Auckland (Nueva Zelanda), 24 de agosto Sydney, 20 de agosto Brisbane, 16 de agosto Melbourne, 17 de agosto Sydney, 13 de agosto Bienvenida en Australia, 8 de agosto
El Prelado en Nueva Zelanda
Mons. Ocáriz llegó a Nueva Zelanda el 24 de agosto por la noche. El viernes estuvo en Hamilton, y el sábado 26 se trasladó a Auckland en la mañana.
Situada en la Isla del Norte, Auckland es la ciudad más poblada de Nueva Zelanda, con cerca de un millón setecientos mil habitantes, allí el Prelado del Opus Dei se dirigió al Hyundai Marine Sports Centre, de Okahu Bay.
El encuentro comenzó con unas palabras de Mons. Ocáriz recordando algunas de las ciudades que había visitado recientemente en Filipinas, Indonesia y Australia, y continuó con una bienvenida tradicional maorí, que incluyó una karanga (llamada de bienvenida), la entrega al Padre de un korowai (manto ceremonial maorí) y un canto de una waiata, un himno a Nuestra Señora.
El prelado del Opus Dei recordó que, a pesar de la distancia entre Roma y estas tierras, “estamos siempre muy unidos precisamente porque estamos unidos en Dios”. Habló de la vida ordinaria de Jesús en Nazaret, y de cómo estas actividades aparentemente ordinarias fueron en realidad el comienzo de la redención del mundo.
Joe preguntó a Mons. Ocáriz sobre la profunda conciencia que san Josemaría tenía de ser hijo de Dios. El Prelado recordó que el fundador del Opus Dei decía a menudo que ser hijo de Dios debe ser el fundamento de nuestra vida espiritual, pues nos da la certeza de que el Señor nos ama verdaderamente con un amor paterno.
Nishali, madre de cinco hijas, regaló al Prelado una camiseta de los All Blacks de la Copa del Mundo de Rugby. Le preguntó cómo ayudar a sus hijas a crecer en la fe respetando al mismo tiempo su libertad. Mons. Ocáriz le contestó que un aspecto de la educación de los niños es nuestro buen ejemplo: porque la educación que es fructífera se experimenta. Dijo que los niños tienen que ver que los padres no les imponen nada, sino que son felices viviendo su fe.
Cuando Mónica, de Wellington, preguntó sobre cómo tratar temas difíciles con sus hijos, el Padre le dijo que empezara, como siempre, con la oración. Luego, a través de la amistad, mostrar interés, hablar con ellos —sin investigar ni cuestionar, sino con una actitud de afecto— y transmitir las propias experiencias; sugirió intentar elevar sus sentimientos y pensamientos a un nivel espiritual; y añadió que Dios siempre quiere lo que es bueno para nosotros, por lo que debemos transmitir la idea de la confianza en Dios, que nunca es arbitrario.
Ian le habló de sus hijos y nietos, y de las dificultades para vivir la alegría. El Prelado dijo que la alegría es una virtud, incluso con las preocupaciones que pueden quitarnos la alegría. La raíz de nuestra alegría es el amor que Dios nos tiene; y podemos estar plenamente convencidos con una fe profunda de que ahora, —hoy, en cada momento, incluso en un momento de dificultad— Dios, que es Amor, está conmigo.
Wayne preguntó cómo la familia del Opus Dei en Nueva Zelanda podría ayudarse mutuamente y crecer. Mons. Ocáriz invitó a vivir la fraternidad, expresión inmediata del mandamiento de vivir la caridad de unos con otros; a rezar los unos por los otros; a comprender el valor de las personas con sus virtudes y sus talentos; alegrarnos del bien ajeno y hacer nuestras sus dificultades y penas. Éste es el auténtico amor, ésta es la manera de servir a la Iglesia, concluyó.
Encuentro con familias en Sydney
El domingo 20 de agosto, el Prelado tuvo un encuentro con familias en Sydney. Se reunieron unas 2.000 personas.
Durante la espera, Caitlin y Greg practicaron con todos los asistentes el característico canto nacional de “¡Aussie, Aussie, Aussie! ¡Oi! ¡Oi! Oi!”, que entonaron para darle la bienvenida.
El escenario estaba decorado con un mural que representaba el icónico teatro de la ópera de Sydney, así como playas, flora y fauna local.
Monseñor Ocáriz comentó el Evangelio del día, el episodio de la mujer cananea: esta historia "es una lección sobre la perseverancia en la oración. Incluso cuando parece que Nuestro Señor no nos escucha, él está prestando atención, por lo que toda oración es siempre valiosa; cuando no vemos los resultados que deseamos, nada está perdido aunque humanamente pueda parecerlo". Animó a todos a pedir más fe, "y a que ésta nos lleve a una alegría firmemente fundada en la seguridad del amor de Dios por cada uno de nosotros".
Mirka, audióloga y madre joven, explicó que el haber estado rodeada de familias sólidas y unidas, durante su juventud, había influido positivamente en su camino de fe. Preguntó cómo hacer para que un hogar sea acogedor como lo fue el de Cristo. El prelado respondió que podían hacerlo dejando que los demás participaran en la alegría de su familia; y fomentando verdaderas amistades, como consecuencia de amar a las personas y buscar su bien.
Joe preguntó cómo mantener el espíritu de pioneros en la jubilación. Monseñor Ocáriz comentó que "el espíritu cristiano no depende de la edad: si amamos a Dios, mantendrá nuestras almas jóvenes". Continuó aconsejándole aumentar esta juventud permaneciendo cerca de Jesucristo. "Cuando sentimos cansancio y fatiga, necesitamos renovarnos y volver a "ser jóvenes", porque el amor es siempre joven".
Amelia y Charlie tienen cinco hijos, uno de ellos con síndrome de Down. Preguntaron cómo ayudar a los demás a abrirse a la vida cuando la mayoría de la gente busca una existencia sin problemas. El prelado les animó a mostrar a los demás que son felices, que es la mejor prueba de su fe, como testimonio de que merece la pena abrirse al plan de Dios. Concluyó diciendo que el sufrimiento podría unirlos más como familia y darles un camino directo hacia Jesús.
Mary-Louise contó al prelado cómo recorre 200 kilómetros para llegar al retiro mensual en el que procura participar, pues vive alejada de las principales ciudades de Nueva Gales del Sur. Monseñor Ocáriz la animó, recordándole que el Opus Dei no son sólo edificios y centros, sino "las personas, que allí donde te encuentres, puedes hacer la Obra, utilizando las dificultades como medio para rezar por el apostolado del futuro".
Cuando Miguel habló de la disminución del número de cristianos en la sociedad, el prelado le comentó que, aunque algunas leyes y la opinión pública puedan ser contrarias a la vida humana, no debíamos ser pesimistas. "Hay que rechazar las ideas equivocadas, pero nunca a las personas: siempre hay gente buena, aunque el contexto sea difícil. Dios cuenta con nosotros aún más que antes", añadió.
A lo largo del encuentro hubo actuaciones musicales como "We Are Australian" y "My Island Home". Una de las presentadoras, Caitlin, pidió al Padre que rezara por su podcast, que ha proporcionado muchas oportunidades de llegar a personas alejadas de la fe.
Antes de marcharse, el Padre pidió a todas las familias que rezaran por el Papa y por sus intenciones.
Brisbane
Las actividades de formación del Opus Dei comenzaron en el estado de Queensland en los años 80, coordinadas por mujeres y hombres que hacían viajes regulares desde Sydney. Ahora hay dos centros en Brisbane, la capital: Merindah Study Centre y Aldridge Study Centre.
En Brisbane, Mons. Fernando Ocáriz acudió al Tierney Auditorium para un encuentro con familias. Algunas lo recibieron en el vestíbulo. El encuentro contó con tres actuaciones musicales, incluida una pieza al piano de composición australiana.
Al inicio, el prelado habló de amar con libertad. La crucifixión de Jesucristo, dijo Mons. Ocáriz, "fue un momento en el que Cristo mostró uno de los mayores actos de amor de la historia, precisamente porque fue uno de los mayores actos de libertad. Su decisión libre de permanecer en la cruz y morir de esta manera mostró su amor y su deseo de redimir a la humanidad".
La primera pregunta fue de Joan, una mujer que nació en Brisbane pero vive desde hace 37 años en Nigeria. Habló de la necesidad que hay en ese país de vocaciones para la Iglesia y la Obra. Mons. Ocáriz le respondió diciendo que si queremos ser más, tenemos que ser mejores, luchando por ser santos, incluso con nuestros defectos.
David, un joven padre de familia, preguntó cómo aprovechar mejor el tiempo. Mons. Ocáriz habló de la necesidad de mantener el orden y de no ceder a los caprichos. También mencionó la importancia del descanso, "porque las personas que saben descansar suelen tomar mejores decisiones sobre el uso del tiempo".
Michelle, músico, madre de nueve hijos y cooperadora del Opus Dei, preguntó sobre cómo acertar al dirigir los esfuerzos apostólicos. El prelado le sugirió pedir consejo al Señor en la oración y a personas que puedan ayudarla de cerca, y luego decidir con libertad y amor.
Melbourne
El sábado 19, 500 personas acudieron a escuchar al Prelado en Melbourne. Comenzó comentando el Evangelio del día, que hablaba de ser como niños pequeños. Dijo que san Josemaría nos anima a ser como niños, "con una infancia que no tiene que ver con la edad, sino con la actitud del alma ante Dios. Como niños, podemos tener confianza y seguridad en Dios, y creer de verdad en su amor por nosotros".
Renee, madre de cuatro hijos, preguntó cómo ayudar a los demás a tener matrimonios y familias florecientes, especialmente en una nación tan multicultural, en la que con frecuencia las parejas proceden de orígenes muy diversos. El prelado habló de transmitir el Evangelio a través de una amistad auténtica, y de compartir con los demás la experiencia personal. Añadió que es muy importante ser amigos cariñosos, "incluso cuando los demás no estén de acuerdo con nuestra forma de vivir".
James, casado y con diez hijos, le contó que a menudo le preguntan a él y a su esposa cómo gestionan su vida familiar.. El Padre le respondió que, ante el miedo de algunos matrimonios a tener hijos, los demás pueden ver que ellos son felices a pesar de las dificultades. También le aconsejó recordar que transmitir la vida es una participación significativa en el poder creador de Dios.
Pia habló de los desafíos de la vida: un marido que trabaja muchas horas, el ajetreo de cuatro hijos, un hogar alejado de los amigos y de la formación que aspira a recibir en el Opus Dei. Preguntó cómo ver lo bueno en cada situación. El optimismo no está reñido con la realidad, pues Dios está siempre con nosotros y nunca nos falta su ayuda, explicó el prelado. Cuando tenemos nuestras pequeñas cruces, podemos mirar la cruz de Cristo y estar unidos a Él, concluyó.
Angelo contó a monseñor Ocáriz que recientemente había tenido un linfoma, y había podido experimentar la fuerza de las oraciones de tantas personas del Opus Dei que habían estado cerca de él en esos momentos. Gracias a la formación espiritual que recibe, siguió diciendo, había descubierto que su sufrimiento tenía sentido. El Padre respondió que estaba contento de que se hubiera recuperado y de ver el afecto, la unidad y la entrega que experimentaba, y recordó unas palabras de san Josemaría: “Lo que se necesita para conseguir la felicidad, no es una vida cómoda, sino un corazón enamorado” (Surco, 795).
La tertulia incluyó también algunas actuaciones musicales, como la de Nicholas, de 14 años, que cantó el himno nacional, y la de un joven recién converso que entonó "I still call Australia home". Hubo también algunas canciones españolas.
En Melbourne, monseñor Ocáriz también tuvo la oportunidad de reunirse con una treintena de personas de Perth que habían viajado expresamente para encontrarse con él. También estuvo un rato con jóvenes de Melbourne que asisten a los medios de formación del Opus Dei.
Entre las intervenciones que se sucedieron en este encuentro hubo preguntas muy variadas: cómo compartir la fe con los amigos, cómo discernir la llamada de Dios en sus vidas, cómo comprender el amor misericordioso de Dios. También algunos relataron experiencias de su reciente participación en la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa; otros, manifestándole su afecto de un modo más informal, le regalaron la bufanda de un equipo local de fútbol.
13 de agosto, el Prelado se reúne con estudiantes y jóvenes profesionales en Sydney
El domingo 13 de agosto, el Prelado del Opus Dei mantuvo un encuentro con jóvenes —estudiantes y profesionales—, muchos de los cuales participan de la formación espiritual del Opus Dei.
El Prelado mencionó que estaba feliz de volver a Australia. Su último viaje había sido en 2008, cuando acompañó al entonces Prelado del Opus Dei, Mons. Javier Echevarría, para asistir a la Jornada Mundial de la Juventud en Sydney.
Warrane College
Hacia el mediodía, monseñor Ocáriz se reunió con jóvenes en Warrane College, una residencia universitaria que en 2021 cumplió 50 años. La sala principal estaba llena de estudiantes de Sydney, Canberra, Brisbane y Perth.
Monseñor Ocáriz compartió las palabras de san Josemaría: “Que busques a Cristo: Que encuentres a Cristo: Que ames a Cristo” (Camino, 382). Animó a todos los presentes a identificarse con Jesucristo: “Cuando experimentemos dificultades, no nos dejemos vencer por el miedo. Dios siempre es más fuerte”.
Oli compartió con el Prelado que ha vuelto a practicar su fe después de mudarse a Warrane como residente. Desde entonces, ha compartido esta alegría de volver a los sacramentos con sus amigos, quienes, a su vez, han empezado a practicar más su fe. El Padre mencionó la importancia del sacramento de la confesión, y el hecho de que la absolución es un signo tangible del perdón de Dios.
Peter, que estudia Terapia Ocupacional, habló de cómo organiza sus actividades de servicio comunitario en un centro en la zona de Hills, en Sydney. El Prelado habló de la importancia de ser generosos a la hora de tender la mano a los enfermos, los pobres y los abandonados, de acompañar a los demás y mostrarles que no están solos.
El encuentro incluyó también tres actuaciones: piezas de jazz para clarinete, jazz para piano y una pieza clásica. Para concluir, algunos jóvenes regalaron al Padre un bate de críquet australiano con pegatinas de tres centros para gente joven de la prelatura en Sydney: Warrane College, Nairana Study Centre y Mirrabooka Study Centre.
Creston College
Por la tarde, Mons. Ocariz visitó el Creston College. Un grupo de chicas bailó el “Nut Bush”, una danza popular australiana, antes de que algunas tuvieran la oportunidad de hacerle algunas preguntas. Hubo una interpretación del concierto para violín doble de Bach, una actuación de danza irlandesa, y Amelia, una estudiante universitaria, cerró la tertulia cantando “The Voice” de John Farnham.
Una de las preguntas vino de Katie, que habló de su historia de conversión y luego preguntó al Padre cómo podía ser fiel a su vocación. Mons. Ocáriz le dijo que la pregunta era muy importante pero que la respuesta era muy corta: “Enamórate y no le dejarás”, glosando esta frase de san Josemaría en Camino.
Claire, estudiante de Educación, preguntó cómo saber que estamos haciendo lo que Dios quiere de nosotros. Monseñor Ocáriz respondió que a menudo Dios no envía una señal clara, porque quiere que seamos libres. Podría enviar un ángel para anunciar algo, pero eso parecería forzado. El Padre dijo que lo importante era darse cuenta de que lo que Dios quiere de cada persona es siempre lo mejor para ella, pero tiene que descubrirlo.
A continuación, Caitlyn y Abi le contaron del Proyecto DREAM, un programa de tutoría para ayudar a chicas adolescentes que han llegado a Sydney como refugiadas. Cada semana, los voluntarios organizan talleres y actividades con el objetivo de educar a las chicas en diferentes carreras profesionales y animarlas a seguir sus sueños. El Padre dijo que le daba mucha alegría y que percibía su felicidad, porque ser generoso con los demás es la mayor felicidad.
8 de agosto, el Prelado aterriza en Australia
El Prelado del Opus Dei, Mons. Fernando Ocáriz, ha llegado a Sydney en la mañana del 8 de agosto de 2023. Durante su estancia en Australia visitará también Brisbane y Melbourne.
Algunas familias jóvenes le esperaban en el aeropuerto internacional de Sydney con caras alegres y letreros de bienvenida. “Fue una espera un poco larga y los niños estaban inquietos”, dijo Steph Sugiaman, que estaba allí para saludarle. “Pero valió la pena y todos nos alegramos mucho al verlo. Mi hijo Theo pareció entender lo especial que es el Padre: le estrechó la mano, le dio una tarjeta y un pequeño koala”.
Recién llegado de sus viajes por Filipinas e Indonesia, Mons. Ocariz iniciará su periplo australiano con unos días de descanso. Después pasará un día en Brisbane antes de dirigirse a Melbourne. Terminará el viaje con unos días más en Sydney antes de poner rumbo a Nueva Zelanda.
Beverly Eguchi, su marido Junya y su hija pequeña Arisa también recibieron al Prelado. “Fue especial saber que su llegada coincidía con la festividad de Santa María de la Cruz McKillop, una santa australiana”, dijo Beverly. “Sentí su calidez, generosidad y alegría al saludar a muchas familias que esperaban pacientemente para darle la bienvenida. Fue hermoso ver a muchos niños allí”.