“El mundo es un regalo que cada generación recibe y luego ha de entregar a la siguiente”

Entrevista a Gregorio Guitián en El Correo Gallego.

Los profesores Jordi Puig y Gregrorio Guitián. FOTO: Manuel Castells

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Gregorio Guitián Crespo (A Coruña, 1975) se licenció en Administración y Dirección de Empresas por la UAM. Ordenado sacerdote en 2003, un año después se doctoró en Teología por la Pontificia Università della Santa Croce, en Roma, y seguidamente se incorporó como profesor a la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra. Su investigación se centra en el estudio de la moral social y su relación con la economía y el medioambiente. Ha realizado estancias en la School of Theology and Religious Studies de la Catholic University of America, en Washington, y en el Centro di Ricerca ‘Markets, Culture and Ethics’ de la Pontificia Università della Santa Croce.

Comencemos hablando de sus orígenes gallegos.

Mi padre nació en Santiago, en una familia muy de la Armada, y mi madre, en A Coruña, donde fue alcalde mi abuelo materno.

Por motivos profesionales su padre se marchó de Galicia...

Cuando solo habían nacido dos de sus siete hijos, su trabajo como ingeniero agrónomo exigió su traslado a Madrid con la familia. Mis otros hermanos ya nacieron en la capital, y yo, que soy el sexto, por decisión de mis padres vine al mundo en A Coruña.

Me gustaría saber qué entornos familiares y sociales favorecieron su vocación.

Le contaré una anécdota de mi bautizo en A Coruña. En el mismo momento del bautismo, mi abuela materna dijo al párroco: “Que sea sacerdote del Opus Dei”.

“Hay otros modos más positivos de entender la economía y el progreso, como servicio al hombre”

Le marcó el camino entonces...

Me enteré de esto cuando ya pertenecía al Opus Dei... ¡Se ve que la oración de una abuela es poderosa! En plan broma, en mi familia esto es conocido como el conxuro de la abuela (Reímos).

¿Cómo se acercó al Opus Dei?

Tengo familiares de la Obra y estudié en un colegio en el que la atención espiritual la lleva el Opus Dei, pero lo descubrí más de cerca por un amigo.

¿Fue su implicación en esa nueva realidad lo que le hizo pensar en ser sacerdote?

En un centro de la Obra aprendí a hacer oración de modo más personal, comprendí que tenía cualidades para servir a Dios en el Opus Dei como numerario y pedí la admisión. Más tarde, también madurándolo en la oración, entendí que podía ser sacerdote.

Hábleme de la organización.

Su misión es difundir que toda persona puede ser santa en la vida ordinaria, sobre todo a través del trabajo. Proporciona además los medios espirituales para ello.

“Los empresarios han de preguntarse en qué estado dejan la naturaleza a los que vienen detrás”

¿Quiénes la integran y a qué se comprometen los que ingresan?

Más del 95 % son católicos laicos, hombres y mujeres en su mayoría casados –supernumerarios–; otros, célibes –numerarios y agregados– y el resto somos sacerdotes seculares. Cada uno se compromete a procurar su propia santificación llevando a cabo la misión del Opus Dei con el ejemplo y la palabra.

Profesor, su especialidad académica es la moral social y su relación con la economía, ¿cuál es la esencia de esa relación?

Desde el punto de vista cristiano, todo trabajo o actividad económica ha de ser una respuesta al encargo que Dios hizo al ser humano de dominar la creación conforme al plan del Señor.

Y desde esa perspectiva, ¿cuáles son los antecedentes de la crisis económica actual?

Al menos, tres: pensar solo en el rendimiento económico a corto plazo; la cultura de la fuga, porque esquivamos los problemas sin encarar sus causas; y un debilitamiento cultural de la familia, la educación y la religión, que propicia comportamientos materialistas como el consumismo.

Vd. apuesta por el servicio como puente entre los principios éticos y la práctica empresarial...

Servir de verdad es camino de excelencia ética. Las empresas que descubren lo que significa prestar un verdadero servicio a las personas, y tratan de practicarlo, hacen un gran bien.

“El interés centrado solo en el rendimiento económico engendra insolidaridad y ceguera ecológica”

También ha dicho que en la encíclica Laudato Si’, el mensaje del papa sobre la protección del medioambiente da mucho que pensar, principalmente a los hombres y mujeres de empresa...

El mundo es un regalo que cada generación recibe y ha de entregar a la siguiente, y en ello, la profesión de empresario es clave para hacer realidad bienes humanos muy importantes, como el trabajo, por ejemplo. Los empresarios han de preguntarse cómo cuidan la naturaleza en su actividad y en qué estado la dejan a quienes vendrán detrás.

A las empresas les correspondería asumir la responsabilidad ecológica de sus operaciones...

El aumento de la sensibilidad social exigirá esa responsabilidad. También hace falta una legislación eficaz al respecto.

¿Qué frena, en la economía y la tecnología de hoy, la solución de los problemas ambientales?

De ellas surgen iniciativas capaces de dar soluciones, pero la economía y la tecnología a la que solo interesa el rendimiento económico, portan un germen de insolidaridad y ceguera ecológica.

¿Existen otras formas de entender la economía y el progreso?

Sí, como servicio al hombre. Solo a modo de ejemplos, citaría la llamada economía civil y la economía de comunión.

Parece no haber duda de que el cuidado del medioambiente no se consigue desde paradigmas tecnocéntricos ni biocéntricos...

No, porque ninguno de los dos valora bien la naturaleza en su conjunto. El tecnocentrismo dibuja un hombre que domina despóticamente la naturaleza, usada a capricho, y el biocentrismo no capta suficientemente el valor del ser humano, le ve como amenaza.

En contraposición a esas teorías, el Papa propone la idea del administrador responsable...

Se acierta más considerando al ser humano como administrador fiel y responsable de un don valioso en sí mismo. Que las personas se vean como la cumbre de una creación de la que forman parte, llamadas a servirse de la naturaleza, pero también a servirla.

Si todos sintiésemos y aceptásemos esa responsabilidad, se podría hacer mucho...

En la esencia de ser católico está la subsidiaridad; quiere decir, que lo que uno puede hacer, lo haga. Ser cristiano implica comenzar por cambiar uno mismo, y el cristianismo ha cambiado, para bien, muchas cosas de este mundo.

El Papa también se refirió a la importancia del cuidado del medioambiente para la fe...

Hay lagunas en la formación cristiana en este aspecto y es significativo que el Papa interpele a aquellos cristianos comprometidos y orantes que se burlan de las cuestiones ecológicas.

Visto de ese modo, no se puede ser un verdadero cristiano y desentenderse de la naturaleza...

No es opcional para un cristiano practicar la virtud de la justicia, y esto es una cuestión de justicia con Dios, dueño de la creación, y con las futuras generaciones.

Quizá no se divulga suficientemente la doctrina cristiana sobre el cuidado del medioambiente...

Queda mucho por hacer. Ahora tenemos la encíclica del papa, que convenientemente elaborada sirve para la catequesis, las homilías, y la educación en general.

¿Cuál es el mayor valor de Laudato Si’?

Recordar que la creación ha nacido del amor de Dios y que hemos de tratarla conforme a lo que somos, hijos de Dios.

Vamos cerrando... dígame algo de su vínculo actual con Galicia...

Intento ir siempre que puedo; tengo familia en A Coruña y en Pontevedra, y estamos muy ligados a Marín, donde tenemos casa... Somos muy de mar, dos de mis hermanos son marinos. Guardo muchos recuerdos de las vacaciones de mi niñez... las vistas desde la casa de mi abuela, en Linares Rivas, los helados de La Ibense, el parque de la Plaza de Vigo...

Mayra Machado

El Correo Gallego