Para ayudar a quien está más cerca y a los más desprotegidos

Resumen de una entrevista a José G. González Múzquiz, Fundador y Presidente del Instituto José David, A. C., dirigido a la atención a problemas de la audición y el lenguaje

El Fundador y la Directora del Instituto

Mi hijo mayor –José David– nació sordo. Era el año de 1954 y en Chihuahua no había institutos o escuelas especiales para sordos. De acuerdo con mi Señora, decidimos que toda la familia nos trasladaríamos a México D.F. para que pudieran atender a José David que contaba con alrededor de tres años. En esa época me invitaron a participar y a formar parte de la primera generación de empresarios que cursaron el programa de alta dirección que comenzaba a organizar el IPADE (la escuela de negocios de la Universidad Panamericana). Allí conocí el Opus Dei.

Con el tiempo y con la determinación de mi hija Cecilia de estudiar y dedicarse a la terapia de audición y lenguaje, vimos en José David una llamada de Dios para hacer algo por otros niños con discapacidad auditiva, especialmente con los que menos recursos tienen. San Josemaría animaba a preocuparse por los demás, especialmente por quienes están más cerca y por los más desprotegidos; de manera que decidimos sacar adelante un instituto para niños sordos en Chihuahua.

Así, desde hace 26 años, en el Instituto José David, AC. nos dedicamos a brindar apoyo integral a niños sordos y con problemas de comunicación mediante el desarrollo de sus habilidades, fomentando su integración tanto en el sistema educativo regular como en la sociedad. Actualmente atendemos a 230 niños de los cuales el 85% están becados. Se proporciona una gran variedad de terapias, evaluaciones, cursos y talleres; se atiende una escuela para padres; existe un programa de implante coclear, y se ofrece una Licenciatura en las alteraciones de la audición y el lenguaje.

Sacar adelante el instituto no ha sido una tarea fácil. Comenzamos con cinco alumnos en una casa rentada de 40 m2, poco a poco fue creciendo, y actualmente el edificio tiene una capacidad para 300 chicos. Este esfuerzo trae consigo muchas satisfacciones, actualmente varios de nuestros antiguos alumnos estudian en la universidad y se desempeñan con toda normalidad en su ambiente.

Durante estos 26 años le he pedido a diario a San Josemaría por el instituto y por el Opus Dei. Estoy convencido de que nuestro Padre no hace oídos sordos a nuestras peticiones, y que con el esfuerzo de todos y con su intercesión podremos seguir trabajando para ayudar a los que están más cerca y a los más desprotegidos.

    Chihuahua, Chih.