“Guadalupe Ortiz de Landázuri”: una mujer del Opus Dei

Fue de las primeras mujeres en desarrollar el Opus Dei en México. Está abierto su proceso de canonización.

Guadalupe Ortiz de Landazuri en Montefalco, México.

Ofrecemos a continuación una breve reseña acerca de esta numeraria del Opus Dei.

Guadalupe: el camino a la santidad de una mujer del siglo XX

Nace en Madrid, el 12 de diciembre de 1916. En 1932, termina el bachillerato e inicia la carrera de Ciencias Químicas. Cursa sus estudios con brillantez, aunque los interrumpe en julio de 1936, al estallar la guerra civil.

En 1941, terminados sus estudios, comienza a dar clases, para sostener las necesidades económicas de su familia. En 1944, conoce a san Josemaría Escrivá de Balaguer, el Fundador del Opus Dei, quien le ayuda a descubrir que el trabajo profesional y la vida ordinaria son el lugar de encuentro con Cristo. Poco tiempo después, pide la admisión en el Opus Dei.

A partir de entonces, Guadalupe Ortiz de Landázuri se entrega sin condiciones a buscar la intimidad con Dios y participa en diversas actividades apostólicas en varias ciudades de España. De vuelta a Madrid, en octubre de 1947 se encarga de la dirección de la Residencia Universitaria Zurbarán.

Por su generosidad, su fortaleza y alegría, en 1950 el Fundador la invita a comenzar el trabajo apostólico de las mujeres del Opus Dei en México. El 5 de marzo parte hacia su nuevo país. Allí dirige otra residencia para universitarias, a las que anima a ampliar su formación humana y cristiana, y a poner sus conocimientos al servicio de los demás a través de su profesión y en varias iniciativas de promoción en el ámbito rural y de asistencia a los necesitados.

Al mismo tiempo, busca la colaboración de mujeres profesionales y madres de familia, a las que trata de contagiar su fe cristiana.

En 1956, Guadalupe se traslada a Roma; un año después vuelve a España: se le ha manifestado una seria dolencia de corazón y es operada de una estenosis mitral.

Se recupera, obtiene el doctorado con la máxima calificación, el Premio, "Juan de la Cierva" de Investigación y, tras dos cursos de profesora interina en el Instituto Ramiro de Maeztu, obtiene por oposición la plaza de profesora titular de Ciencias en la Escuela de Maestría Industrial, hoy Instituto Santa Engracia. A la vez, atiende tareas formativas y de dirección en el Opus Dei.

Hasta el final, Guadalupe Ortiz de Landázuri, desarrolló su vida profesional como investigadora en el ámbito de la química aplicada; primero, en la búsqueda de materiales refractarios aislantes, con el objetivo de disminuir el consumo de energía, y más tarde en el sector de textiles.

Al mismo tiempo, llevó a cabo una intensa labor de evangelización y promoción social con el anhelo que inundó su vida: acercar a Dios a quienes le rodeaban, con su ejemplo de alegría y su amistad.

El 16 de julio de 1975 falleció en Pamplona, con fama de santidad.

La primera fase del proceso de canonización de Guadalupe Ortiz de Landázuri concluyó el pasado 22 de marzo, tras tres años y medio de trabajo. El tribunal recogió la declaración de 54 testigos, examinó numerosos documentos y reunió las pruebas para determinar la heroicidad de su vida cristiana.

En el acto de clausura, el Cardenal-Arzobispo de Madrid, Mons. Antonio María Rouco Varela, destacó “lo que reporta a la Iglesia y a la sociedad del siglo XXI la vida de esta sierva de Dios es feminidad, profesionalidad y afán de santidad, vividos en el mundo, buscando siempre la promoción de la mujer, sin reducir su entrega total y radical a Cristo”.

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Cuando Guadalupe Ortiz de Landázuri llegó a México, tenía profundamente grabado en el corazón el afán de acercar almas a Dios, que le había inculcado san Josemaría, y a la vez era plenamente consciente de su papel de instrumento del Señor. Por eso su primera visita en tierras mexicanas fue a la Villa de Guadalupe, para poner a los pies de Nuestra Señora -su patrona- toda su esperanza y el trabajo en esta nueva empresa.

La Escuela Femenina de Montefalco, ubicada en el ambiente rural del Estado de Morelos, que cuenta con más de 3,000 egresadas, es uno de los múltiples frutos de aquella primera semilla que sembró Guadalupe a principios de los años 50.