Retiro de noviembre #DesdeCasa (2023)

Esta guía es una ayuda para hacer por tu cuenta el retiro mensual, allí dónde te encuentres, especialmente en caso de dificultad de asistir en el oratorio o iglesia donde habitualmente nos reunimos para orar.

Retiro de noviembre #DesdeCasa (2023)

Descarga el retiro mensual #DesdeCasa (PDF)
1. Introducción. Un hogar en el cielo y en la tierra.
2. Meditación I. La comunión de los santos.
3. Meditación II. La visión cristiana de la muerte.
4. Charla.
5. Lectura espiritual.
6. Examen de conciencia.


Introducción. Un hogar en el cielo y en la tierra

En el camino de la Iglesia conocemos tres etapas de su desarrollo: hasta que el Señor venga en su esplendor con todos sus ángeles y, destruida la muerte, tenga sometido todo, sus discípulos, unos peregrinan en la tierra; otros, ya difuntos, se purifican; mientras otros están glorificados, contemplando “claramente a Dios mismo, uno y trino, tal cual es” (Conc. Vaticano II, Const. Ap. Lumen gentium, 49). Todos, aunque en grado y modo diversos, participamos en el mismo amor a Dios y al prójimo y cantamos un mismo himno de alabanza a nuestro Dios. En efecto, todos los de Cristo, que tienen su Espíritu, forman una misma Iglesia y están unidos entre sí en él. La unión de los miembros de la Iglesia peregrina con los hermanos que durmieron en la paz de Cristo de ninguna manera se interrumpe. Más aún, según la constante fe de la Iglesia, se refuerza con la comunicación de los bienes espirituales.

Los santos que ya gozan de Dios interceden por nosotros. Por el hecho de que los del cielo están más íntimamente unidos con Cristo, consolidan más firmemente a toda la Iglesia en la santidad...no dejan de interceder por nosotros ante el Padre. Presentan por medio del único Mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, los méritos que adquirieron en la tierra... Su solicitud fraterna ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad. No veneramos el recuerdo de los del cielo tan sólo como modelos nuestros, sino, sobre todo, para que la unión de toda la Iglesia en el Espíritu se vea reforzada por la práctica del amor fraterno. En efecto, así como la unión entre los cristianos todavía en camino nos lleva más cerca de Cristo, así la comunión con los santos nos une a Cristo, del que mana, como de Fuente y Cabeza, toda la gracia y la vida del Pueblo de Dios.

Estamos también unidos con quienes han dejado ya esta vida. La Iglesia peregrina, perfectamente consciente de esta comunión de todo el Cuerpo místico de Jesucristo, desde los primeros tiempos del cristianismo honró con gran piedad el recuerdo de los difuntos y también ofreció por ellos oraciones pues es una idea santa y provechosa orar por los difuntos para que se vean libres de sus pecados (2 Macabeos 12, 45). Nuestra oración por ellos puede no solamente ayudarles sino también hacer eficaz su intercesión en nuestro favor.

La Iglesia entera somos la familia de Dios. Todos los hijos de Dios y miembros de una misma familia en Cristo, al unirnos en el amor mutuo y en la misma alabanza a la Santísima Trinidad, estamos respondiendo a la íntima vocación de la Iglesia.

Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 954-959: La comunión entre la Iglesia del Cielo y la de la tierra.

Primera meditación

Opción 1. Meditación: La comunión de los santos. 

Opción 2: La comunión de los santos: más unidos que nunca. Texto de José Manuel Fidalgo.

Segunda meditación

Opción 1. Meditación 2: La visión cristiana de la muerte. 

Opción 2. “Cuando la muerte clava su aguijón”. Números 253-258 de la Exhortación Apostólica Amoris laetitia del papa Francisco.

Charla

¿Qué es la Unción de los enfermos? ¿En qué consiste la Unción de los enfermos? ¿Tiene algún efecto? ¿En qué condiciones se puede recibir? Estas son algunas de las preguntas que se resuelven en este artículo de la serie “Preguntas sobre la fe”.

Lectura

Papa Francisco, La sabiduría de los ancianos, de la serie de catequesis sobre la ancianidad.

Examen de conciencia

Acto de presencia de Dios

1. «Comunión de los santos. ¿Cómo te lo diría? ¿Ves lo que son las transfusiones de sangre para el cuerpo?» (Camino, n. 544). ¿Me paro a pensar que al hacer las cosas bien por amor a Dios, en mi trabajo, mi estudio, con mis amigos, puedo ayudar a toda la Iglesia? ¿Me llena de esperanza saber que nada se pierde, que el Señor hará fecundos todos mis esfuerzos donde y como a él le parezca?

2. «Tendrás más facilidad para cumplir tu deber al pensar en la ayuda que te prestan tus hermanos y en la que dejas de prestarles, si no eres fiel» (Camino, n. 549). ¿Cómo me apoyo en la oración de todos los que me quieren?

3. «Mis buenas amigas las ánimas benditas del purgatorio…¡pueden tanto delante de Dios!» (Camino, n. 571). ¿Rezo y ofrezco sufragios por ellas y confío en la ayuda que pueden prestarnos?

4. «Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él» (Rm 6, 8). ¿Me sirve la realidad de la muerte para dar perspectiva a los esfuerzos por hacer crecer el Reino de Dios?

5. «¿No brilla en tu alma el deseo de que tu Padre-Dios se ponga contento cuando te tenga que juzgar?» (Camino, n. 746). ¿Entiendo que Dios no me acusa, sino que es mi abogado y salvador? ¿Me da paz saberme en las manos de Dios?

6. «Al atardecer de la vida nos examinarán del amor» (San Juan de la Cruz). ¿Procuro rectificar la intención, dándome cuenta de que la medida de mis obras no es el acierto o el error, el triunfo o el fracaso, sino el amor con el que las llevo a cabo? ¿En qué ámbitos de mi vida podría expresar mejor que la caridad, la misericordia y el espíritu de servicio son el motor de mis actos?

7. «Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse» (Lc 15, 7). ¿Cómo me consuela y me llena de alegría saber que Dios siempre me ofrece su gracia y, por tanto, la posibilidad de comenzar y recomenzar?

Acto de contrición