«Llevar el amor de Dios a los demás»

Patricia, de Guadalajara, participa con sus hijos y marido en la Promoción Rural Familiar, una iniciativa que se lleva a cabo cada año en Semana Santa para ayudar espiritual y materialmente a familias de escasos recursos de la Sierra de Nayarit.

Hace aproximadamente diez años invitaron a Patricia Jiménez a hacer una promoción rural en familia, a la Sierra del Nayar, con indígenas del norte de Nayarit.  Llegar al lugar les tomó diez horas y le sorprendió ver un mundo que no conocía.

“Tenemos que ir y enfrentarnos a esas realidades (…).No podemos decir, ni pelear, ni abogar sin conocer esas realidades completas. En este caso es ir con los indígenas, gente muy necesitada en lugares tan alejados a los que sólo llega la Coca-Cola”.

Desde hace varios años, durante Semana Santa, varias familias de Guadalajara participan en la promoción rural familiar para compartir los días santos con personas de las comunidades de la Sierra.

“Nosotros mismos vamos convencidos de que sin no llevamos esos días santos bien preparados, las familias de la comunidad nos los van a vivir. Es vivir con ellos los días santos”, explica Patricia.

Sin embargo, aparte de la ayuda espiritual que las familias prestan, la Promoción Rural Familiar también se convierte en una ocasión propicia para convivir de cerca con la gente de la comunidad, es decir, jugar, platicar, visitar enfermos y ayudarlos en sus necesidades, hacer que la gente se sienta apoyada y acogida.

“Cuando invito a la gente les digo que se trata de llevar el amor de Dios a esas personas, que quizá no tienen la oportunidad de percibirlo de otra manera. ¿Cómo les vamos a quitar que la Divina Providencia es a través de nuestras manos?”.

Las familias juntan despensas, ropa, material para la escuela de la comunidad, llevan, cuando se puede, a algún médico o sacerdote y  trabajan para mejorar la capilla. En ocasiones las familias han tenido que levantar la iglesia desde los cimientos, construir paredes, impermeabilizar o, simplemente, hacer limpieza y poner una imagen de la Virgen.

La promoción lleva en su nombre la palabra “familiar” porque en ella participan todos los miembros de la familia. El papá arma bancas, arregla algún techo, carga enfermos; las mamás cocinan, ayudan  al doctor; los muchachos organizan el futbol, basketball, y los niños juegan.

“En la promoción rural se vive el desprendimiento –te das cuenta de que no necesitas cargar tres pares de zapatos–, la fortaleza –a todos nos toca lavar baños, limpiar trastes, recoger basura y no hay quien se queje, lo hacemos contentos–, el compañerismo, la paciencia, es ver por los demás”.

Esta iniciativa surgió, según explicó Patricia, gracias una de las cosas que se aprenden en el Opus Dei: preocuparse por los demás y hacer apostolado. “Te abres a estos panoramas que son las necesidades ajenas. ¿Cómo no voy a compartir con los demás?, ¿cómo no llevar este amor de Dios que yo estoy sintiendo? Es el mensaje, llevar el amor de Dios a los demás”.