El secreto de la Comunicación ideal. Una conversación entre amigos

Cerca de 40 periodistas y profesionales de la comunicación acudieron el 18 de julio a la Oficina de Información del Opus Dei en México para escuchar al padre Sergio H. Tapia-Velasco, director de la Facultad de Comunicación en l’Università della Santa Croce en Roma.

“Convence aquel que es escuchado como amigo.” Así empezó la clase impartida por el sacerdote Sergio H. Tapia-Velasco: “Manipulación y Liderazgo: la Comunicación en el siglo XXI”. Para que sea efectiva la comunicación pública, tiene que recalcar el patrón de las conversaciones personales; es útil cuando se asemeja a la conversación amistosa entre dos personas que se conocen y se estiman entre ellas.

El autor de Filosofía de la Conversación (Edicep, Valencia, 2014) recurrió a Aristóteles para hablar acerca de los tres modos de comunicación efectivos: un modo de vida, un testimonio, que ejemplifique lo que se busca comunicar; un mensaje bien formulado, claro y sencillo; y un buen uso de la comunicación emocional para lograr generar empatía con el público.

El director de estudios de la Facultad de Comunicación, así mismo, recalcó que no solamente es importante saber comunicar: como en una buena conversación, ambas partes deben saber escuchar. Hay que ser empático con el público, escucharlo, mostrar interés. Haciendo eco de las palabras del Papa Francisco, es necesario fomentar la cultura del encuentro: “No somos computadoras que almacenan datos: somos personas.”

El mensaje ideal utiliza un lenguaje comprensible para el público al que va dirigido; además, debe suscitar interés: que el receptor reflexione y se pregunte sobre la idea que está recibiendo. Sin embargo, el contenido no lo es todo. “La comunicación ha de ser útil; pero también ha de ser estética.” Sergio Tapia-Velasco hizo especial énfasis en cómo es necesario que el mensaje vaya acompañado de una forma bella que lo haga agradable a los ojos de la audiencia.

El doctor en Filosofía por la l’Università della Santa Croce en Roma advirtió sobre dos graves riesgos el comunicador. En primer lugar, es necesario evitar ofrecer información basura: un mensaje demasiado largo no cumple su objetivo y termina por cansar al público. El segundo error en el que se puede caer es el de ofrecer información que desinforme: una verdad a medias, intentando favorecer el interés propio.

La comunicación pública es transparencia, no maquillaje. El buen comunicador debe saber entablar una relación con su audiencia. Por ello, Tapia-Velasco invitó a aprovechar la crítica para fomentar un punto de encuentro con la otra parte.

¿Cuál es el secreto para lograr la comunicación ideal? Volver a prestar atención a lo que hacemos cada día cuando nos encontramos con una persona. A un amigo, ¿lo manipulas… o lo quieres, lo acompañas? “Reconstruir el diálogo, día a día, creo que es algo que sirve para cualquier espacio, desde la familia hasta la empresa”, concluyó Sergio Tapia-Velasco.

“Un comunicador sereno podrá infundir el sentido cristiano en el flujo inevitablemente veloz de la opinión pública.

La serenidad nos dará una visión amplia de la realidad y nos ayudará a transmitir esa fe confiada a la Iglesia hace veinte siglos, de un modo original, fresco, atrayente. Y a propagar comprensión y respeto por todo el mundo”.

Mons. Fernando Ocáriz

Roma, abril 19, 2018.

Seminario Comunicación, Pontificia Universidad de la Santa Cruz.