"México, mi amor"

Entrevista con Nina Diakova, reconocida artista rusa que ha pintado varios cuadros inspirados en la cultura y tradiciones mexicanas. También es autora de algunos retratos de San Josemaría, como el que se exhibe en la Catedral de Morelia.

'Me encanta la expresión de su cara, cómo habla, cómo sonríe, su mirada de ojos buenos y su inteligencia'.

¿Por qué decidiste dedicarte a la pintura?

Mis padres eran pintores, y desde que era niña me gustaba ver cómo trabajaban, entonces empecé a pintar, como la mayoría de los niños. A los once años mis padres me llevaron a una escuela de pintura y, después de presentar un examen, fui aceptada como alumna.

Me di cuenta que es muy complicado aprender a dibujar bien, pero tomé la decisión de luchar contra esa dificultad para ser una buena pintora… y sigo luchando para lograrlo.

Más tarde continué mis estudios en el Instituto Superior de Artes Plásticas de San Petersburgo.

¿Qué pintores famosos han influenciado tu estilo?

En el principio estuvieron todos los impresionistas (Monet, Degas, Van Gogh, Gauguin), y también el arte clásico. Más tarde presté más atención al arte ruso antiguo, como los íconos y murales de la Iglesia ortodoxa, principalmente los del Santo Andrei Rubliev.

Cuando empecé a pintar mi primer retablo en un oratorio, presté más atención a la pintura de Rembrandt, quien desde entonces ha sido mi "maestro". Tengo la suerte de ver frecuentemente sus cuadros en el Museo del Hermitage, en San Petersburgo.

Pintas muchas cosas relacionadas con México: guerreros mayas, futbolistas, charros… ¿por qué?

Desde mi primer viaje a México, en el año 1992, estoy encantada con la cultura mexicana, con su naturaleza, su gente y sus tradiciones… todo es muy pintoresco. En el año 2000 obtuve una beca del gobierno mexicano para crear una seria de cuadros: "Coral a la Gloria del Pueblo Mexicano", que incluye muchos aspectos de la vida del pueblo. Estos cuadros, se exhibieron en el año 2002 en la exposición personal "México, mi amor" en el Museo Nacional de la Acuarela "Alfredo Guati Rojo", y después en Guadalajara, Moscú y San Petersburgo.

Hace poco se bendijo tu óleo de San Josemaría para la Catedral de Morelia, y estás preparando otro cuadro del fundador del Opus Dei, ¿qué buscas comunicar con estos retratos?

Me encanta la obra y la vida de este hombre genial, este santo a quien Dios abrió los caminos para fundar el Opus Dei. He pintado ya doce retratos de San Josemaría y dicen que conforme pasan los años me sale mejor.

Por muchas fotos que he visto –y también por la lectura de sus libros y su biografía– estoy más y más convencida de su alma abierta a la gente. Me encanta la expresión de su cara, cómo habla, cómo sonríe, su mirada de ojos buenos y su inteligencia.

En el óleo para la Catedral de Morelia quería expresar que San Josemaría todavía habla hoy a la gente, como si estuviera vivo. A través de mis oraciones a San Josemaría y por mis pinturas, lo siento más y más cerca de mí. Se hizo como mi padre, en la vida y en el trabajo.