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«¡Lo único que quiero es escapar!».

Esta misma mañana una de mis pacientes me ha dicho esto. Estábamos hablando de cómo se siente al volver a algunas situaciones sociales que había empezado a evitar. Salir con los amigos se había convertido en una carga. Sentía como si tuviera que llevar una máscara en público para que los demás no vieran cómo estaba.

La naturaleza de las emociones negativas se sienten permanentemente. Cuando sentimos dolor, una parte de nosotros lo proyecta indefinidamente hacia el futuro, como si quisiera alarmarnos para que hagamos los cambios necesarios.

Mientras luchemos con nuestras emociones, no las estaremos aceptando. La aceptación significa ser capaz de «abandonar» nuestra lucha. Significa elegir estar con una emoción difícil, en lugar de escapar de ella.

Cuando te sientas desalentado y cansado, no te apenes. Da siempre un paso adelante y, si es necesario, otro más. Recuerda que el Espíritu Santo te ayudará a vencer la tristeza y a fortalecer tu alma.
San Josemaria. Forja, 192

Cuanto más fuerte es una emoción, más permanente se «siente». Por eso la gente puede sentirse desesperada por escapar. Y por eso pueden equiparar la libertad con la capacidad de escapar a la voluntad.

Pero libertad no significa la capacidad de escapar de emociones incómodas. La verdadera libertad proviene del crecimiento en el autodominio. Aceptar las emociones difíciles, especialmente cuando son fuertes y se sienten permanentes, es un hermoso signo de verdadera libertad.

Nuestra capacidad de sentir nuestras emociones es una parte importante de lo que somos, y todas nuestras emociones pueden tener cabida en la persona en la que más queremos convertirnos.

Sobre la ansiedad

En un nivel básico, la ansiedad es lo que experimentamos cuando vemos la hormona llamada adrenalina de forma negativa.

La ansiedad refleja la belleza de la providencia de Dios y evoca la Cruz.

Pero podemos utilizar la adrenalina como un motor que nos ayude a conseguir nuestros objetivos más importantes. De hecho, para eso tenemos la adrenalina: es el motor definitivo. En la medida en que le damos la bienvenida, potencia nuestra capacidad para alcanzar nuestros objetivos. La adrenalina saca lo mejor de nosotros

Y así, la ansiedad refleja la belleza de la providencia de Dios y evoca la Cruz. Lo que antes se cernía sobre nosotros como una nube permanente -cuando intentábamos escapar de ella- se convierte, en cambio, en fuente de nuevo crecimiento y vitalidad cuando aprendemos a abrazarla.


Algunas ideas clave

  1. Las emociones forman parte de nosotros: no deben ser una carga.
  2. Aprender a dominar nuestras emociones es un proceso largo: sé paciente contigo mismo y con los demás.
  3. Las emociones no son permanentes: no dependas exclusivamente de ellas. 
  4. Sentirse ansioso por algunas cosas es normal: acéptalo como motor para alcanzar tus objetivos. 
  5. Busca actividades agradables que te ayuden a orientar tu energía y tu nivel de ansiedad. 
  6. No temas consultar a un especialista si la ansiedad se convierte en un problema habitual en el día a día.