Opus Dei

Con motivo de la beatificación de Mons. Álvaro del Portillo la Universidad de Navarra ha editado el libro “El Beato Álvaro del Portillo y la Universidad”. Una publicación que compila las intervenciones del Beato durante su vida académica y las ponencias pronunciadas en el acto académico y la jornada académica que tuvieron lugar en la Universidad como homenaje al que fuera su segundo Gran Canciller.

En los días previos a la beatificación de Mons. Álvaro del Portillo, corría como la pólvora entre los peregrinos la historia de Francisco Villa Corta, un niño peruano de poco más de un año que acababa de llegar a Madrid y se debatía entre la vida y la muerte, después de caer accidentalmente en una piscina.

Dos hermanos de una familia perseguida de Guinea Ecuatorial estaban enemistados desde hacía varios años. Adelina le pidió al Beato Álvaro del Portillo que intercediera por ellos.

Recurro muchas veces al beato Álvaro del Portillo, pero prometí escribir estos favores si me los concedía y, aunque son pequeños asuntos domésticos, le estoy muy agradecido.

Estaba embarazada de mi segundo hijo y en la ecografía de las veinte semanas me comunicaron que el niño tenía arteria umbilical única.

Mons. Joaquín Alonso fue durante muchos años uno de los principales colaboradores del primer sucesor de san Josemaría al frente del Opus Dei, Mons. Álvaro del Portillo, beatificado el 27 de septiembre de 2014. En este artículo —publicado en italiano en el n. 661 de la revista "Studi Cattolici"—, evoca algunos sucesos que manifiestan la sintonía que se creó entre el beato Álvaro y san Juan Pablo II.

Iba en coche y me pusieron una multa en un despiste mediante un radar por exceder la velocidad en 10 km/h. La notificación me llegó pero debía identificar el conductor, que era yo mismo.

La solución a un despido injusto, tranquilidad antes de un examen o la llegada inesperada de un mecánico son favores propios de la vida ordinaria, que quienes los han recibido atribuyen al beato Álvaro del Portillo

​El sábado mi nieto iba a un concierto con sus amigos y sacaron las entradas para tres días. Cuando llegó el domingo -día del concierto- no encontraba la entrada.

Había hecho unos arreglos en casa y llegó el momento de pagar a los obreros; desde hada tiempo tenía reservado el dinero del importe en un sobre. Fui a buscarlo y, el sobre no aparecía, empecé a inquietarme.