"Un hombre de Dios"

Recogemos los testimonios del cardenal de San Salvador, Mons. Gregorio Rosa Chávez sobre Mons. Fernando Sáenz, quién en una de sus intervenciones resume el legado espiritual de Mons. Sáenz: “nos deja como legado espiritual su gran vida espiritual profundamente sólida, un hombre de gran amor a la Eucaristía, de profunda oración, un hombre de Dios”.

La primera intervención del cardenal fue en la Parroquia San Francisco. Mons. Fernando Sáenz Lacalle falleció el 28 de abril de 2022, arzobispo emérito de San Salvador (El Salvador) y sacerdote de la Prelatura del Opus Dei.

El día siguiente, desde la Parroquia San Francisco en San Salvador, el Cardenal Gregorio Rosa Chávez, obispo Auxiliar de San Salvador, relata algunos de sus recuerdos: ¿Quién fue Mons. Sáenz? ¿Cómo conoce a san Óscar Romero? ¿Cómo fue el último día de Mons. Romero?, el significado del escudo Episcopal de Mons. Sáenz, su legado material, su devoción mariana.

En el período en que Mons. Sáenz fue arzobispo, Mons. Rosa Chávez fue su obispo auxiliar

Otra intervención de Mons. Rosa Chávez fue en la Catedral Metropolitana durante la misa de exequias.

Tres días duró la capilla ardiente de oración por el alma de Mons. Sáenz Lacalle, en la Catedral Metropolitana. El 2 de mayo por la mañana en una Misa Solemne presidida por Mons. José Luis Escobar Alas, concelebrada por todos los miembros de la Conferencia Episcopal de El Salvador, Mons. Santo Rocco Gangemi, Nuncio Apostólico, el p. Carlos Young, Vicario Regional del Opus Dei para América Central, y más de 130 sacerdotes de diferentes diócesis del país.

Antes de la bendición final, el Cardenal Gregorio Rosa Chávez, obispo auxiliar de San Salvador, relata su testimonio: la amistad de Mons. Sáenz y Mons. Romero, hasta el día de su martirio. Recuerdos de los 14 años que fue su obispo auxiliar: su profunda espiritualidad, su amor a la Eucaristía y a la Santísima Virgen, su adhesión total a San Josemaría y sus sucesores; de los jóvenes del Club Sherpas, con quienes subió todos los volcanes de El Salvador, aspiraba a las alturas: buscó siempre la santidad, igual que Romero: dos estilos, dos personalidades, la misma pasión por Jesucristo y por la Iglesia. Le tocó terminar la Catedral, acompañó al Papa Juan Pablo II a rezar a la tumba de Mons. Romero. Al final de sus palabras, los restos de Mons. Sáenz fueron llevados en procesión por las calles aledañas hasta su sepultura en la Cripta de Catedral.