Fidelidad día tras día

El 15 de septiembre de 1975, Mons. Álvaro del Portillo fue elegido para suceder a san Josemaría. En esta nueva etapa de su vida, don Álvaro trabajó incansablemente por continuar haciendo fructificar lo que el Fundador del Opus Dei había recibido de Dios.

Poco más de dos meses después de la muerte de san Josemaría, el congreso general electivo eligió, de manera unánime, a don Álvaro para hacer cabeza en el Opus Dei. Desde el principio, Mons. Del Portillo recalcó la importancia de continuar siendo fieles al espíritu que Dios le había hecho ver al Fundador y daba inicio a lo que le gustaba denominar la “etapa de la fidelidad y de la continuidad”.

Don Álvaro sabía que continuar siendo fieles al espíritu del Opus Dei no podía implicar un estancamiento. Era necesario, por tanto, seguir haciendo fructificar los “talentos” que Dios había entregado a san Josemaría. Durante los 19 años que estuvo al frente de la Obra, Mons. Del Portillo sacó adelante varias iniciativas y se mostró como un cariñoso padre y pastor. 

Aunque don Álvaro afirmaba que tenía poca facilidad de palabra, continuó con los viajes de catequesis que san Josemaría había realizado en la década de los setenta, produciendo abundantes frutos espirituales en muchas de las personas que pudieron escucharlo durante las reuniones familiares que sostuvo en distintos países.

Además de estos encuentros, don Álvaro escribió al menos una carta mensual a los fieles del Opus Dei a lo largo de los últimos diez años de su vida. Estas cartas dejan ver su constancia y el deseo que siempre tuvo por ayudar a los miembros de la Obra a alcanzar la santidad para que pudieran servir a la Iglesia.

Muchas iniciativas surgieron bajo el impulso directo de don Álvaro. Como servicio directo a la Iglesia universal, se erigieron dos seminarios internacionales para la formación del clero de distintas diócesis del mundo: Bidasoa, ubicado en Pamplona, y el Sedes Sapientiae, en Roma. Además, podemos enumerar varias iniciativas que pretenden aliviar algunas de las  necesidades de las comunidades en que se localizan: Meyalli, Acuautla, Ciudad de los Niños (México), Centre Hospitalier Monkole (Congo), Centro educativo técnico laboral Kinal (Guatemala), Center for Industrial Technology and Enterprise (Filipinas), Colegio Lamatepec (El Salvador), etc.

En esos diecinueve años, la Obra dio sus primeros pasos en veinte nuevos países: Polonia, Suecia, Finlandia, Hungría, República Checa, Hong Kong, Singapur, Taiwán, Macao, Israel, India, República Democrática del Congo, Camerún, Costa de Marfil, Bolivia, Honduras, Trinidad y Tobago, Nicaragua, República Dominicana y Nueva Zelanda. 

A esta etapa de la vida de Mons. Del Portillo, es necesario agregar dos grandes acontecimientos. Don Álvaro logró sacar adelante una intención que siempre había ocupado un lugar primordial en el trabajo y esfuerzos de san Josemaría: la configuración jurídica definitiva de la Obra. En 1982, el beato Juan Pablo II erigió al Opus Dei en prelatura personal. Y, diez años después, el Papa beatificó a san Josemaría en la Plaza de San Pedro, ocasión en que don Álvaro pudo concelebrar la misa con el Santo Padre.