Vídeos para ver con calma

En los últimos años de su vida, San Josemaría mantuvo charlas con grupos diversos de personas. En ellas, hablaba de la vida cristiana, y de otras cuestiones que el Fundador del Opus Dei llevaba en el corazón: amistad, convivencia, paz....

La sección "Vídeos breves del fundador" recoge 52 vídeos agrupados en varios temas: la familia, los sacramentos, el dolor y la enfermedad, la vida ordinaria, etc.

Se trata de extractos breves de las tertulias que mantuvo San Josemaría con muchos grupos durante los viajes que hizo a la Península Ibérica y Sudamérica en 1972 y 1974.

En la biografía escrita por Andrés Vázquez de Prada, El Fundador del Opus Dei , se cuentan los entresijos e historias de aquellos viajes, que tanto influyeron en miles de personas:

Viaje por península Ibérica (1972)

"Si sacamos estadísticas, al Padre le salía una media de tres o cuatro reuniones diarias, con crecido número de asistentes, en muchas ocasiones de varios miles de personas. Recibía además continuamente a grupos reducidos y a familias que le visitaban a cualquier hora del día. En total, más de ciento cincuenta mil almas le escucharon en catequesis abierta.

"Hacia marzo de 1974, sus hijos empezaron a insinuarle, suavemente, el repetir la correría catequística de 1972; esta vez por tierras americanas. En principio, al Padre le gustó la idea, porque satisfacía su celo de almas, con la posibilidad de confirmar en la fe a muchísimos miles de personas. En contra estaba su íntima repugnancia a ser el centro de la atención general, viéndose expuesto a recibir aplausos, elogios y demostraciones públicas de afecto, como si él fuese un santo. Esto le llenaba de vergüenza y humildad".

Viaje a Sudamérica (1974)

"Gracias a Dios, de esas tertulias quedaron muchos rollos de película, una espléndida colección de documentos filmados de la catequesis del Padre en América, comenzando con algunas reuniones en Brasil.

"Solía hacer el Padre la apertura del acto con unas palabras cordiales o un breve comentario religioso. Era el preludio a la conversación. Inmediatamente surgían las preguntas entre los asistentes. Los micrófonos y un sistema de luces rojas repartidas por la sala indicaban dónde estaba la persona que quería hablar. No se ponía coto a las intervenciones, aunque sí se respetaba la prioridad de quien se hacía con el micrófono. De manera que el Padre era blanco de lo fortuito. No podía hurtarse a las preguntas y contestaba como Dios le daba a entender. Y era evidente que le soplaba el Espíritu Santo, porque sus palabras dejaban paz y alegría en el alma de quienes buscaban solución a sus penas.

"Por lo común, los temas que se trataban eran la familia y la educación de los hijos, la vida de piedad, la claridad de ideas en medio del confusionismo doctrinal, la tarea apostólica, la confesión... En las tertulias generales las preguntas eran más heterogéneas y las historias personales no siempre color de rosa".