“¡Cuánto les ayudaría a mis amigas de aquí ver cómo es la vida en El Salvador para valorar todo lo que tienen, y cuánto les ayudaría a las mujeres de El Salvador si pudiéramos mejorar las condiciones en las que viven y darles la oportunidad de formarse!”.
Esta reflexión de una residente salvadoreña tras su primer año en el Colegio Mayor Jaizkibel, de San Sebastián, recibió una respuesta inmediata de quien le escuchaba: “¿Y por qué no vamos en verano? ¿Por qué no organizamos un proyecto solidario en Jaizkibel para ayudar a El Salvador?”.
Pronto se sumaron varias estudiantes de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Navarra (Tecnun), otras de la Universidad de Deusto y otras del Basque Culinary Center de la Universidad de Mondragón. Todas comparten una misma inquietud: la de formarse muy bien para mejorar la sociedad desde su profesión.
El proyecto Be To Care El Salvador -Zaintzeko Izan en euskera-, nació de esta manera durante el verano del curso 22-23, de una forma sencilla, espontánea, pero también arrolladora. Y este fue el comienzo de esta gran historia…
La Fundación Siramá, su gran aliada
Enseguida surgió a quién acudir y con quién ponerse a trabajar: la Fundación Siramá. Caro y Ana, residentes del Colegio Mayor, no lo dudaron; eran salvadoreñas y la conocían porque ya en el colegio habían participado en distintas iniciativas de voluntariado con esta fundación.
Siramá comenzó sus actividades en 1970 con el objetivo de promover la dignidad de la mujer salvadoreña a través de su formación integral, tanto profesional como humana, generando oportunidades de autoempleo o inserción laboral. Desde entonces, ha diversificado y actualizado sus áreas de formación para adaptarlas a las demandas del mercado y a las necesidades y expectativas de la población a las que va dirigida. Cada año tienen alrededor de 800 beneficiarias directas y 4.190 beneficiarias indirectas.
Tras varias videollamadas terminaron de concretar su inquietud e ilusión por ayudar en lo que ahora es un proyecto de voluntariado profesional, no sólo de Jaizkibel, sino también de otras asociaciones e instituciones que se han sumado.
Por un lado, el proyecto consiste en recaudar fondos para ayudar a mejorar las condiciones de vivienda de las familias en uno de los municipios más poblados de San Salvador, San Martín; y por otro, becar cada año a una decena de mujeres para que se formen en Siramá y se capaciten para acceder después a un trabajo con el que sostenerse.
Step by step
Después de aquella conversación de la residente salvadoreña y tras el verano, las residentes volvieron al Colegio Mayor para retomar sus estudios. Llegaba el momento de plantearles la iniciativa social del curso y esperar su respuesta. ¿Cómo no poner lo que estaba en su mano para mejorar la vivienda de tantas mujeres salvadoreñas que viven entre cemento y chapas, que hacen las veces de suelos y paredes de sus casas?
Dicho y hecho. Organizadas por comisiones se pusieron a pensar cómo conseguir dinero para la reforma y las becas; otras diseñaron el plan de comunicación; y otras concretaron los materiales de construcción que les harían falta para la reforma de la casa; y un último grupo elaboró el plan de acción para coordinar a todas la comisiones.
El proyecto daba sus primeros pasos. Diseñaron y vendieron calendarios, pusieron un puesto de comida en la universidad el día del patrón y organizaron un concierto solidario en el Colegio Mayor para sacar dinero. Cualquier idea para conseguir fondos para llevar a cabo el proyecto era bienvenida. Y con la ayuda e implicación de las colegiales recaudaron un total de 3.300€.
El nombre: Be To Care - Zaintzeko Izan El Salvador
¿Por qué llamaron así al proyecto? ¿Por qué Zaintzeko Izan? La Fundación Siramá había participado en el congreso Be To Care celebrado en Roma del 21 al 23 de septiembre de 2022, que supuso el pistoletazo de salida en el camino de preparación para el centenario del Opus Dei.
El nombre de este congreso resume a la perfección el espíritu y la esencia de su proyecto: ser para cuidar. Así que lo tradujeron al euskera: Zaintzeko Izan y ¡listo! Ellas habían recibido gratuitamente lo que más valoran en su vida: una familia y un hogar. Y agradecidas por ello querían dar la oportunidad a que otras mujeres pudieran tenerlo.
Lo material no es lo más importante, ni mucho menos, pero claramente ayuda. Un hogar lo construyen las personas que lo habitan, pero para habitar un lugar y que ese espacio se convierta en un hogar, tiene que reunir un mínimo de condiciones que posibiliten esas relaciones de cariño incondicional, de descanso, de comprensión y de seguridad que conforman el hogar.
Además, las residentes no solo querían llevar a cabo una actividad con fecha de inicio y de fin, sino que ambicionaban cambiar su forma de mirar las realidades que les rodean gracias a la iniciativa. Quieren ser para cuidar; es todo un programa de vida. Han descubierto que el trabajo es el mejor medio que tienen para mejorar la sociedad en la que viven. Con Be To Care - Zaintzeko Izan quieren integrar el cuidado de los demás en su propio estilo de vida. Por eso, han convertido esta iniciativa en un proyecto de formación del Colegio Mayor.
Agrandar el corazón
Pasó otro curso y llegó de nuevo el verano. Desde el principio sabían que sólo unas pocas podrían ir a realizar la última fase del proyecto a El Salvador. Unas se apuntaron al plan desde el inicio, pero algunas se animaron casi en el último momento, como Paula y Anafer, que son de México, y que querían ir a casa para estar con su familia tras diez meses. Pero al ver los planes y el entusiasmo de las demás, empezaron a dudar sobre qué hacer, y al hablarlo con sus padres, ellos les animaron a que no desaprovecharan la ocasión de hacer algo productivo por los demás.
Finalmente fueron ocho colegiales. Por las mañanas trabajaban terminando la reforma de la casa de Olga o colaboraban con algunos talleres y clases en Siramá. Por las tardes, tenían las sesiones más esperadas del día, bautizadas como “Párate y piensa”.
Querían que lo que estaban viviendo calara en ellas dejando una huella profunda en su interior. Para eso era fundamental tener estos espacios de reflexión donde compartir sus experiencias, vivencias, sentimientos…
Y en uno de esos “Párate y piensa”, leyeron la sesión del prelado del Opus Dei sobre “Agrandar el corazón”, a la que sacaron muchísimo partido, no solo para lo que estaban viviendo allí, sino también a su vuelta, para su día a día.
Su trabajo y sus esfuerzos no fueron de balde y fueron recompensados con creces al ver con sus propios ojos la repercusión y el cambio en la vida de esas mujeres.
Cada una se ha llevado de El Salvador algo distinto: a Caro por ejemplo, le ha servido “para valorar más lo que tiene”; Anafer ha descubierto el verdadero significado de la misericordia, que como ella explica “es amar la miseria ajena”; a Ana, que es salvadoreña, esta experiencia le ha ayudado a ver con ojos nuevos la realidad de su propio país; y Paula se ha replanteado su futuro profesional reorientando su formación al servicio de los más necesitados.
Este curso continúan con el proyecto. Su objetivo es reconstruir y mejorar otra vivienda y conseguir más becas para que mujeres salvadoreñas puedan cualificarse a través de la Fundación Siramá. Pero sus aspiraciones apuntan más alto; sueñan con involucrar a más jóvenes e instituciones locales para que, cada año, puedan reconstruir más viviendas que se conviertan en verdaderos hogares y becar a más mujeres para capacitarlas mediante una formación profesional.