Damon Owens: la ilusion por ser santo en New Jersey

De niño, Damon Owens ganaba algunas monedas vendiendo café a los conductores que esperaban en las gasolineras. Actualmente, gestiona sus propias empresas. Está casado y tiene 5 niñas. La espiritualidad de San Josemaría le ayuda a ser cristiano siempre, ya esté cerrando un contrato o jugando con sus hijas.

Imagen del vídeo 'Amar al mundo apasionadamente' (EEUU, 2006).

Vídeo testimonio de Damon Owens (subtitulado en castellano).

Nombre: Damon Owens; Ciudad: Orange, New Jersey; Ocupaciones: Marido, padre, empresario y cantante aficionado. 

¿Cómo conociste la espiritualidad de San Josemaría?

Un amigo me invitó a un retiro espiritual organizado por el Opus Dei. Ya había asistido a uno, varios años atrás, pero entonces no había conectado con aquello. En esa segunda ocasión comprendí que el mensaje de San Josemaría era para mí.

¿Qué diferencia encuentras entre tu vida actual y la de antes?

Veo que mi vida tiene más unidad. La formación cristiana que recibo periódicamente me ayuda a luchar por ser un buen cristiano en el trabajo, en casa, en mi vida social. Eso es así, porque en el centro de la espiritualidad de san Josemaría hay una manera muy pegada a la tierra de vivir las verdades más profundas.

¿Qué aspecto del mensaje de san Josemaría te exige más esfuerzo?

La dirección espiritual semanal y la confesión. Afortunadamente, son también las actividades más satisfactorias. Antes, no comentaba con nadie mis progresos o retrocesos en la vida interior. Abrir el alma a otra persona que te da consejos es realmente una ayuda enorme para llegar a ser el hombre que Dios quiere que sea. Es mi “entrenador personal” en esta carrera que todos corremos hacia el Cielo.

En la vida diaria, ¿cómo te ha ayudado el mensaje del Fundador del Opus Dei?

Antes de leer los escritos de san Josemaría, no había entendido eso de “estar en el mundo, pero no ser del mundo”. Desde siempre, he deseado trabajar mucho y procurar hacerlo bien, con competencia. Pero antes el trabajo para mí era una forma de conseguir algo más: dinero, prestigio, respeto, elogios...

Ahora he descubierto que el trabajo es una ocasión para ser santo y evangelizar a mis amigos con mi ejemplo. Por eso, presto más atención a las pequeñas cosas, a los detalles, a hacer bien cada tarea, en especial aquellas que nadie va a ver o apreciar. Esos son los momentos en los que me acerco a Dios.

Desde que he creado mi propia empresa, mi carrera profesional es más incierta e insegura que antes, pero procuro afrontar los momentos de inseguridad depositando mi confianza en Cristo. Esto es algo que he aprendido de san Josemaría.

¿Y esta lucha la notan los demás?

Por supuesto. Creo que soy una persona más alegre. Y eso es porque mi vida –en casa, en el trabajo, con los amigos y la familia- tiene un sentido y un orden. Eso me da paz. Y esa paz me da felicidad.