La Academia DYA, la primera actividad del Opus Dei

En este relato José Luis González Gullón analiza la primera actividad de apostolado corporativo del Opus Dei, la Academia DYA, impulsada directamente por su fundador.

El proyecto que tuvo Josemaría Escrivá de Balaguer para empezar el Opus Dei fue una academia universitaria que se abrió en el mes de enero de 1934. 

Para situarnos en aquella época en España, los jóvenes acababan el bachillerato con 16 años y teóricamente con 16 años podías entrar en la universidad, pero la mayoría de las facultades y las escuelas superiores tenían exámenes de ingreso. Por ejemplo, la escuela de arquitectura tenía siete exámenes de ingreso. Era un ingreso difícil y lo habitual es que estuvieses 2,3 o 4 años preparándote para el ingreso en la universidad. 

Es un modelo distinto al actual. Es lo que pasó, por ejemplo, con Álvaro del Portillo, que luego conoce al fundador de la Obra y pide la admisión en el Opus Dei. Él estuvo cuatro años en una academia de ingreso en la Escuela de Ingeniería. 

En ese contexto, el fundador de la Obra quería empezar a difundir su mensaje: el espíritu del Opus Dei. La santificación en medio de un mundo entre la gente joven. Y pensó ¿qué puedo hacer? Y tuvo la idea de abrir una academia. Un lugar donde habría una parte profesional y después una parte formativa cristiana. 

La parte profesional es una academia donde se prepara para el ingreso en la universidad. Por lo tanto, hay profesores que dan clases a los alumnos sobre las diversas materias. Y a la vez esa academia es una academia que tiene un capellán, que es Josemaría Escrivá, que ofrece dirección espiritual, servicio pastoral a los jóvenes que quieren. 

Y con esta idea comenzó la Academia DYA. Y así, efectivamente, por una parte, se pudo formar a algunos jóvenes que entraron en la universidad y por otra parte se pudo conocer a más personas que se acercaron a su mensaje, al mensaje del Opus Dei. 

Contexto histórico en el que nace la primera actividad del Opus Dei

La Academia Residencia DYA surge en un contexto que en la historia de España se llama la Segunda República. Había habido una pequeña experiencia republicana en el siglo XIX de un año. La Segunda República española duró de 1931 a 1936 y acabó en una gran tragedia colectiva, que fue la Guerra Civil española. 

Esta Segunda República nació con un tinte fuertemente contrario a la Iglesia. Los fundadores de la Segunda República en su mayoría eran masones o eran socialistas, que tenían un proyecto político para España, muy interesante en algunos aspectos, pero negativo en otros, por lo menos respecto a la Iglesia. Y así quedó en la Constitución de 1931: la Iglesia quedaba subordinada al Estado y también constitucionalmente se prohibía la educación a las órdenes religiosas. O sea, si usted es jesuita o salesiano, no puede dar clase. Esto realmente era un límite a la libertad de las personas. 

Entonces, en ese contexto es donde nace y donde se desarrolla el primer Opus Dei, en un contexto político complejo, pero a la vez un contexto -también hay que decirlo- suficiente para que tanto la Obra como las instituciones católicas se desarrollaran. 

Habitualmente este contexto político anticlerical en la calle se manifestaba sobre todo en insultos al clero, en pequeñas vejaciones. Es decir, una especie de violencia anticlerical menor, que no se manifestaba habitualmente, salvo en algunos unos momentos muy especiales en una violencia extrema. 

El sentido del nombre de la Academia DYA

Cuando el fundador de la Obra, san Josemaría, comenzó la primera actividad para los universitarios, para la gente joven y abrió la Academia DYA, estuvieron durante bastante tiempo -era el verano del 33-, buscando un piso por Madrid. 

No lo encontraron cuando comenzó la universidad, que es a principios de octubre, cosa que les sentó mal porque ya estaba iniciado el curso y por lo tanto les pillaba el toro a la hora de encontrar gente y montar las actividades y concretamente montar todo el programa formativo, es decir, los profesores que tenían que dar clases. 

Después de un poquito más de tiempo, en el mes de noviembre, encontraron un piso. Era un piso pequeño, de 110 metros cuadrados que para una academia era suficiente. Pusieron en una habitación más o menos grande, unas 30 sillas con una mesa y un encerado, una pizarra para el profesor y allí empezaron a dar clases. Y luego el resto de la academia tenía algunas salas, una sala de estudio y un par de salas más pequeñas para trabajos. Por ejemplo, los que eran estudiantes de arquitectura tenían una especie de paneles grandes en unas mesas para hacer sus dibujos, sus proyectos. Y luego estaba la cocina, que no la usaban mucho, solamente para las meriendas, porque no dormía nadie. Se abría por la mañana y se cerraba por la noche cuando acababan las clases y estaba la habitación del director. 

El modelo que se hizo para la academia era muy sencillo: tenía un director y un capellán. El director era un estudiante de último año de arquitectura que se llamaba Ricardo Fernández Vallespín. Era un joven que unos meses antes había pedido al fundador de la Obra estar en el Opus Dei. Era un chico formal,  serio, con un ligero tono andaluz en la voz por su madre. Y él fue nombrado el director de la Academia. Insisto, todavía no había acabado la carrera, la acabó poco después. Y luego el capellán era Josemaría Escrivá. Era evidentemente que era el único sacerdote que había en el Opus Dei. Ofrecía, de modo particular de la Academia, la dirección espiritual, acompañar espiritualmente a los jóvenes que le conocían a través de las clases de formación, a través también de las reuniones informales que tenían. 

El nombre de la academia que se puso era DYA. DYA significaba Derecho y Arquitectura. Venía a ser como decir letras y ciencias. Era como decir vamos a dar clase de ingreso a una universidad a todo tipo de universitarios. 

Pero san Josemaría les dijo mirad, desde hace años he pensado que nuestro lema, tanto para el Opus Dei como para los amigos del Opus Dei y para la gente que se acerca a nuestros apostolados, tiene que ser Dios y Audacia, que son también las siglas de DYA de Dios y Audacia. Y entonces les dijo por eso he querido que se llamara esta primera Academia así. Es un modo de decir que con esta academia comenzamos de un modo, si se quiere, institucional o corporativo, a difundir el mensaje del Opus Dei, en este caso entre los universitarios.

Para mantener el trato, la continuidad del trato con los estudiantes durante el verano, que es una época que cada uno se va a su pueblo, a su ciudad, con su familia, tuvo una idea de lo que podríamos llamar un Facebook de la época, que fue enviar una misma carta, una carta circular, a todos los residentes y a todos los amigos de DYA. 

Y entonces los que se quedaron en el verano con el fundador de la Obra, lo que hacían era escribían cartas a los residentes. Los residentes contestaban, y de esas cartas de contestación sacaban algunas ideas sobre qué estaba haciendo cada uno y después redactaban una especie de carta circular en la cual contaban un poquito de la vida de cada uno. De ese modo todos sabían un poco de todos. 

Esta pequeña publicación, casera, que se hacía con una tira a mano, con una especie de fotocopiadora de la época muy casera, muy sencilla. El Fundador la llamó Noticias. Con esta idea de que todos tengamos noticias de todos. Noticias se abría con unas palabritas del fundador de la Obra en las cuales les animaba a descansar, a estudiar idiomas, a que aprovecharan el tiempo y también les animaba a pasar tiempo también con sus amigos, que no se quedaran todo el día en casa, sino que estuvieran con los demás. Después contaban un poquito noticias de cada uno y al acabar esta publicación, Noticias, les animaban a que siguieran escribiendo a la residencia. 

Y esto se hizo durante el verano del 34 y durante el verano del 35. De hecho, conservamos en el archivo de la Obra todas estas Noticias, en las cuales se puede ver cómo era la vida de los estudiantes en aquella época, que era una vida de descanso y de deporte. Pero también a algunos les gustaba o estudiaban más idiomas o estaban más con los amigos. 

Cambio en el modelo de DYA

La Academia fue eficaz para difundir el mensaje de la Obra hasta cierto punto. Por una parte, porque empezó en el mes de enero del 34 y por lo tanto el curso estaba comenzado. Y también no fueron muchos, más bien, sobre todo algunos estudiantes que preparaban el ingreso en arquitectura los que estuvieron como alumnos de la Academia. 

Fue un poquito más eficaz a la hora de conocer a personas y de que jóvenes presentaran otros jóvenes al fundador de la Obra. Hemos calculado que en este sentido, hasta 70 jóvenes pudieron al menos alguna vez, desde enero hasta junio, hasta que acabó el curso académico, pudieron alguna vez, al menos acercarse a la Academia y saludar al fundador de la Obra. De estos 70, unos 30 estuvieron en las clases de formación cristiana que daba el Fundador y de estos hubo ocho concretamente, que en ese momento se animaron y le pidieron estar con él en la Obra. O sea que hubo un primer inicio pequeñito, pero, pero vamos a decir bueno, desde el punto de vista de la transmisión del mensaje de la Obra a los universitarios, más reducido desde el punto de vista académico profesional. 

Lo que ocurrió fue que nada más abrir la academia, el propio fundador de la Obra planteó un modelo distinto. El modelo era dejar esta academia y pasar a una residencia. O en todo caso, unir la academia a una residencia. ¿Cuál es la diferencia entre una academia y una residencia? Que en una residencia de estudiantes, por una parte, el propio Fundador y los primeros miembros de la Obra podían vivir. Podría ser el primer, como solemos decir habitualmente, el primer Centro, la primera casa del Opus Dei, el primer sitio donde viviría el propio Fundador. Y por otra parte, lógicamente, una residencia es un lugar donde hay vida continua, camas, hay una vida propia. Y en esa vida propia, el fundador de la Obra quería dedicar una habitación a que fuera el Oratorio, fuera la capilla de la residencia, es decir, tener al Santísimo Sacramento y tener por lo tanto, un modo de transmitir la fe cristiana a través también de la presencia eucarística. 

Por estos dos motivos, por el motivo de de que los mismos de la Obra pudieran vivir ya en una casa y por el motivo de tener el Santísimo Sacramento, la Academia solamente duró seis meses. Ya en el verano del 34 encontraron tres pisos que adaptaron para que fuera la residencia.