Te doy gracias, mujer

«Te doy gracias, mujer, ¡por el hecho mismo de ser mujer!» Las palabras de san Juan Pablo II en su carta dedicada a las mujeres (1995) manifiestan un misterio y una responsabilidad muy grandes: Dios ha querido contar con cada mujer para recordar al mundo la grandeza del amor incondicional. En este último día de mayo, te invitamos a reflexionar sobre la importancia de que cada mujer –a ejemplo de la Virgen María– «enriquezca la comprensión del mundo y contribuya a la plena verdad de las relaciones humanas».