Historias mexicanas de la beatificación: “Todos estamos llamados a la santidad”
A poco más de un mes de la beatificación, Patricia Santana hace un recuento de los momentos que dejaron huella en su memoria, y destaca las cualidades que admira del beato Álvaro.
Ecos de la beatificación en México
Como sucedió en países de todo el mundo, varios medios de comunicación mexicanos informaron sobre la beatificación de don Álvaro del Portillo. Presentamos algunas de las notas.
El inmenso amor de Mons. Álvaro del Portillo por la Virgen de Guadalupe
Mons. Álvaro del Portillo, primer prelado del Opus Dei, y quien será beatificado en Madrid el próximo sábado 27 de septiembre, era un gran devoto de la Virgen María, fervor que siempre inculcó a los miembros de la Obra al continuar los pasos de su predecesor: San Josemaría Escrivá de Balaguer, gran devoto de la Virgen Santísima.
El descanso
Al responder a una pregunta de un campesino de Morelos, don Álvaro profundizó en la importancia del domingo destacando que con ese día de descanso, el trabajo, la vida familiar y la relación con Dios, marchan mejor.
El amor no envejece nunca
Don Álvaro, en Monterrey, recordó que si vivimos enamorados del Amor, no habrá ningún obstáculo que no podamos superar.
Santificación del trabajo
Durante una reunión en el Distrito Federal, don Álvaro explicó que la santificación de las realidades cotidianas es posible porque Dios siempre da la ayuda necesaria para ser fiel a nuestra vocación.
Mantener encendido el amor a Dios
El P. Raúl Ruvalcaba, recién ordenado sacerdote, es originario del Distrito Federal, pero creció en Guadalajara. En esta entrevista recogemos algo de su gran simpatía, recuerdos de familia, aficiones deportivas y deseos de servir a Cristo.
Educar Asociación Civil
En 1983 en Jaltepec, Jalisco, Don Álvaro comentó a un grupo de patronatos que hacía falta que en la Ciudad de México hubiera una labor social de envergadura.
Don Álvaro: un enamorado de la Eucaristía
De la época en que María Luisa Palomar vivió cerca de don Álvaro en Roma, se pueden resaltar dos recuerdos entrañables: el gusto de Mons. Del Portillo por la comida mexicana y su amor inmenso por Jesús sacramentado.