Monseñor Óscar Arnulfo Romero también fue cautivado por la santidad del Fundador del Opus Dei. En 1974, Mons. Romero conversó en Roma con San Josemaría. Don Antonio Rodríguez escribe: "El Padre le atendió con gran afecto y puso los medios para que le ayudaran a descansar en esos días porque conocía bien la situación de tensión que se vivía en El Salvador".
Tras la muerte de San Josemaría el mismo Mons. Romero escribe una carta al Papa pidiendo la beatificación y canonización de Mons. Escrivá de Balaguer. Ahí dice que tuvo la dicha de conocerle personalmente "y de recibir de él aliento y fortaleza para ser fiel a la doctrina inalterable de Cristo y para servir con afán apostólico a la Santa Iglesia Romana.
Mons. Escrivá de Balaguer supo unir en su vida un diálogo continuo con el Señor y una gran humildad: se notaba que era un hombre de Dios y su trato estaba lleno de delicadeza, cariño y buen humor. Desde hace muchos años conozco el trabajo de la Obra aquí en El Salvador y puedo testimoniar el sentido sobrenatural que lo anima y la fidelidad al Magisterio que lo caracteriza".