Cervós estudió Medicina en las universidades de Barcelona y Zaragoza, y en 1952 se trasladó a Alemania, donde se especializó en Neuropatología. Allí empezó una carrera investigadora fecunda que despuntó a raíz del descubrimiento de la existencia de nervios en las arteriolas. Por eso, se le recordará como el padre de la microcirculación cerebral. Sus investigaciones le dieron un prestigio internacional; pero la cima de su trayectoria llegó cuando describió una nueva enfermedad nerviosa, la encefalitis granulomatosa reticulohistiocitaria de Cervós-Navarro, que lleva su nombre.

De 1997 a 2001 fue rector fundacional de la Universidad Internacional de Cataluña. Doctor Honoris causa por siete universidades de Alemania, España, Grecia, Japón y Rusia. Miembro de la Real Academia de Doctores de la Universidad de Barcelona y de Medicina de Zaragoza y Valencia. Ha recibido numerosos galardones entre él la Cruz de San Jorge o la Gran Cruz del Mérito Civil de la República Federal Alemana. Y ha publicado más de 600 artículos científicos divulgativos y 15 libros.

Varios medios de comunicación se han hecho eco de su fallecimiento. Mostrando como profesión y vocación son dos caras de una misma moneda. Así se puede ver en la necrológica publicada en La Vanguardia (martes, 16 de noviembre) en la que Alfonso Méndiz, actual rector de UIC Barcelona, ​​explicaba que Cervós "en 1943 inició los estudios de Medicina en la Universidad de Barcelona. Poco después descubrió su vocación al Opus Dei: un amigo le hizo ver que podía encontrar a Dios y darse a los demás sin abandonar el estudio, en medio del trabajo investigador que tanto le ilusionaba. Convencido de que era su camino, dijo que sí a Dios, dispuesto a lo que Él le pidiera. Al poco tiempo, hablando con san Josemaría, a quien conoció en 1948, éste le preguntó si querría ir a comenzar la labor apostólica en Alemania. No lo dudó, y se trasladó a Bonn, donde fue contratado como profesor en la universidad”.

Como dice el doctor Josep Argemí Renom, Catedrático de Pediatría y segundo rector de la Universidad Internacional de Cataluña, en la necrológica publicada en ABC: "A veces nos dejan personas que no son mediáticas; pero que a su paso han dejado una impronta importante en las instituciones que han dirigido." Para conocer con mayor profundidad su persona, sus memorias, presentadas en el 2013 por el propio Cervós, son la mejor fuente.

En ambas necrológicas se agradece la disponibilidad del doctor Jordi Cervós para regresar a Barcelona a fin de impulsar la creación de UIC Barcelona. Según explica el Dr. Argemí, "justo después de su jubilación en Alemania, en 1997 regresó a Barcelona para asumir el rectorado de la recién creada Universitat Internacional de Catalunya. La apuesta por una figura de tanto prestigio por parte de los promotores de UIC Barcelona, ​​así como su paso por ella fue determinante en el posicionamiento de la institución en el mundo universitario”.

Mn, Ignasi Font, vicario del Opus Dei en Cataluña y Andorra, en el funeral por el alma del doctor Cervós, dijo que su vida puede resumirse con dos rasgos: disponibilidad e inconformismo. Plena disponibilidad a ir a Alemania tal y como le pidió san Josemaría; disponibilidad a volver a Barcelona cuando ya aspiraba a la jubilación, para ser rector de la Universidad Internacional de Catalunya. Por otro lado, inconformismo porque a pesar de que las dificultades no faltaron en su vida, nunca dejó de hacer lo que se debía hacer. Sufrió una enfermedad neurológica que conocía bien y esto no le hizo perder su habitual sentido del humor. Hasta el último día conservó la cabeza clara y su interés por los que iban a verle.

Anna Baduell

UIC Barcelona