¡Y aquí estamos!

Su noviazgo les permitió conocerse a fondo. Ahora, Margarita, supernumeraria, y José Carlos, más sus seis hijos, forman una familia en la que san Josemaría es un amigo muy cercano.

¿Cómo se conocieron?

Margarita: Nos conocimos en un trabajo; él era el policía –muy serio, por cierto–y yo trabajaba en la limpieza. Ahí empezó una amistad y después empezamos a salir, fuimos novios seis años. Yo creo que nos conocimos bien, aunque claro, cuando ya estás casada salen otras situaciones y otras cosas. Pero sí nos conocimos lo suficiente como para decirle sí al matrimonio.

José Carlos: Sí, nos conocimos en 1992, en una tienda departamental. Estábamos jóvenes. La primera vez que la vi en la tienda nunca me imaginé que nos convertiríamos en un matrimonio. Las cosas se fueron acomodando: nos hicimos amigos, luego novios y nos casamos.

Margarita: ¡Y aquí estamos!

¿Y cómo le pidió matrimonio?

Margarita: Yo todavía no quería casarme. Siempre decía: “otro tantito”. Además me gustaba todo lo relacionado con la Obra y llegué a pensar que yo no iba a poder seguir haciendo lo que hacía: participar en retiros, ir a mis medios de formación. Cada año me lo proponía, y yo le decía que todavía no era el momento. Después de seis años me pidió que le dijera ya si me quería casar con él o no. Pues le dije que sí. Estábamos muy enamorados, nos faltaba el sacramento y queríamos hacer las cosas correctamente. Nos hemos llevado bien. Si tenemos problemas y dificultades, como es normal, pero aquí estamos.

José Carlos: Quizá por eso nuestro noviazgo fue de varios años…

Aunque usted no es miembro del Opus Dei, ¿nos podría decir cómo ha influido la Obra en su familia?

José Carlos: Ha sido muy importante, ha influido bastante porque en la familia tratamos de inculcar los valores cristianos a nuestros hijos y ayudarlos en su vida de piedad. Los llevamos a misa, rezamos el Rosario juntos…También vienen algunas personas del Opus Dei a dar catecismo en la casa a las personas de la colonia. Mis hijos también aquí se han preparado para hacer su primera comunión.

¿Cuántos hijos tienen?

Margarita: Tenemos seis hijos: Carlos Israel, María José, Paola Montserrat, Ana Karen, Sebastián de Jesús y Fátima Isabel. Ellos son mis seis muñecos.

¿Qué hacen para transmitir esos valores?

Margarita: La verdad es que sí se me ha hecho difícil porque cada uno tiene su propio carácter y algunos ya toman sus propias decisiones. Yo ya no les puedo decir: “te vas a poner este vestido”, ya no se lo ponen. Claro que estoy batallando con el tema. Y sí, por ejemplo cuando estaban más chicos todos rezaban el Rosario conmigo para que aprendan a querer a la Virgen, pero ahora es un poco más complicado.

Para ustedes, ¿quién es san Josemaría?

Margarita: Es el santo de nuestra devoción. Es indispensable en esta familia porque es el que nos ayuda a solucionar todos nuestros problemas.

José Carlos: Cuando éramos novios, Margarita me dio una estampa de san Josemaría, y yo siempre la cargaba en la cartera. Una vez tuvimos un enfrentamiento muy fuerte, a balazos, y dos de mis compañeros salieron lesionados, pero yo, gracias a Dios, no sufrí un solo rasguño. Las balas me pasaron por todas partes porque yo era el conductor de la camioneta. Una bala pasó de lado a lado del vehículo, quebró los dos vidrios, varias balas impactaron el asiento del pasajero, el parabrisas, el cristal de atrás, pero a mí no me pasó nada. Un verdadero milagro.

Usted es policía, ¿cómo lleva a Dios a su lugar de trabajo?

José Carlos: Yo atribuyo muchos de mis logros a las cosas que he ido aprendiendo al estar en contacto con el Opus Dei: ser profesional en el trabajo y buscar ahí, en las cosas que uno hace, a Dios. Esto se traduce en intentar hacer las cosas bien, aunque sea un trámite administrativo, en tratar amablemente a las personas…

Margarita: Y además es muy buen policía. Tiene valores muy firmes y da buen ejemplo a sus compañeros.