Diario de Sevilla “También hay desnutrición infantil por falta de formación”
La doctora ugandesa, especialista en anestesia y cuidados intensivos, Irene Kyamummi ha recibido el Premio Harambee 2020 a la Promoción e Igualdad de la Mujer Africana por su trabajo en el Proyecto CHEP (Child Health Project) que ha beneficiado a cinco mil niñas y niños de las zonas más desfavorecidas de Kenia. Ahora lo está trasladando a su país natal y anima a la gente a que participe. “Con muy poco se puede ayudar muchísimo”, aclara. La ONGD ha contado con la presencia de la médica en foros y eventos en distintos puntos del país, entre ellos Málaga y Sevilla.
–¿La mujer todavía tiene mucho que luchar para conseguir la igualdad?
–Sí. En Uganda la cultura y la tradición ha hecho que los niños tengan muchas más oportunidades que las niñas en cuanto a educación y trabajo se refiere. Ellos han tenido más apoyo de la familia. Pero ahora se está incidiendo mucho en la educación de las chicas, se las está motivando para que se queden en el colegio y terminen, al menos, la educación obligatoria. El Gobierno también está intentando dar un mayor empuje a la mujer en la universidad. Hay mucha motivación para su educación y que ellas puedan tener las mismas oportunidades que ellos.
–¿Las niñas se marchan de la escuela para casarse?
–Esto pasa a final de la Primaria y especialmente en las zonas rurales, no tanto en las ciudades. En la ciudad las chicas suelen terminar sus estudios. Pero en el campo, a veces, no encuentran motivación suficiente, ni el apoyo de los padres, abandonan el colegio y se casan antes.
–¿Es fundamental la educación para que haya igualdad?
–Sí, y en eso estamos todos luchando. Pensamos que es esencial la formación para evitar el círculo vicioso.
–¿En Uganda es extraordinario que la mujer acceda a estudios universitarios?
–No, ahora están casi a la par con los chicos. Es habitual que lleguen a la Universidad.
–¿Y en el ámbito laboral están en igualdad de condiciones?
–Depende de la profesión. En la medicina, por ejemplo, la mujer tiene que demostrar más su valía. En las ingenerías también. Aunque hay otras profesiones en las que no depende tanto del género. Por ejemplo entre los abogados y los profesores hay más igualdad de oportunidades.
–En su caso, ¿le costó desarrollar su carrera?
–Hombre, tuve que sacar una nota buena y estudiar muchísimo para poder llegar, pero mis padres me animaron muchísimo para conseguir mi sueño, que era ser médico. Tuve una motivación muy positiva de mi entorno. Ser hija de profesores tuvo mucho que ver. También haber crecido en la ciudad. La situación es distinta. Nunca pensé en dejar los estudios.
–En las zonas rurales no es lo mismo...
–No. Ahora que he trabajado con estas niñas veo que muchas que no terminan sus estudios.
–¿En qué ha consistido su proyecto en Kenia?
–El proyecto CHEP (Child Health Project) consiste en llevar la atención sanitaria a los niños entre 4 y 14 años en las escuelas de Primaria. En Kenia habíamos visto que los padres no se dan cuenta de las enfermedades de los niños, no los llevan al hospital, así que intentamos dar cuidados preventivos y tratamientos a tiempo. Ha tenido mucho éxito y ahora lo vamos a implementar en Uganda.
–¿Qué se puede hacer para luchar contra la mortalidad infantil?
–La prevención es clave. Muchas de las enfermedades que elevan la mortalidad infantil son prevenibles. La desnutrición, las enfermedades provocadas por falta de higiene, la malaria, si se llega a tiempo se evitarían muchas muertes. Con la prevención, que no cuesta demasiado, se puede lograr muchísimo con estos niños. Hemos calculado que con 50 euros se puede cubrir la atención sanitaria de un niño durante diez años. La prevención es clave para que no lleguen a la desnutrición fulminante o a situaciones en las que los médicos ya no podemos hacer mucho y costaría bastante más.
–¿Por qué hay estos niveles de desnutrición infantil tan elevados?
–Algunos tienen para comer pero por falta de información no saben cómo combinar los nutrientes para un buen crecimiento de sus hijos. También hay desnutrición por falta de formación. Y otros no tienen para comer, simplemente. Hace falta ir hacia la familia para ver qué pasa en cada caso.
–¿Hay ciertos alimentos que consumen con muchos carbohidratos, que sacian a los niños pero no aportan proteínas?
–Sí, ocurre esto. Para muchas madres es cuestión de conocimiento y de información que sus hijos lleven una mejor alimentación.
–¿Contra qué principales enfermedades luchan en Kenia y Uganda?
–Además de la desnutrición, la malaria, los parásitos y también el SIDA que contraen de los padres. Ha habido un repunte porque no toman medidas o no saben que los tienen.
–¿Se está pensando en exportar este proyecto a otros países?
–Ahora mismo lo que tenemos entre manos es Uganda, pero sería bueno difundirlo en otros países de África. Tenemos que empezar por lo fundamental, que es la infancia, y crear la cultura de salud, de higiene, crear buenos hábitos empezando por los niños.