¿Por qué la Eucaristía está en “el centro y la raíz” de la vida de cada cristiano?
Poner la Eucaristía en el centro de la vida cristiana significa meter a Jesús en el corazón de todas las cosas. La Eucaristía nos llama a entrar en el amor de la Trinidad. Nos unimos a Jesús y en Él a toda la Iglesia y a todos los hombres.
Esto era lo que san Josemaría enseñaba continuamente: “Si el centro de tus pensamientos y esperanzas está en el Sagrario, hijo, ¡qué abundantes los frutos de santidad y de apostolado!”. Jesús Eucaristía es el culmen de su entrega a la humanidad; si nos identificamos con Él, Él nos transmitirá el mismo deseo de donarnos y servir a los demás.
¿Qué importancia tienen en el espíritu del Opus Dei la confesión y la Eucaristía?
En el espíritu del Opus Dei, cuentan tanto como en el resto de la Iglesia: como todos los cristianos, deseamos ser personas penitentes y eucarísticas, que acuden con frecuencia a la confesión y participan en la Misa cada día.
El sacramento de la Reconciliación está profundamente unido a la Eucaristía. La confesión presupone la conciencia de ser pecadores y la confianza en la misericordia divina. Jesús nos purifica en su Sangre derramada en la Cruz, para que el cristiano pueda participar con más fidelidad en el sacrificio del Calvario, que se actualiza cada día en la Santa Misa.
Ambos sacramentos llenan el alma de alegría y paz. Basta recordar cómo el buen ladrón, viendo a Cristo en la cruz, se sintió movido a reconocer los propios pecados y, contrito, encontró la salvación eterna. Insisto, la confesión cuenta mucho en la vida del cristiano, porque es sacramento de alegría y puerta de acceso a la paz y a la felicidad que lleva consigo la Eucaristía.
La Iglesia en Italia ha celebrado un Congreso Eucaristico Nacional . ¿Qué aconsejaría para hacer para intensificar y difundir más la comunión y la confesión?
"En el sagrario se esconde la Fortaleza, el refugio más seguro contra los temores y las inquietudes".
La Iglesia nos enseña desde siempre que en el sagrario se esconde la Fortaleza, el refugio más seguro contra los temores y las inquietudes. Pero no basta que cada uno, singularmente, busque y encuentre al Señor en la Eucaristía; tenemos que lograr “contagiar” con nuestro ejemplo a otras muchas personas, para que vean y descubran esta amistad.
La comunión espiritual es una gran ayuda para prepararse a la comunión eucarística. Para ser hombres o mujeres conscientes de nuestra filiación divina, tenemos que frecuentar más y más a Cristo, recibiéndolo si es posible a diario.
En cuanto a la Penitencia, me parece especialmente importante la disponibilidad generosa de los sacerdotes para escuchar la confesión: un confesor disponibile, un confesonario “con la luz verde” es una mano tendida a la conversión. Sobre este punto, Benedicto XVI ha sugerido recentemente “seguir el ejemplo de los grandes santos de la historia, desde san Giovanni Maria Vianney a san Giovanni Bosco, desde san Josemaría Escrivá a san Pio da Pietrelcina, san Giuseppe Cafasso o san Leopoldo Mandić” (Discurso a los participantes en el Curso promovido por la Penitenciaria Apostolica, 2011).