Opus Dei

En 1983 en Jaltepec, Jalisco, Don Álvaro comentó a un grupo de patronatos que hacía falta que en la Ciudad de México hubiera una labor social de envergadura.

Meyalli significa manantial de alegría en lengua náhuatl.

De la época en que María Luisa Palomar vivió cerca de don Álvaro en Roma, se pueden resaltar dos recuerdos entrañables: el gusto de Mons. Del Portillo por la comida mexicana y su amor inmenso por Jesús sacramentado.

Una ayuda invaluable para buscar la santidad en el ejercicio del ministerio sacerdotal

Durante los años que vivió en Roma, Amparo Velasco trabajó al lado de don Álvaro. De esa época, intensa en emociones, recuerda especialmente los detalles de cariño que Mons. Del Portillo tenía hacía las personas que convivían cotidianamente con él. Esa paternidad, recuerda con emoción, quedó plasmada un día de su cumpleaños en que don Álvaro le envió una postal desde Nigeria.

“Esta hija mía tiene el color de pelo que se le da la gana” es una frase que alguna vez le dirigió don Álvaro a la Dra. Ana María Pacheco, quien pudo atestiguar de primera mano algunos rasgos como la constancia y buen humor del siervo de Dios.

Mercedes y Miguel celebraron en grande 70 años de matrimonio. La familia Palomar de la Calle nos comparte algunos recuerdos de 7 décadas al cuidado de dos enamorados.

“El poder del Opus Dei radica en la oración”. Con esta sencilla transparencia, incluso ante preguntas que podrían suscitar polémica, contestó don Álvaro en una entrevista publicada en diciembre de 1982.

En diciembre de 1982, dos diarios mexicanos conversaron con don Álvaro. En esta primera entrega recogemos la entrevista que Mons. Del Portillo sostuvo con El Heraldo de México.

“Soñad y os quedaréis cortos”. Esta frase de san Josemaría es una realidad forjada a lo largo de 50 años en El Peñón, en el estado de Morelos. La comunidad escolar y autoridades civiles y eclesiásticas festejaron en grande las primeras cinco décadas de la labor que se realiza en la ex hacienda Santa Clara de Montefalco.