Japón: 45 años de una aventura educativa

En la parte occidental de Japón, entre Osaka y Kobe, se encuentra la ciudad de Ashiya. Allí nació la primera obra corporativa del Opus Dei en Japón: Seido Language Institute.

En la parte occidental de Japón, se encuentra a unos 900 metros de altura un pintoresco parque nacional a espaldas de la ciudad de Kobe: la cordillera de los montes Rokko. En unas de sus estribaciones está situada la ciudad de Ashiya, equidistante de las grandes metrópolis de Osaka y Kobe. Bien comunicada por carretera y ferrocarril, Ashiya es conocida en los folletos turísticos como la “pequeña gran ciudad”, lugar donde nacía hace 45 años una obra corporativa del Opus Dei: Seido Language Institute.

Seido, que en japonés quiere decir “Camino del espíritu” o también “Camino de la virtud”, tuvo como primera sede una casa típicamente japonesa, con puertas de papel y habitaciones de suelo de tatami, formado con pajas de juncos trenzada. En la puerta de entrada se podía leer una placa que decía “Academia Seido”, Seido Juku en el idioma nipón. Al cabo de pocos años, los alumnos matriculados eran 200 y se hizo necesaria la construcción de una nueva sede con capacidad para casi 600 estudiantes. Esta nueva sede se inauguró en el otoño de 1962 y llevó por primera vez el nombre de Seido Language Institute, en inglés, y Seido Gaikokugo Kenkyusho, en japonés.

Desde sus orígenes, Seido Juku tuvo un carácter marcadamente solidario. Era un especial afán de servir a la sociedad japonesa lo que estaba presente en el ánimo de los primeros miembros del Opus Dei que llegaron a la tierra del Sol Naciente. Cuando decidieron poner en marcha Seido sabían que se trataba de una iniciativa educativa que venía a resolver un problema para muchas personas. En efecto, Japón se encontraba entonces en plena expansión comercial y en el nuevo contexto socio-económico el conocimiento de idiomas era algo vital para un pueblo que no podía usar su propia lengua y escritura para comunicarse con otras naciones. “Cuando nos proponemos estudiar inglés”, comenta Akihiro, antiguo alumno de Seido Language Institute, “los japoneses solemos tener problemas con el vocabulario: si hay alguna correspondencia entre los dos idiomas, es pura casualidad. A eso se une que la gramática es muy diferente, por lo que aprender este idioma resulta una tarea bastante ardua”. De hecho, pensando que sería útil abrir un instituto de idiomas, se pusieron manos a la obra. Comenzaron por formar profesores y procuraron que todos ellos se especializaran en los métodos más avanzados de enseñanza de idiomas.

Con la experiencia adquirida en unos años, el personal directivo de Seido decidió emprender una tarea audaz y revolucionaria: preparar un sistema propio de enseñanza de idiomas. El objetivo era conseguir un método completo y adecuado a las características del idioma japonés. “Como primicia de aquel esfuerzo inicial”, recuerda David Sell, un veterano de Seido y catedrático de Lingüística, “apareció un librito de pocas páginas titulado ‘Pronunciation Drills for Japanese Speakers’ que con el tiempo fue aumentando de tamaño hasta convertirse en el actual ‘Pronunciation Manual’ que ha superado con creces el millón de ejemplares vendidos”. De todos modos, el dato más elocuente del éxito de aquella idea intrépida es el número de escuelas y universidades que utilizan el Seido System. A día de hoy, son más de 600.

En la elaboración del Seido System, los profesores de Seido dedicaron mucho tiempo y no pocos esfuerzos. Como es habitual cuando se comienza un proyecto sin a penas medios económicos y materiales, no faltaron dificultades de todo tipo: económicas, materiales, etc. Entre los obstáculos que hubo que superar, uno de los más divertidos fue el de las primeras grabaciones. Algunos profesores, en efecto, decidieron grabar unas cintas de casete para que los alumnos pudieran aprender a pronunciar mejor el inglés. Pero la idea, si bien conveniente para los objetivos didácticos, no era fácilmente realizable. “En aquellos tiempos no disponíamos de los modernos equipos de ahora. Para evitar que se filtraran ruidos del exterior, decidimos esperar a la noche para poder grabar, en el silencio de la oscuridad, las cintas que servirían como modelo”, evoca el profesor Sell.

En 1971, el Instituto de Idiomas pasó a formar parte de una nueva organización de carácter educativo denominado “Seido Foundation for the Advancement of Education”, asociación de interés público reconocida por el Gobierno provincial de Hyogo. La Fundación incluía también una editorial y el Okuashiya Study Center, centro educativo destinado a la organización de seminarios, simposios y convivencias, no sólo con profesores y alumnos de Seido, sino que nacía como un centro abierto a otras escuelas y universidades. En el mismo año se llevó a cabo la construcción de un nuevo edificio de cuatro plantas, con catorce aulas y un laboratorio de idiomas de 70 puestos, que constituye la sede actual de Seido Language Institute.

Con el tiempo Seido Foundation ha promovido en varias partes del país otras iniciativas educativas. Una de las principales es Seido Gakuen, entidad jurídica que ha erigido varios colegios de enseñanza primaria y media en la provincia de Nagasaki. Gracias a la experiencia de Seido, estos colegios se convirtieron en pioneros de la enseñanza del inglés para los alumnos más pequeños. 

Uno de esos colegios, Seido Mikawadai, abrió sus puertas en 1981. Al inicio contaba con cinco profesores y unos cien niños distribuidos en cuatro cursos. Actualmente, los alumnos son cerca de trescientos y los profesores una veintena. Entre los objetivos educativos de la fundación Seido destaca el espacio primordial que los padres tienen en la tarea educativa de los hijos. No sólo los padres de Mikawadai sino también los de los demás colegios, han correspondido con grande generosidad: unos económicamente; otros dedicando tiempo al mantenimiento de los edificios; un buen número de ellos colaboran en las diversas actividades extraescolares. El Open School, por ejemplo, sería como el símbolo de este espíritu de colaboración entre padres y profesores. Este jornada de “puertas abiertas” se celebra un domingo de primavera y otro de otoño, y es un día en el que acuden al colegio prácticamente todos los padres. Se trata de un día especial, de unidad y de agradecimiento recíprocos, en el que los padres pueden, entre otras cosas, entrar en las aulas durante las clases y ver cómo estudian sus hijos.

La calidad del programa elaborado por Seido ha sido reconocida oficialmente por el Gobierno japonés en los años noventa, cuando Seido Language Institute, junto a otras instituciones educativas de reconocido prestigio, fue invitado a formar parte de la “Japan Association for the Language Education”, asociación que promueve y vigila bajo los auspicios del Ministerio de Educación los “standars” educativos y el nivel pedagógico de los institutos y escuelas de idiomas. Sin embargo, la mayor alegría de Seido, el mejor premio que ha recibido por estos 45 años de trabajo en el Japón, ha sido, sin duda, el número de alumnos y amigos que han encontrado la fe a través del testimonio cristiano del personal docente.

Kiyoyuki Fuwa, que conoció Seido a finales de los años 60, poco antes de terminar sus estudios universitarios, es sólo una de los muchas historias. “Me sorprendió gratamente el ambiente de estudio y la sencillez que encontré en el trato”, relata Kiyoyuki, “y sobre todo la alegría que reinaba en esa casa. Era tan agradable estar allí que al año siguiente solicité plaza y me matriculé también en un curso de inglés. Además de idiomas, iba aprendiendo otras cosas que cambiaron por completo el rumbo de mi vida. Atraído por el ejemplo de los profesores, me interesé por la religión que ellos practicaban y que me daba cuenta que era la causa de la tanta alegría que veía en ellos. Decidí estudiar el Catecismo y más tarde recibí el don de la fe”. La historia de Kiyoyuki es una de las primeras de una larga serie de encuentros con la fe a través de Seido. Una de las últimas es la de Suzuki, estudiante en Ashiya, que, junto a un grupo de amigos, ha comenzado hace unos meses el estudio del Catecismo de la Iglesia Católica.

Entre otras iniciativas culturales de Seido Foundation está la Biblioteca de Valores Seido, que ha recibido el reconocimiento y la aprobación oficial por parte del Gobierno de la provincia y del Ayuntamiento de Ashiya. Este proyecto desea convertirse en el futuro en un importante archivo y en un “think-tank” pedagógico especializado en la educación de valores éticos y morales. En estos momentos la biblioteca se encuentra en una etapa inicial pero dando pasos importantes: traducción al japonés de numerosos artículos sobre cuestiones éticas, adquisición de libros de referencia internacional especializados en la educación, apertura de un portal en internet, organización de una serie de conferencias sobre bioética y otros temas de actualidad en la opinión pública.