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«Agradar a Dios». La gratuidad y la libertad del amor, entre los bastidores de lo cotidiano

«Que yo vea con tus ojos, Cristo mío». Así rezaba san Josemaría y así querríamos rezar también nosotros, a la vuelta de casi cincuenta años. Sí, nos ilusiona mirar el mundo, nuestra vida, nuestras cosas, con los ojos de Jesús. Con esa mirada todo cobra su verdadero sentido. Este libro recoge algunas de las perspectivas que se abren con esa mirada.

Meditar sobre el Sagrado Corazón de Jesús

En la fiesta del Sagrado corazón, san Josemaría invita a meditar sobre el Amor de Dios: "Son pensamientos, afectos, conversaciones que las almas enamoradas han dedicado a Jesús desde siempre. Pero, para entender ese lenguaje, para saber de verdad lo que es el corazón humano y el Corazón de Cristo hace falta fe y hace falta humildad".

¿Cómo vivir si no estamos enamorados?

Sin el amor, la vida no sería vida. Por eso san Josemaría aconsejaba “enloquecer de amor”, sea un amor del Cielo o de la tierra (0’58’’).

Dios: amor de Madre

Desde el bautismo, Dios puede vivir en nuestra alma. Sin que nos demos cuenta, nos cuida, nos protege, nos exige... Como una madre a sus hijos. Así lo explica San Josemaría en este vídeo. (01’31’’)

«Dios te está invitando a soñar»

Un centenar de sacerdotes de toda Cataluña han reflexionado sobre la verdad “Dios te ama" en el marco de las 55 Jornadas de Cuestiones Pastorales de Castelldaura celebradas los días 21 y 22 de enero en Premià de Dalt (Barcelona).

«El amor de Dios permanece siempre»

“El primer paso de toda oración cristiana es el de introducirnos en el misterio de la paternidad de Dios”, explicó el Papa Francisco que continuó su catequesis sobre Padrenuestro.

«Dale gracias por todo, porque todo es bueno»

Agradecer, ante lo bueno y ante lo malo, es saberse siempre querido por Dios: gracias por estar aquí a mi lado; gracias porque esto te importa.

Adelante, con más amor

Ese desaliento, ¿por qué? ¿Por tus miserias? ¿Por tus derrotas, a veces continuas? ¿Por un bache grande, grande, que no esperabas? Sé sencillo. Abre el corazón. Mira que todavía nada se ha perdido. Aún puedes seguir adelante, y con más amor, con más cariño, con más fortaleza.

Yo soy de Dios, y Dios es mío

Necesito confiarte mi emoción interior, después de leer las palabras del profeta Isaías: "Yo te he llamado, ¡eres mío!: ¡que Dios me diga a mí que soy suyo! ¡Es como para volverse loco de Amor!. La filiación divina es el fundamento de las enseñanzas de san Josemaría, ofrecemos algunos textos para meditar sobre el amor de Dios a cada persona.

Hacer felices a los demás

Me preguntas qué podrías hacer por ese amigo tuyo, para que no se encuentre solo. —Te diré lo de siempre, porque tenemos a nuestra disposición un arma maravillosa, que lo resuelve todo: rezar. Primero, rezar. Y, luego, hacer por él lo que querrías que hicieran por ti, en circunstancias semejantes...