Entrevista a Rosario (Chayo) Camargo

La semana pasado publicamos un artículo sobre la actividad profesional con adultos mayores que realiza la Universidad Panamericana con el impulso de Rosario Camargo. Recogemos esta entrevista.

- Hace un par de años publicaste tu último libro "De la semilla al fruto" en el que afirmas, con frase poética, que la vida es camino con historia, y la historia es camino de vida. ¿Cuál es tu historia?

Mi historia, como la de la mayoría de las personas, se compone de claroscuros que finalmente terminan en una línea de buen brillar que se llama fidelidad: fidelidad a mi vocación humanística que comprende las profesiones de Museografía y Periodismo, y fidelidad a ese regalo de Dios que conocemos como “la llamada”. La mía fue, muy concretamente, al Opus Dei. Tengo ya 52 años dentro de la Obra, y también 52 años de profesionista activa, alternando mis dos carreras.

- ¿Cuándo empezaste a escribir?

En 1952, cuando en la clase de Historia Universal en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, el profesor me pidió autorización para publicar un trabajo mío sobre el embalsamamiento y los ritos funerarios en Egipto, en la revista de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Y ya no paré. El “gusanito” del periodismo me había entrado dos años antes, cuando asistí como acompañante de una prestigiada periodista peruana a la que yo había conseguido –no sé cómo- a una entrevista nada menos que con don Alfonso Reyes, que convalecía en Cuernavaca y moriría tres años después. Posteriormente, terminada mi carrera de Museografía, conseguí una beca, en 1960, para la carrera de Periodismo en el entonces Estudio General de Navarra, en Pamplona, España. Ahí tuve el privilegio de presenciar cómo san Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei, ponía la primera piedra de lo que hoy es la famosa Universidad de Navarra que, justo, transformó al primitivo Estudio General. Me impresionó muchísimo la sencillez y naturalidad con que se comportaba a pesar de que era ya una personalidad de renombre en Roma y España. En la vida de la familia del Opus Dei era un verdadero papá: comprensivo, cariñoso, muy simpático, que alentaba a sus hijos e hijas a crecer en todos los aspectos: académico, profesional, humano…, pero sobre todo le interesaba el espiritual, el trato con Dios y, como consecuencia, la coherencia de una vida recta y limpia.

¿Qué interés tenía San Josemaría por la Universidad?

Él tuvo una clara visión de lo que significaba la enseñanza superior para encauzar a esa juventud tan dispersa en sus ideas; entonces y ahora; y por eso mismo tan necesitada de los valores universales. Muestra de ello fueron las becas e invitaciones que se hicieron a jóvenes de los países latinoamericanos y de varios africanos como Kenia, Guinea y el entonces Congo Belga, para que se incorporaran a la Universidad. Compartí la llegada de muchachas y muchachos provenientes de distintos países de América Latina y de aquella África que inauguraba su movimiento independista. Recuerdo iniciarme como reportera entrevistando a aquellos tres primeros keniatas, que llegaban a Pamplona a inicios del invierno, vistiendo ropa de verano y muriéndose de frío...

¿Tiene lo anterior alguna relación con tu actual trabajo en la Universidad Panamericana?

¡Claro que sí! Es el mismo interés de acercar a la gente a la verdad y a la cultura. Pero en mi caso no precisamente a los jóvenes, aunque me llevo muy bien con ellos. Mi trabajo consiste en coordinar el programa ECA (Educación Continua para Adultos), a través del cual trato de transmitir valores humanos y cristianos por medio de actividades de tinte diverso : conferencias, cursos, cine-foros, visitas guiadas. Muchas de las personas que asisten comentan que nunca pensaron, a su edad, traspasar las puertas de una universidad, sentirse alumnos junto con los muchachos que por ahí transitan...

En "De la semilla al fruto" recojo brevemente la historia de esta Universidad cuya creación también fue impulsada por San Josemaría. Para ello realicé 37 entrevistas con aquellos primeros profesores y primeros alumnos. El libro compendiaba –en el 2004- 35 años de educar, servir y respetar la dignidad de la persona. Anotaba yo al final del libro que esas páginas recogían palabras, recuerdos, hechos de quienes ayer y ahora, constituyen un caminar seguro por la vida; que era un homenaje a todo aquel que sabe compartir el saber y el querer; que éso es educar.

Oficina de Información del Opus Dei en Internet.