Retiro de septiembre #DesdeCasa (2023)

Esta guía es una ayuda para hacer por tu cuenta el retiro mensual, allí dónde te encuentres, especialmente en caso de dificultad de asistir en el oratorio o iglesia donde habitualmente nos reunimos para orar.

Retiro mensual | Opus Dei

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1. Introducción.
2. Meditación I. Parábola de los talentos.
3. Meditación II. El paralítico de la piscina.
4. Charla.
5. Lectura espiritual.
6. Examen de conciencia.

Introducción. Los sueños de Dios para cada persona

La llamada a reconocer y valorar los "sueños de Dios para cada persona" se manifiesta con una claridad especial en la Parábola de los Talentos. Esta parábola, en su esencia, nos invita a comprender que cada uno de nosotros ha sido dotado por el Creador con capacidades únicas y valiosas. Estos talentos, sean grandes o pequeños, materiales o espirituales, son regalos que debemos valorar y multiplicar. Sin embargo, existe el riesgo de la "falsa prudencia" y la "falsa humildad" que pueden llevarnos a esconder o menospreciar estos dones. En lugar de ocultarlos, estamos llamados a desarrollarlos con alegría y gratitud, reconociendo en ellos el amor y la confianza que Dios ha depositado en nosotros.

Por otro lado, el relato del paralítico en la piscina nos brinda otra perspectiva poderosa sobre los sueños divinos para nosotros. El encuentro entre Jesús y el paralítico es un testimonio de que el amor de Dios es inclusivo y sin condiciones. Su amor abraza a cada ser humano, y ese amor debe ser el modelo para nuestra relación con los demás. Como católicos, estamos llamados a abrir nuestros corazones en un abanico de amor que incluya a parientes, vecinos, colegas y a toda persona con la que nos crucemos. Esta apertura implica una auténtica cercanía, una profunda comprensión y una disposición constante a ayudar, tanto en lo espiritual como en lo material.

Al fin y al cabo, la verdadera misión de cada creyente es ser un reflejo del amor de Dios en el mundo. Al cultivar y compartir los talentos que se nos han confiado y al extender nuestras manos y corazones a aquellos que nos rodean, no solo honramos los sueños de Dios para nosotros, sino que también nos convertimos en instrumentos vivos de su amor y misericordia en el mundo.

Primera meditación

Opción 1. Parábola de los talentos. 

Opción 2. Los dones de Dios. Catequesis del papa Francisco en el Año de la Fe.

Segunda meditación

Opción 1. El paralítico de la piscina. 

Opción 2. ¿Quieres curarte?: el deseo, brújula para orientar nuestra vida. Catequesis del papa Francisco sobre el discernimiento.

Charla

La libertad de los hijos de Dios: responsabilidad personal, libertad de espíritu y en lo opinable, iniciativa. Mons. Fernando Ocáriz, Libertad, Carta del Prelado (9 enero 2018).

Lectura

Opción 1. Buenos hijos de la Iglesia: amor al Papa, a los Obispos. Transcribimos un fragmento de la Carta n. 8 de San Josemaría, escrita en 1943. Es una bella muestra de su amor a la Iglesia, invitándonos a servirla con corazón y confianza. Nos anima a confiar en ella y alejarnos de dudas o críticas. Su amor firme e inquebrantable es una inspiración para todos los cristianos.

«Os consta cómo generalmente nos entienden y nos quieren los Ordinarios de las diócesis en las que trabajamos; y —sea la que fuere la forma jurídica que, con el tiempo, tome la Obra— la Iglesia, que es nuestra Madre, respetará el modo de ser de sus hijos, porque sabe que con eso sólo pretendemos servirla y agradar a Dios.

Esta es la razón por la que no admitimos, sobre la Iglesia, ni una duda ni una sospecha: ni la toleramos, en otros, sin protesta. No buscamos a la Iglesia los lados vulnerables —por la acción de los hombres en Ella— para la crítica, como suelen hacer algunos que no parecen tener fe ni amor. No concibo que se pueda amar a la madre, y que se hable de esa madre con despego.

Y nunca estaremos bastante satisfechos de nuestro trabajo, por muchos que sean los servicios que, con la gracia de Dios, hagamos a la Iglesia y al Papa, porque el amor nos exigirá más cada día, y nuestros trabajos siempre nos parecerán modestos, porque el tiempo, del que disponemos, es breve: tempus breve est (1 Co 7,29).

Con el amor desinteresado, hemos de tener una gran confianza: estoy seguro de que se acrecentará en vuestras almas, con la ayuda de Dios, a pesar de las incomprensiones que el Señor quiera permitir, que —insisto— nunca serán incomprensiones de la Iglesia.

Con este espíritu de confianza filial, recibiremos siempre con gozo y alegría cualquier noticia que nos venga de la Esposa de Jesucristo, también cuando sea dolorosa o pueda parecerlo, a los ojos de personas ajenas a la Obra, ya que sabemos que de la Iglesia no nos puede venir nada malo: diligentibus Deum omnia cooperantur in bonum (Rm 8,28); para los que aman a Dios, todas las cosas son para bien.

Y me atrevo a aseguraros que esta alegría nuestra, a pesar de los pesares, no dejará de causar estupor y sorpresa, y sobre todo edificación, en quienes sin motivo, porque no lo puede haber, esperan de nosotros una reacción distinta».

Opción 2. La misión de un cristiano. Papa Francisco, Ex. Ap. Gaudete et exultate, nn. 19-24.

Examen de conciencia

Acto de presencia de Dios

1. «Con frecuencia nos enorgullecemos neciamente de los dones y talentos recibidos (…) ¿qué posees tú que no hayas alcanzado de Dios? Y si lo que tienes, lo has recibido, ¿de qué te glorías como si no lo hubieses recibido?» (Amigos de Dios, n. 112). Movido por una verdadera humildad, ¿cultivo en mi interior un profundo agradecimiento al Señor por todo lo que he recibido?

2. «Llamó a sus servidores y les entregó sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno solo: a cada uno según su capacidad» (Mt 25, 14-15) ¿Me ilusiona desarrollar los talentos recibidos para llevar a cabo la misión que él me ha confiado?

3. «Yo te confiaré lo mucho: entra en la alegría de tu señor» (Mt 25, 23). Veo a mi alrededor personas que tienen talentos que, puestos al servicio del Señor, rendirían mucho. ¿Sé valorar, sin envidias ni comparaciones, los talentos de los demás? ¿Cómo les ayudo a mejorarlos y a ponerlos al servicio de Dios y del prójimo?

4. «“Quieres curarte?”. El enfermo contestó: “Señor no tengo a nadie que me meta en la piscina”» (Jn 5, 7). ¿Deseo que el Señor me haga un instrumento de su gracia para sanar y curar a muchas personas?

5. «Quienes han encontrado a Cristo no pueden cerrarse en su ambiente: ¡triste cosa sería ese empequeñecimiento! Han de abrirse en abanico para llegar a todas las almas» (Surco, n. 193).

6. ¿Trato a mis amigos como lo haría Jesucristo, con gran delicadeza, respeto y cariño? ¿Rezo por ellos y busco abrirles horizontes en su vida, respetando su libertad?

7. «Le dijo Jesús: “Levántate, toma tu camilla y ponte a andar”» (Jn 5, 8). ¿Cómo me dejo ayudar, de manera que mis amigos, compañeros y familiares puedan corregirme o darme un buen consejo?

Acto de contrición