«La santidad es amar a Dios»

En el 22 aniversario de la ordenación episcopal de Don Álvaro del Portillo y a raíz de su nombramiento como Venerable, el P. Gerardo Sánchez, juez delegado para las causas de los santos de la Arquidiócesis de México, explicó en qué consisten las fases del proceso de canonización

Además de la explicación en video acerca del proceso de canonización, presentamos otros aspectos de la entrevista que el P. Gerardo Sánchez, juez delegado para las causas de los santos de la Arquidiócesis de México, concedió a la Oficina de Información del Opus Dei.

¿Qué significa que la Iglesia declare que alguien ha vivido heroicamente las virtudes cristianas?

Habrá que distinguir que humanamente todos tenemos virtudes; somos creaturas de Dios y participamos de su belleza, de su bondad, de su misericordia. Pero estas personas han tratado de vivir las virtudes de manera excelente en su vida ordinaria, lo que les lleva a mayor sacrificio, a mayor ejercicio en su voluntad, a mayor entrega (…). Las virtudes teologales –la fe, la esperanza y la caridad– son muy notorias en ellos, sobretodo la caridad (…), como por ejemplo en San Francisco, Santa Teresa de Jesús, San Josemaría Escrivá… en todos ellos el aspecto de la caridad está por encima.

¿Cualquier fiel puede ser canonizado?

Cualquier fiel es llamado a la santidad, pero no todos van a ser canonizados. La Iglesia selecciona a algunos porque son presentados ante ella con fama de santidad, por sus virtudes o por el martirio.

¿Para qué quiere la Iglesia reconocer la santidad de las personas?

La Iglesia quiere reconocer la santidad porque todos, humanamente, necesitamos ejemplos vivos, concretos. Para nosotros, la vida cristiana está centrada en Cristo, ciertamente, pero en la vida ordinaria necesitamos personas que saben y que han apreciado los valores del cristianismo y que los han puesto al servicio de la humanidad, de la Iglesia, del momento en que vivieron. Entonces, los santos, en ese aspecto son muy necesarios como intercesores –porque ellos interceden por nosotros- y porque son ejemplos de cómo se vive la fe.

¿Los procesos de canonización se han hecho más simples?

No, no es nada fácil, por eso no hay demasiados. Aunque el papa Juan Pablo II canonizó a muchos y beatificó a bastantes más, no quiere decir que sea fácil, porque en todos se siguió un proceso muy riguroso, muy estricto, y en algunos ya se tenían muchos elementos, por ejemplo, el de los 25 mártires mexicanos canonizados aquí, era un proceso que se seguía desde hace muchos años y se completó con Juan Pablo II.

¿Qué es un milagro?

Un milagro es la intervención de Dios ante la petición de alguien y, en nuestro caso, nosotros lo atribuimos a la intercesión de alguno de los santos de Dios, que son sus amigos.

¿Qué es la santidad?

La santidad, yo considero, es amar a Dios. Y amar a Dios, que es amor, tiene entonces unas manifestaciones en todos los sentidos. Por ese motivo, sin la ayuda de Dios no podemos ser santos; podríamos ser grandes héroes, destacados atletas o súper hombres en ciertas cosas, pero santos solamente aquellos que se confían en la gracia de Dios y viven en plenitud las virtudes.

¿Cómo se lucha para alcanzar la santidad?

En el caso de San Josemaría y de Mons. Del Portillo, me da la impresión, por lo que he leído, que comprendieron que es necesario ser santo dentro de la vida ordinaria, en lo que Dios nos pide, trabajando, haciendo bien lo que tenemos que hacer cada día. Y si alguien es profesionista, tiene un campo amplísimo y está obligado a dar más porque “al que más se le da, más se le pide”. La santidad es para todos y siempre hay que aspirar a más.