Los no católicos opinan sobre Benedicto XVI

El Vicario regional del Opus Dei para México destaca algunas declaraciones que personalidades no católicas han hecho sobre la figura y pensamiento del Romano Pontífice.

«Se trata probablemente del Papa más culto e inteligente que haya tenido la Iglesia en mucho tiempo»: Mario Vargas Llosa.

El premio Nobel Mario Vargas Llosa vivió de cerca la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid (2011), y la describe así en el diario español El País: «Todas las razas, lenguas, culturas, tradiciones, se mezclaban en una gigantesca fiesta de muchachas y muchachos adolescentes, estudiantes, jóvenes profesionales venidos de todos los rincones del mundo a cantar, bailar, rezar y proclamar su adhesión a la Iglesia católica y su “adicción” al Papa (“Somos adictos a Benedicto” fue uno de los estribillos más coreados)».

Destaca después el contraste entre Benedicto XVI y Juan Pablo II: «Es difícil imaginar dos personalidades más distintas que las de los dos últimos Papas. El anterior era un líder carismático, un agitador de multitudes, un extraordinario orador, un pontífice en el que la emoción, la pasión, los sentimientos prevalecían sobre la pura razón. El actual es un hombre de ideas, un intelectual, alguien cuyo entorno natural son la biblioteca, el aula universitaria, el salón de conferencias»; y expresa la admiración del no creyente ante su inteligencia y sus escritos: «Se trata probablemente del Papa más culto e inteligente que haya tenido la Iglesia en mucho tiempo, uno de los raros pontífices cuyas encíclicas o libros, un agnóstico como yo puede leer sin bostezar (su breve autobiografía es hechicera y sus dos volúmenes sobre Jesús más que sugerentes)». Concluye su artículo de manera sorprendente: «Creyentes y no creyentes debemos alegrarnos por eso de lo ocurrido en Madrid en estos días en que Dios parecía existir, el catolicismo ser la religión única y verdadera, y todos como buenos chicos marchábamos de la mano del Santo Padre hacia el reino de los cielos». Sobran los comentarios.

«En verdad ha desafiado a todo el país a incorporarse y reflexionar, y eso sólo puede ser una cosa buena»: David Cameron.

Jacob Neusner, intelectual judío, describe así la personalidad de quien pronto estará en México: «Siempre he estimado al estudioso Joseph Ratzinger por su honestidad y lucidez, y estaba muy interesado en encontrar y conocer al hombre. Ahora he venido a Roma para el histórico encuentro en la sinagoga y he recibido el gran don de encontrarme con el Papa. Lo que más me ha impresionado han sido sus ojos penetrantes. Te mira dentro. Y además sus modales de caballero, lleno de gentileza y humildad». Mustapha Cherif, intelectual musulmán, destaca la apertura de Benedicto XVI, otro rasgo que muchos le reconocen: «Es un gran teólogo pero no un experto en Islam. Lo que me conmovió fue su sed de entender. Es un hombre de diálogo».

En ese mismo sentido, Ban Ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas, advirtió al Papa: «Usted ha hecho un llamado por un diálogo abierto y sincero, tanto dentro de su Iglesia como entre religiones y culturas, en búsqueda del bienestar de la humanidad». Y David Cameron, Primer Ministro del Reino Unido, valoró así las intervenciones de Benedicto XVI, durante su estancia en ese país: «La gente no tiene que compartir la misma fe o estar de acuerdo con todo lo que afirma la religión para ver el beneficio que conlleva el hacerse las acuciantes preguntas que usted, su Santidad, nos ha planteado sobre nuestra sociedad y sobre cómo nos tratamos a nosotros mismos y a los demás. En verdad ha desafiado a todo el país a incorporarse y reflexionar, y eso sólo puede ser una cosa buena». Los testimonios podrían multiplicarse, pero basta con los citados para tener en cuenta cómo es considerado el Papa por quienes no comparten su fe. 

«El amor no es solamente un sentimiento. Los sentimientos van y vienen. Pueden ser una maravillosa chispa inicial, pero no son la totalidad del amor»: Benedicto XVI.

Para quien no ha profundizado en el pensamiento de Benedicto XVI y se pregunta en qué consiste esa lucidez de su pensamiento que tanta gente admira, bastará con que lea, por ejemplo, algunas ideas sobre un tema que todo mundo considera importante y que a la vez suele trivializarse y manipularse con frecuencia. Me refiero al tema del amor y cito a continuación algunas expresiones tomadas de dos de sus encíclicas, Deus caritas est y Caritas in veritate, que resultan comprensibles para cualquiera y manifiestan la profundidad de su pensamiento:

                   

- El amor no es solamente un sentimiento. Los sentimientos van y vienen. Pueden ser una maravillosa chispa inicial, pero no son la totalidad del amor.

                 

- Es propio de la madurez del amor que abarque todas las potencialidades del hombre e incluya, por así decir, al hombre en su integridad […]: entendimiento, voluntad y sentimiento en el acto único del amor.

- Amar a alguien es querer su bien y trabajar eficazmente por él.

- Querer lo mismo y rechazar lo mismo, es lo que los antiguos han reconocido como el auténtico contenido del amor: hacerse uno semejante al otro, que lleva a un pensar y desear común.

- El amor es una fuerza extraordinaria, que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz.

- La caridad va más allá de la justicia, porque amar es dar, ofrecer de lo «mío» al otro.

- La caridad supera la justicia y la completa, siguiendo la lógica de la entrega y el perdón.

- Amor a Dios y amor al prójimo son inseparables, son un único mandamiento.

- Si en mi vida falta completamente el contacto con Dios, podré ver siempre en el prójimo solamente al otro, sin conseguir reconocer en él la imagen divina. Por el contrario, si en mi vida omito del todo la atención al otro, se marchita también la relación con Dios. Será únicamente una relación «correcta», pero sin amor.

- En su muerte en la cruz se realiza ese ponerse Dios contra sí mismo, al entregarse para dar nueva vida al hombre y salvarlo: esto es amor en su forma más radical.

Benedicto XVI vendrá a México próximamente. Él mismo ha declarado en una de las encíclicas mencionadas que «La Iglesia no tiene soluciones técnicas que ofrecer y no pretende de ninguna manera mezclarse en la política de los Estados». La finalidad de su viaje es otra: proporcionar luces que puedan orientar el comportamiento humano hacia los valores positivos, como lo ha hecho en todos los países que ha visitado. Ojalá que los mexicanos, católicos y no católicos, estemos a la altura.

P. Francisco Ugarte Corcuera // Reforma